Un sue?o de juventud
La edici¨®n de 2014 de Paredes de Coura se cierra tras agotar las entradas por primera vez
A finales de los 80, un grupo de chavales fantase¨® con la idea de montar un festival en su pueblo, una peque?a localidad del norte de Portugal. ?Quien no querr¨ªa tener a su grupo favorito, las bandas de moda, los emergentes que pronto descubrir¨¢ el mundo e influyentes personalidades musicales tocando en la puerta de su casa? Dos d¨¦cadas despu¨¦s, el Festival Paredes de Coura cerr¨® la pasada noche su edici¨®n n¨²mero 22 con el primer sold out de su historia, 28.000 entradas vendidas para la jornada final de cuatro d¨ªas de conciertos en la playa fluvial do Tabo¨¡o, y un c¨®mputo global que supera los 100.000 espectadores, entre ellos, un alto porcentaje de adolescentes para quienes el certamen supone su primer contacto con la m¨²sica en directo. En realidad, tener delante a Arcade Fire, Morrissey, PJ Harvey o Foo Fighters cabe en la definici¨®n de sue?o de juventud se tenga la edad que se tenga.
?Los hay que vuelven. Esta vez, repitieron visita, y fiesta, Franz Ferdinand, tambi¨¦n los portugueses Linda Martini, una de las bandas m¨¢s aplaudidas, y, ahora con otro proyecto, el l¨ªder de Sonic Youth, Thurston Moore. Los americanos Cage The Elephant y The Growlers figuran entre los descubrimientos m¨¢s agradables y, cumpliendo con lo esperado, Cut Copy convirtieron la alfombra de hierba en una pista de baile ochentera. Pero para comuni¨®n, la del londinense James Blake, un cerebrito de 25 a?os, experto en m¨²sica contempor¨¢nea, productor, compositor, DJ y uno de los favoritos de cierta cr¨ªtica prescriptora y tambi¨¦n, a tenor de lo ocurrido en el escenario grande la noche del s¨¢bado, del p¨²blico joven de Paredes. Cerveza en mano, muchas a bordo, y de madrugada, los que no ped¨ªan silencio para atender con concentraci¨®n los sonidos pesados y graves de Blake y su tr¨ªo era porque estaban ocupados en acompa?ar la letra.
?Adem¨¢s del inesperado karaoke, otro s¨ªntoma de expectaci¨®n fue la presencia de los miembros de Beirut, como espectadores en un lateral del escenario chic del brit¨¢nico. Minutos antes hab¨ªan llenado el palco con su sonoridad vintage y fronteriza Zach Condon y sus amigos. Dif¨ªcil no dejarse llevar por su cosmopolitismo que evoca a M¨¦xico como a los Balcanes, un viaje envuelto en redobles de bater¨ªa, las cuerdas de un ukelele y un bajo, un ¨®rgano, un acordeonista fant¨¢stico y el encanto de un tr¨ªo de vientos. Despu¨¦s de pasear por Reino Unido, Turqu¨ªa, Alemania, Francia y Suiza su verbena sofisticada, Condon se despidi¨® de Europa regalando al encandilado auditorio de Paredes unas estrofas de "O Le?ozinho", de Caetano Veloso, interpretadas con la guitarra peque?a. "Sois el mejor p¨²blico que hemos tenido nunca", afirm¨® el bajista Paul Collins. Dijo "amazing" (incre¨ªble), como todos los que se suben al escenario dispuesto a la orilla del r¨ªo Coura y, simplemente, miran hacia adelante.
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