A prop¨®sito de un innecesario calzador
Adaptar el planeamiento aprobado por el Ayuntamiento y calificado como expoliador por el Ministerio de Cultura no consiste en disminuir, en mayor o menor grado, la afecci¨®n sobre la estructura urbana del Cabanyal-Canyamelar sino en eliminarla
Los eufemismos a los que conduce la correcci¨®n pol¨ªtica, que probablemente no tengan otra intenci¨®n que intentar expresar ideas y demostrar realidades sin que nuestro interlocutor, poco avezado a sufrir cr¨ªticas, se moleste, crean innecesarias confusiones y as¨ª, permite creer que la aplicaci¨®n literal, cursi y torticera de una palabra convierta una actuaci¨®n rechazada en una propuesta pactada.
Algo as¨ª est¨¢ ocurriendo con la llamada adaptaci¨®n del planeamiento redactado en su d¨ªa por los arquitectos Corell y Monfort para el Ayuntamiento de Valencia sobre el ¨¢mbito del Cabanyal-Canyamelar; planeamiento que, si bien fue aceptado en el ¨¢mbito valenciano por la mayor parte de las instituciones oficiales (salvo honrosas excepciones) y por una parte no desde?able de los profesionales de la planificaci¨®n urban¨ªstica, en cuanto sali¨® de nuestras endebles fronteras solo cosech¨® sorpresas por su audacia destructiva, por la nula implicaci¨®n de la sociedad en un proceso de trasformaci¨®n urbana como el que se planteaba y por la inoperancia de unos planteamientos urban¨ªsticos que no ten¨ªan ya cabida en el gobierno y tratamiento de la ciudad consolidada: todo esto empez¨® a pasar hace ya m¨¢s de quince a?os. Las razones que se adujeron en su momento para oponerse a las propuestas planificadoras del Ayuntamiento de Valencia sobre el Cabanyal-Canyamelar hac¨ªan referencia a la idea de estructura urbana y al mandato legal de su conservaci¨®n; a la innecesariedad de una operaci¨®n de reforma urbana ajena a un tejido social y a una trama urbana que ya hab¨ªan expresado con anterioridad, y han ratificado con creces en estos ¨²ltimos tres lustros, su compromiso con el progreso de la ciudad; a la necesidad de conservar un patrimonio cultural reconocido por las m¨¢s altas instituciones auton¨®micas y estatales. Sobre la base de estas razones los argumentos contrarios a la aplicaci¨®n del planeamiento han pesado tanto que, de una forma u otra, con el concurso de autoridades que se comprometieron o de otras que al dejar pasar el tema facilitaron el ejercicio de la justicia, y con una actuaci¨®n vecinal digna del mayor reconocimiento p¨²blico, la aplicaci¨®n del plan no ha sido posible, aunque la batalla se haya cobrado ya numerosas v¨ªctimas en forma de vecinos que han claudicado y vendido sus propiedades, de notorios edificios que han sido derribados en un ejercicio probablemente contrario a la legalidad prescrita por el propio planeamiento cuestionado y en un aumento escandaloso de las condiciones de degradaci¨®n.
Tras complejas y variopintas interpretaciones de un acuerdo suscrito entre no se sabe muy bien que representantes del Ayuntamiento, de la Generalitat y del Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte, constituidos en una comisi¨®n negociadora cuya composici¨®n y deliberaciones parecen guiadas por un oscurantismo caduco y antidemocr¨¢tico, se ha presentado en el pasado mes de julio una nueva versi¨®n del planeamiento, esta vez redactada por el arquitecto Mifsut para la Oficina Cabanyal-Canyamelar. La llamada adaptaci¨®n del planeamiento est¨¢ en estos momentos en exposici¨®n p¨²blica y sobre ella se pueden y se deben formular todas las alegaciones que resulten pertinentes.
Y es aqu¨ª cuando la utilizaci¨®n de palabras con doble intenci¨®n y muchos significados no hace sino dilatar unas soluciones que cada d¨ªa son m¨¢s urgentes. Adaptar el planeamiento aprobado por el Ayuntamiento y calificado como expoliador por el Ministerio de Cultura no consiste en disminuir, en mayor o menor grado, la afecci¨®n sobre la estructura urbana del Cabanyal-Canyamelar sino en eliminarla. Algo tan sencillo y tan elemental que habr¨¢ sido, sin duda, debatido en esa comisi¨®n sin que se haya sido capaz de explicar con claridad a los diversos dirigentes y actores pol¨ªticos: equ¨ªvoca correcci¨®n pol¨ªtica.
El an¨¢lisis de la adaptaci¨®n del planeamiento no aguanta ni un breve asalto de un combate de principiantes. Nadie concibe que las alturas de la edificaci¨®n se otorgaran en su momento y se otorguen ahora tan a la ligera como para permitir oscilaciones de m¨¢s de un 200% sin tener la m¨ªnima trascendencia sobre la trama urbana; que se planifiquen paredes medianeras en la ciudad consolidada con cerca de nueve metros de altura, que se articule la soluci¨®n edificatoria con inmuebles de 8 ¨® 25 metros de profundidad en funci¨®n exclusiva de estar al sur o al norte de la avenida prolongada, que no se reintroduzca una interpretaci¨®n del concepto de parcelaci¨®n hist¨®rica para los nuevos edificios que se planifican, que no haya resultado ninguna protecci¨®n urban¨ªstica para los edificios residenciales antes condenados a la piqueta, que no se prevea ninguna reconstrucci¨®n de los inmuebles ilegalmente derribados, que se proteja la Lonja de Pescadores pero no las viviendas de la Marina Auxiliadora, etc. Pero estos temas quedan no solo para las alegaciones, sino tambi¨¦n para todas las instituciones importantes que tendr¨¢n que revisar e informar la llamada adaptaci¨®n del planeamiento. En todo el documento de adaptaci¨®n subyace un ruido imposible de ocultar: el reconocimiento, parcial y todav¨ªa no definitivo, pero reconocimiento, de que las cosas se estaban haciendo mal.
Se ha dicho recientemente que la adaptaci¨®n del planeamiento va en la buena direcci¨®n, lo que evidencia que todav¨ªa no ha llegado a su destino: alguien puede estar pensando que ha conseguido colar con calzador la avenida en el Cabanyal. Sin embargo la correcci¨®n pol¨ªtica a la que antes alud¨ªamos tiene otro significado: La Generalitat y el Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte tienen que decirle al Ayuntamiento que tire el calzador, que no deshilache m¨¢s el tejido del Cabanyal, que renuncie a inventos raros y que ajuste de forma sencilla, eficaz y eficiente la planificaci¨®n del barrio a lo que se le est¨¢ demandando.
Jos¨¦ Ignacio Casar Pinazo es arquitecto
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