No todos los manifestantes suman lo mismo
La conglomeraci¨®n del 11-S de ayer tiene algo que ver con la err¨¢tica estrategia de Artur Mas
Las ganas de manifestar una ilusi¨®n no agregan todos sus componentes de forma id¨¦ntica. La larga secuencia de contradicciones por parte de Artur Mas van a seguir encaden¨¢ndose hasta que llegue noviembre, por multitudinaria que fuese la manifestaci¨®n del 11-S. No todos los participantes se identifican con la misma voluntad pol¨ªtica, porque acudieron los que creen que la independencia est¨¢ a la vuelta de la esquina, los que desean un derecho a decidir pero no la independencia, los que desean votar si es posible ilegalmente y los que solo acudir¨ªan a unas urnas legales. Ni tan siquiera comparten la misma sentimentalidad catalana. Unos prefieren el Virolai a Els segadors, otros se sienten m¨¢s pr¨®ximos a Montserrat que a Poblet. Muchos ni se plantean un perfil identitario. Cada 11-S acostumbra a ser as¨ª, porque no todos los manifestantes se suman a lo mismo. Unos son de mar y otros de monta?a. Del mismo modo, est¨¢ la notable mayor¨ªa de los que no fueron a la manifestaci¨®n.
La conglomeraci¨®n del 11-S de ayer tiene algo que ver con la err¨¢tica estrategia de un Artur Mas que se ha manifestado a favor de las salidas m¨¢s opuestas, porque ya no lidera, sino que surfea. Mientras, Esquerra Republicana le sustrae votos y entidades de representatividad irregular como la Assemblea Nacional y Omnium Cultural ocupan el vac¨ªo de la falta de liderato. Pero mantener el empuje de la oleada secesionista topa con las prioridades del tiempo, entre ellas la desmemoria, la fatiga frente a la reclamaci¨®n simb¨®lica. En tales casos, queda bastante a mano el potencial victimista.
Posiblemente por ahora salen ganando los extremos del soberanismo, mientras que lo que podr¨ªamos llamar independentismo plat¨®nico ve c¨®mo su recurso hist¨®rico a la pol¨ªtica de pactos y al posibilismo parece haber saltado por los aires. Lo mismo va ocurriendo con la naturalidad de las identidades compartidas, una alternativa muy amplia que se ve obligada a optar por un cara o cruz de lo que es su forma propia de convivir. Pero es precisamente eso lo que hace pensar que a la ciudadan¨ªa catalana no le urge votar en unas elecciones anticipadas porque ahora mismo no tiene ni tiempo para sedimentar sus decisiones en cada encrucijada. La escisi¨®n emocional ante los dilemas p¨²blicos tiene su lugar all¨ª donde la presi¨®n exige decisiones que el ciudadano no se siente obligado a tomar.
El activismo extremista gana terreno; el independentismo plat¨®nico es un laberinto de incertidumbres. La ruptura tiene m¨¢s simpat¨ªas que el gradualismo pero al final el peso corresponde a las franjas sociales centrales, muy indecisas ante la opci¨®n del todo o nada. En fin, pocas novedades despu¨¦s del 11-S, expectativas en contraposici¨®n y un desconcierto fatigoso.
Valenti Puig es escritor
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.