El primer videoclub a¨²n resiste
Video Instan, fundado en Barcelona en 1980, lleva dos a?os en p¨¦rdidas, pero se niega a cerrar
![Aurora Depares, administradora del videoclub fundado por su padre en 1980.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/EVUUL6BVKJOFEVEEMXDNPY27SI.jpg?auth=79acc2990209cd08cdc9b508c816cb9d9cc03800ee6bbc2e94190177863c4758&width=414)
Tiene su punto rom¨¢ntico, coinciden sus socios. Les obliga a caminar bajo la sombra de los ¨¢rboles de la calle de Enric Granados, en Barcelona, pero no en busca de una terraza para tomar un brunch, como los turistas, sino para meterse en un semis¨®tano a hurgar entre miles de pel¨ªculas hasta hallar una que les haga vivir un momento de felicidad, reflexi¨®n o terror. No todos saben que cuando bajan las escaleras del n¨²mero 30 se adentran en el primer videoclub de Espa?a, abierto en 1980. Aunque cada d¨ªa son m¨¢s los que se acercan a preguntar: ¡°?Cu¨¢ndo cerr¨¢is?¡±, alertados por la noticia de que Video Instan no podr¨¢ hacer frente a la subida del 50% del alquiler el pr¨®ximo a?o, cuando deje de estar protegido por la ley de Arrendamientos Urbanos. Pese a llevar dos a?os en p¨¦rdidas, la respuesta de Aurora Depares, la administradora, siempre es la misma: ¡°No cerramos¡±.
¡°Si algo termina con Video Instan no ser¨¢ el alquiler, sino la pirater¨ªa¡±, afirma Aurora, que lleva las riendas del negocio familiar desde hace dos a?os. El videoclub lleg¨® a emplear a una veintena de personas en sus mejores tiempos. Hoy cuenta con cinco trabajadores que hacen malabares para alojar sus 8.000 t¨ªtulos en VHS y 36.000 en DVD, porque ya no hay dinero para pagar el almac¨¦n. ¡°Tenemos el archivo dom¨¦stico m¨¢s grande de Europa¡±, explica Aurora, que asegura que compra todas las pel¨ªculas que salen al mercado espa?ol. ¡°Las novedades y las antiguas que hasta ahora no estaban en DVD¡±, y como ejemplo, muestra una de sus ¨²ltimas adquisiciones, Hacia las alturas. ¡°Incluso si fuera mala, no podemos permitirnos que nos falte algo de la filmograf¨ªa de alguien como Katharine Hepburn¡±, zanja.
A sus 39 a?os est¨¢ decidida a continuar con el legado de su padre, Jenaro Depares, que hace tres d¨¦cadas dej¨® a un lado su cadena de copister¨ªas para convertirse en el pionero de un negocio que hoy agoniza: ocho de cada 10 videoclubes desaparecieron en los ¨²ltimos cinco a?os, seg¨²n la Asociaci¨®n de Empresas de V¨ªdeo (Aevideo). Solo quedaban 784 en Espa?a a principios de 2014.
¡°Nuestro primer local estaba en la calle del Comer? y fue un ¨¦xito. As¨ª que tuvimos que trasladarnos a uno m¨¢s grande¡±, recuerda Aurora. Sus padres hab¨ªan comprado hac¨ªa poco un reproductor de VHS y vieron en ese sector una oportunidad de negocio. Viajaron a Londres y a Par¨ªs a visitar videoclubes y aprender cosas, como que la parte inferior de las estanter¨ªas deb¨ªa ser curva para exhibir mejor los t¨ªtulos. ¡°Al mes y medio se inaugur¨® otro en la ciudad, y luego otro¡ Era el negocio de moda en los ochenta¡±. Recuerda c¨®mo de peque?a le encantaba acompa?ar a su padre al trabajo. A los 16 a?os se incorpor¨® a media jornada y cuando se dio cuenta de que estudiar no era lo suyo, dej¨® la Facultad de Derecho para dedicarse de lleno a Video Instan.
Hasta que lleg¨® Internet, y con ¨¦l, la pirater¨ªa desde la comodidad del hogar. De las 120.000 personas que se dieron de alta en Video Instan a lo largo de estos 34 a?os, pocas se mantienen activas. Aurora alquila entre 3.000 y 4.000 pel¨ªculas al mes. No lo suficiente para pagar 2.000 euros por el local y gastar otros 3.000 en la adquisici¨®n de nuevos DVD, una pr¨¢ctica a la que se niega a renunciar porque de hacerlo ¡°ser¨ªa como cualquier otro videoclub¡±. Su esperanza es que el Ayuntamiento catalogue la tienda como emblem¨¢tica para acogerse a las medidas de protecci¨®n que una comisi¨®n municipal prepara. Conf¨ªa en que esto le ayude a ganar tiempo hasta que el Gobierno acabe con las descargas ilegales. ¡°Lo ¨²ltimo que quiero es cerrar, es el negocio de mi familia¡±, dice. Su padre, en cambio, no es tan optimista. Jenaro Depares cree que para que una empresa funcione, el propietario ha de estar presente. Tal vez por eso hace dos a?os decidi¨® que ya no era necesario pasar m¨¢s sus d¨ªas en su local de Enric Granados.
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