Cultura valenciana
En la Comunidad vivimos rodeados de dirigentes pol¨ªticos que, decididamente, quieren hacernos la vida imposible
En la Comunidad Valenciana vivimos rodeados de dirigentes pol¨ªticos que, decididamente, quieren hacernos la vida imposible. Lejos de ayudarnos a sobrellevar con menos cargas esta crisis, lejos de apoyarnos en la medida de sus limitadas posibilidades, se dedican a complicarnos a¨²n m¨¢s la existencia, a generarnos m¨¢s incomodidades y preocupaciones de las que ya tenemos.
Perm¨ªtanme que les hable de Valterna, una zona residencial habitada mayoritariamente por familias j¨®venes de clase media, una zona llena de ni?os y de gente con ganas de salir adelante. Valterna es un barrio de Paterna, localidad gobernada desde 2007 por el Partido Popular y cuyos responsables pol¨ªticos, como no pod¨ªa ser menos, tienen asuntos pendientes con la justicia.
Lorenzo Agust¨ª Pons, alcalde de Paterna hasta fecha reciente, ha sido imputado y est¨¢ siendo investigado por gastar 628.000 € en ¡°marketing¡±. Un marketing destinado supuestamente a promover la creaci¨®n de una ¡°zona franca¡± de la que poco m¨¢s se sabe. Esta promoci¨®n ha llevado a Agust¨ª, regidor de un ayuntamiento con poco m¨¢s de 65.000 habitantes, a viajar media docena de veces a China, al m¨¢s puro estilo Francisco Camps. Algo se le debi¨® pegar mientras lo asesoraba. Tambi¨¦n est¨¢ siendo investigado por la adjudicaci¨®n del auditorio municipal, una obra presupuestada en 456.000 €. Lo hizo sin los obligados mecanismos de concurrencia y publicidad, ignorando, adem¨¢s, los informes negativos de los funcionarios. Lorenzo dimiti¨® finalmente el pasado 30 de junio, poniendo as¨ª fin, seg¨²n dijo, a su carrera pol¨ªtica. Fue sustituido por Elena Mart¨ªnez, imputada por los mismos delitos. Al final todo queda en casa.
Mientras nuestros dirigentes locales se esfuerzan, como vemos, por gastar con responsabilidad, ecuanimidad y justicia, y mientras los contribuyentes pagamos religiosamente nuestros impuestos, que no son pocos, las calles de Valterna est¨¢n sucias y apestan a orines y a excrementos de perro, el transporte p¨²blico es deficiente y caro, los ¨¢rboles se mueren por la ausencia de riego y un parque en el que juegan los ni?os, situado junto al colegio p¨²blico, se encuentra en un estado lamentable. Las protestas de los vecinos, con sus peri¨®dicas recogidas de firmas, algo de mella hacen, pero lo que resulta intolerable es tener que ir constantemente detr¨¢s del Ayuntamiento para que se ocupen de asuntos tan b¨¢sicos.
Un colegio p¨²blico, por cierto, rodeado de pol¨¦micas, retrasos e impagos a la empresa constructora, edificado a golpe de elecciones; un colegio p¨²blico p¨¦simamente orientado y planificado, completamente expuesto al calor, la lluvia y el fr¨ªo. Poca cosa, dir¨¢n algunos, y no les faltar¨¢ raz¨®n: otros centros escolares se caen a pedazos sin que la Generalitat Valenciana mueva un dedo para impedirlo. En cualquier caso se trata de un colegio p¨²blico relegado a favor de la educaci¨®n concertada --vaya novedad--, y que pese a todos los impedimentos funciona con eficacia y eficiencia gracias a la labor del profesorado y dem¨¢s personal administrativo.
Si a esta situaci¨®n local ¨Ccom¨²n a otros municipios, me temo¡ªle sumamos el adelanto de las clases al d¨ªa 3 de septiembre por parte de la Consellera de Educaci¨®n Mar¨ªa Jos¨¦ Catal¨¢, y la implantaci¨®n a todo meter de la nueva Ley de Educaci¨®n promovida por el ministro Jos¨¦ Ignacio Wert, el resultado no puede ser m¨¢s calamitoso. El sistema educativo valenciano est¨¢ masificado. Alumnos y profesores est¨¢n teniendo que soportar temperaturas excesivas y los horarios lectivos a los que obliga la nueva Ley de Educaci¨®n, lejos de idearse para facilitar la conciliaci¨®n laboral y familiar, lo que hacen es dificultarla.
De este modo, las medidas locales, auton¨®micas y nacionales tomadas por los distintos gobiernos del Partido Popular no hacen m¨¢s que ponernos m¨¢s y m¨¢s piedras en el camino. La educaci¨®n de nuestros hijos se resiente y nuestras vidas se complican cada vez m¨¢s. Estamos en crisis, nos dicen, faltan recursos. Sin embargo, esa supuesta falta de recursos es producto de la sinvergonzoner¨ªa de una larga lista de dirigentes que, aprovech¨¢ndose de las instituciones, se han lucrado a nuestra costa mientras que con la boca grande y una sonrisa llevan a?os reivindicando las Fallas, la paella y?els bous al carrer.
Eso es, precisamente, lo que desde el PP quieren que estudien ahora nuestros hijos en las aulas, la ¡°cultura valenciana¡±. M¨¢s nos valdr¨ªa, sin embargo, que nuestros j¨®venes aprendieran c¨®mo los l¨ªderes del Partido Popular han acabado con gran parte de nuestro patrimonio material, cultural y humano. Eso ya forma parte de nuestra historia, de la ¡°cultura valenciana¡±, y nuestros hijos tienen todo el derecho a saberlo.
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