Barcelona busca modelo tur¨ªstico
Las protestas ciudadanas destapan la cara menos amable del ¡®boom¡¯ de visitantes
El autob¨²s 24 presta sus servicios a los vecinos de El Carmel, uno de los barrios de monta?a de Barcelona. Maribel Rodr¨ªguez, de 55 a?os, es usuaria habitual, pero muchas veces no puede tomarlo. Va lleno de turistas hacia el Park G¨¹ell. ¡°En junio es casi imposible montarse, casi hasta octubre. Cojo otro autob¨²s y tengo que caminar. ?Pero ellos son los que est¨¢n de vacaciones!¡±, cuenta. ¡°Uno intenta armarse de paciencia, pero... explota¡±, contin¨²a Maribel.
Una reacci¨®n as¨ª de contundente es la que desde hace varios d¨ªas se vive en la Barceloneta. Cientos de vecinos del barrio marinero se han echado a la calle durante noches y han bloqueado su principal avenida, el paseo Joan de Borb¨®, para protestar por los excesos del turismo, en especial por el descontrol de los apartamentos tur¨ªsticos ilegales que invaden el barrio con mayor densidad de poblaci¨®n de la capital catalana. El Ayuntamiento, de CiU, ha otorgado 72 licencias para viviendas de uso tur¨ªstico, pero solo la web Airbnb ofrece m¨¢s de 400. Los vecinos aseguran que hay 800.
La protesta, tal vez la m¨¢s contundente que se ha vivido en la ciudad contra el modelo tur¨ªstico adoptado en los ¨²ltimos Gobiernos socialistas y radicalizado desde la llegada de CiU, no es un ataque repentino. Es el resultado de a?os de malestar, como explica la vicepresidenta de la Asociaci¨®n de Vecinos de L¡¯Ostia, Lourdes L¨®pez: ¡°Hace 10 a?os que venimos denunciando los problemas que traen estos pisos. No es que la Barceloneta sea una zona tur¨ªstica; es que otros la venden as¨ª¡±. Hace a?os que los vecinos ¡ªy los de otros barrios como el G¨°tic o el Raval¡ª intentan explicar a los visitantes su situaci¨®n con pancartas en los balcones y octavillas.
En menos de 25 a?os, la
La proliferaci¨®n de pisos tur¨ªsticos, el cierre de tiendas tradicionales por las de souvenires, el colapso en las calles estrechas y mercados como el de la Boquer¨ªa, la invasi¨®n del espacio p¨²blico por las terrazas... ¡°Ahora para charlar con una amiga te toca consumir en un local, no hay bancos en el espacio p¨²blico¡±, se queja Mar¨ªa Mas, l¨ªder vecinal del Casc Antic.
Las quejas vecinales son muchas y han pasado, con poco ¨¦xito hasta la fecha, por los cauces participativos del Ayuntamiento. Pero la ¨²nica respuesta, en el caso de la Barceloneta, ha sido aumentar la presencia policial.
En menos de 25 a?os, Barcelona ha pasado de recibir 1,7 millones de visitantes a los 7,5 millones del a?o pasado. Las pernoctaciones han pasado de 3,8 millones a m¨¢s de 16,4 millones. El Ayuntamiento calcula que el turismo representa el 14% del PIB de la ciudad, cifras que se dispararon tras los Juegos Ol¨ªmpicos de 1992 y que no han dejado de crecer.
El principal argumento es que se crean puestos de trabajo, pero las condiciones son precarias. Ese no puede ser el modelo de la ciudad¡±, argumenta Albert Recio, de la Federaci¨®n de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB). De los 100.000 puestos de trabajo que el Ayuntamiento cree que se generan gracias al turismo, el 42% est¨¢n en la restauraci¨®n. ¡°Se trata de una parte importante de la actividad de la ciudad que es dif¨ªcilmente sustituible¡±, recogen informes oficiales.
Las cifras pueden explicar c¨®mo en una ciudad de 1,6 millones de habitantes la percepci¨®n de cada vez hay m¨¢s turistas no es un simple c¨¢lculo a ojo. Seg¨²n Turisme de Barcelona, a la ciudad llegaron el a?o pasado 835 cruceros, con m¨¢s de 2,5 millones de viajeros. Hay 72.000 camas hoteleras (en 1990 solo se superaban las 18.000), sin contar la oferta de pisos tur¨ªsticos tanto legales como ilegales. Apartur, la patronal de los pisos de uso vacacional, agrega a m¨¢s de 5.500 inmuebles.
El Consistorio se remite a encuestas propias para demostrar que los barceloneses apoyan el turismo y ven en ¨¦l una fuente de riqueza. Un estudio del a?o pasado reflejaba que el 96% de los vecinos consideraban que es beneficioso para la ciudad. Pero la percepci¨®n no puede ser la misma para quien ve los toros desde la barrera que para alguien como Joan Batllori, que a sus 80 a?os tiene que soportar que grupos de desconocidos le toquen el telefonillo de madrugada. ¡°Van borrachos y no recuerdan d¨®nde est¨¢ el piso que han alquilado, as¨ª que le dan a todos los botones¡±, se queja. O el encargado de la tienda tuvo que echar de su establecimiento a un grupo de j¨®venes desnudos. ¡°Entraron varias veces a comprar cerveza y se la beb¨ªan en la calle. En una de esas lo intentaron sin ropa. No es la primera vez; el a?o pasado lo hicieron unas chicas¡±, narra avergonzado.
¡°Van borrachos y no
A principios de a?o, Jordi Clos, presidente del Gremio de Hoteleros de la capital catalana, se fij¨® como meta llegar a los 10 millones de turistas y as¨ª igualar a Roma. Par¨ªs recibe 15 millones y Londres, 23 millones. Clos cree que hay margen de crecimiento y descarta que haya una ¡°burbuja hotelera¡±.
El movimiento vecinal de Barcelona se activ¨® en defensa de la Barceloneta cuando el anterior Gobierno socialista y el Puerto aprobaron en 2008 la construcci¨®n del hotel W, un inmenso edificio que no solo modific¨® el skyline de la ciudad para siempre, sino que es tambi¨¦n el icono del turismo de lujo. Los bares a su lado han creado una verdadera isla de ocio de alto poder adquisitivo en un barrio humilde.
La pelea del W se perdi¨®, pero la idea de lujo cal¨®, en una zona sobre la que los inversores se frotan las manos. Pronto lleg¨® otro proyecto, el de una marina para yates de hasta 130 metros de eslora que se est¨¢ construyendo al lado del barrio y que est¨¢ envuelta en la pol¨¦mica porque la empresa que la promueve tiene su sede en para¨ªsos fiscales. El Consistorio defiende que la marina es una parte m¨¢s de un cl¨²ster n¨¢utico que volver¨¢ a la Barceloneta un barrio productivo y que llevar¨¢ empleos a un barrio hist¨®ricamente muy humilde.
Hay m¨¢s expedientes
Pese a esas apuestas, los vecinos critican que el Ayuntamiento ha convertido la zona en un ¡°parque tur¨ªstico¡±. La Barceloneta, con m¨¢s de 15.000 habitantes, dej¨® de ser hace a?os un barrio de pescadores para convertirse en una de las zonas m¨¢s atractivas para el turismo de bajo coste por sus bajos precios y su ubicaci¨®n entre la playa y el centro de la ciudad. ¡°Hay vecinos que, alquilando a turistas se hacen en un mes lo que se hacen en un a?o con un alquiler tradicional¡±, explica Oriol Casavella, l¨ªder de una de las entidades vecinales de la Barceloneta. ¡°Este modelo tur¨ªstico est¨¢ haciendo que la gente se pregunte por qu¨¦ no puede sacar su parte de provecho del boom¡±, argumenta el abogado Daniel Jim¨¦nez, que ha representado varias causas vecinales.
El caso del barrio marinero es m¨¢s dram¨¢tico porque sus quarts de casa, como se llama a sus pisos, son peque?as viviendas que resultaron de dividir en cuatro viejas plantas. La mayor¨ªa no tiene ascensor y la estrechez de las calles hace que la privacidad sea un lujo. ¡°No puedes vivir con gente que est¨¢ toda la semana de juerga¡±, agrega Casavella.
¡°No somos capaces de generar actividades distintas al turismo¡± critica Francesc Magriny¨¤, profesor de la Universidad Polit¨¦cnica de Catalunya. ¡°La pol¨ªtica urban¨ªstica no ha sabido qu¨¦ hacer con los huecos que va dejando el cambio de actividades¡±, dice en referencia, entre otros lugares, al Puerto, que termin¨® convertido en centro comercial. "No se est¨¢n creando espacios para construir vecindad. Se habla mucho del espacio p¨²blico, pero no de sus usos", agrega. Este investigador explica que las dimensiones de los inmuebles y la protecci¨®n patrimonial han hecho que la Barceloneta no resulte muy atractiva para los hoteleros, pero s¨ª para los pisos tur¨ªsticos.
El Consistorio busca ahora frenar una protesta que, en principio, clamaba contra los ¡°comportamientos inc¨ªvicos¡± de quienes se hospedan en estos pisos. Los vecinos se quejan de v¨®mitos, orines y ruido a altas horas de la noche en manifestaciones espont¨¢neas que alcanzaron centenares de asistentes. En la ¨²ltima, sin embargo, las reivindicaciones se ampliaron a la ¡°abolici¨®n¡± de todos los pisos tur¨ªsticos, incluidos los legales, y su reconversi¨®n en viviendas de alquiler social.
Con informaci¨®n de Stefania Gozzer.
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