Un tim¨®n de veinte siglos

Los arque¨®logos del Centro de Arqueolog¨ªa Subacu¨¢tica de Catalunya (CASC) han hallado en el pecio Cap de Vol , hundido en el inicio de la era cristiana frente a la costa del Port de la Selva (Alt Empord¨¤), la parte superior de uno de los dos timones laterales que utilizaban estas embarcaciones. Se trata del primero localizado en aguas estatales, y uno de los pocos citados en todo el Mediterr¨¢neo. La campa?a en este yacimiento subacu¨¢tico est¨¢ siendo muy productiva para los arque¨®logos ya que les ha permitido localizar otras piezas de incalculable valor para poder conocer tanto la planimetr¨ªa como la navegabilidad del barco.

Este pecio, hundido entre los ¨²ltimos a?os del siglo I a.C y primeros del siglo I d.C, transportaba unas 200 ¨¢nforas de vino de Badalona (Baetulo) con destino a Narbona, para ser exportado en gran parte al sur-oeste de la Galia hasta la Breta?a. Qued¨® posado a unos 25 metros de profundidad en un valle de arena, ladeado sobre una piedra.

En esta ¨¦poca los buques llevaban dos timones laterales; al hundirse, normalmente estos timones se romp¨ªan y flotaban. El a?o pasado se localizaron dos mangos del tim¨®n. Uno de los m¨¢s importantes hallazgos de la campa?a actual ha sido lo que se conoce como la parte superior de uno de los dos timones laterales que utilizaban estas embarcaciones, con la bola de decoraci¨®n por si hab¨ªa que amarrarlo, y el encaje para el mango. La importancia de esta pieza radica en su escasez. "Es muy dif¨ªcil encontrar timones, no hay m¨¢s de 10 hallados en todo el Mediterr¨¢neo", asegura el director del CASC, Gustau Vivar, y codirector de la excavaci¨®n, junto a Carlos de Juan y Rut Geli. Es el primero que se encuentra en el Estado.

El bautizado como Cap de Vol qued¨® cubierto de arena y esto, seg¨²n los expertos, ha permitido que el gusano end¨¦mico del Mediterr¨¢neo, el Teredo Navalis (que se come la madera y la hace desaparecer), no haya podido devorar los restos del buque, porque necesita agua para sobrevivir.

En la campa?a que se llevar¨¢ a cabo hasta finales de mes en este pecio, el resultado ha sido ¨®ptimo. Tras tres a?os de trabajos arqueol¨®gicos en este yacimiento submarino, este verano se ha logrado abrir todo el barco, de unos 12 metros de eslora y seis de manga conservados.

La sorpresa de los arque¨®logos ha sido may¨²scula al localizar tambi¨¦n la parte del barco que continuaba, la banda de un lateral, que se rompi¨® y cay¨® plana sobre el fondo. Este trozo, de unos 2,5 metros de alto por tres de ancho permitir¨¢, seg¨²n Vivar "sacar lo que se conoce como las 'l¨ªneas de agua'". En otras palabras: mostrar¨¢ c¨®mo navegaba el barco. Esta pieza se colocar¨¢ en su lugar original gracias a un programa inform¨¢tico ello permitir¨¢ que del Cap de Vol se pueda ver, am¨¦n de la parte de abajo, la curvatura de c¨®mo llegaba hasta la cubierta.

Asociados a este lateral del barco han aparecido tambi¨¦n una serie de elementos, los llamados curvatones, que sirven para aguantar la tapa de la bodega. Gracias a esos elementos, los arque¨®logos han deducido que el pecio estaba cubierto por arriba para que los marineros pudieran andar por encima, si bien seguramente ten¨ªa el medio abierto. Este detalle, seg¨²n el director del CASC, "es b¨¢sico para hacer una ins¨®lita reproducci¨®n en 3D de un barco como este; si no fuera as¨ª habr¨ªamos tenido que ayudarnos por la iconograf¨ªa, que es lo habitual".

El gran regalo del Cap de Vol para los investigadores "es que se rompiera y que cayera en la misma arena; eso debi¨® ser posible porque el buque qued¨® de lado en la cubeta de arena y las propias ¨¢nforas que transportaba hicieron peso y rompieron el lateral, quedando encima e impidiendo que se desplazara del punto donde se hundi¨®", asegura Vivar.

Muchas de las piezas de estos pecios los arque¨®logos solo las pueden reconocer por los exvotos e iconograf¨ªas. En todo el Mediterr¨¢neo hay mucha iconograf¨ªa en piedra y sobretodo exvotos (im¨¢genes de barcos de ¨¦poca), principalmente en Roma. Los exvotos son los dibujos o grabados en piedra que dejaban los marineros normalmente en templos o lugares de culto, mayormente para agradecer que se hab¨ªan salvado de alguna desgracia mar¨ªtima.

Entre los hallazgos tambi¨¦n se han localizado una gran cantidad de plegaderas de la vela, unas piezas de madera de unos siete por cinco cent¨ªmetros que iban ligadas a la vela y serv¨ªan para pasar una cuerda por el medio para subir y bajar la vela a voluntad del marinero. Ha aparecido asimismo en esta fruct¨ªfera campa?a un metro y medio del ¨²nico m¨¢stil que llevaba.

Todas las piezas halladas, de "incalculable valor", insiste Vivar, a excepci¨®n del propio casco del buque, se conservar¨¢n en el laboratorio de conservaci¨®n del CASC en Girona.