Yo, yo mismo y mi circunstancia
El show de Armin Van Buuren convierte el auditorio de Feria Valencia en un hervidero humano
El multitudinario show de Armin Van Buuren (cerca de 7.000 almas congregadas en el auditorio de Feria Valencia) reforz¨®, en la ¨²nica parada hispana de su gira, la centralidad actual de la m¨²sica pop como un continuum cotidiano en nuestras vidas: jam¨¢s tan presente como ahora, pocas veces tan irrelevante y supeditada a una funcionalidad tan concreta. En el caso del DJ holand¨¦s, el prop¨®sito es tan sencillo (y a la vez, complicado) como poner a bailar a varios miles de personas durante una extenuante sesi¨®n de seis horas, reforzada por potentes gimmicks visuales y reclamos que juegan con otras disciplinas (danza, rock al uso), aunque sea como simples aderezos, nunca supeditados a un relato argumental. Huelga decir que lo consigui¨® sobradamente, porque la enorme nave de hormig¨®n de la Feria de Muestras (la misma en la que anta?o se pudo ver a Chemical Brothers, Depeche Mode o Primal Scream) se convirti¨® en un hervidero humano que alcanz¨® altos puntos de ebullici¨®n, al borde de la lipotimia, durante toda la noche. Suerte que los accesos laterales permanecieron abiertos de par en par, porque el derroche de calor¨ªas de una masa enardecida (e incansable) requer¨ªa una buena ventilaci¨®n, m¨¢s a¨²n ante el bochorno de este verano interminable.
El p¨²blico respondi¨® como el perro de Pavlov a una bater¨ªa de est¨ªmulos a la que nadie demanda frescura, porque poco importa que el arsenal de trucos del holand¨¦s sea tan limitado como el de un prestidigitador de crucero. Como aquello que se dec¨ªa sobre los militares y el valor, a los maestros del trance tambi¨¦n se les supone la pericia para tramar subidones de intensidad en cuesti¨®n de segundos. Y aunque el ardid parezca siempre el mismo, siempre funciona. Quiz¨¢ tenga algo que ver el hecho de que, m¨¢s all¨¢ de consideraciones como que su set transite entre el eurodance en tonos pastel (I Don¡¯t Want To Fight Love Away, This Is What It Feels Like y sus coros ¨¦picos, su celebrado rework del All Of Me de John Legend) y el trance extenuante y machac¨®n (una redundancia en s¨ª misma, vaya), por las venas de Van Buuren-centroeuropeo de pro- no corra el flujo mestizo de un Steve Aoki o el componente latino de un David Guetta. Porque a diferencia de aquellos, no hay el menor asomo de sentido del humor en todo lo que hace.
Armin Only Intense. Espect¨¢culo del DJ Armin Van Buuren en Feria Valencia. Valencia, s¨¢bado 20 de septiembre de 2014.
Desde el misticismo de todo a cien de una primera hora de espect¨¢culo concebida a modo de interminable warm up, con sus paisajes lunares, su enorme esfera azul y esas l¨ªneas de sintes que revelan su filia por Jean Michel Jarre (y que har¨ªan pasar por monacales las ense?anzas de Conny Plank) hasta la puntual inclusi¨®n con calzador de una banda de rock al uso (bater¨ªa, bajo, guitarra, voz) para apuntillar Won¡¯t Let You Go (en un super¨¢vit r¨ªtmico propio de unos Safri Duo), todo en Armin Only Intense exhala una aplastante sensaci¨®n de trascendencia, de grandilocuencia en aras al culto a su propia personalidad. Las aportaciones puntuales de su pl¨¦yade de vocalistas, bailarines y acr¨®batas, resueltas con una higiene profil¨¢ctica y sin aparente hilaz¨®n (pese a contar con la direcci¨®n art¨ªstica del core¨®grafo Josh Tie) acaban, por lo general, reforzando el mismo sesgo narciso y onanista de los miles de selfies que disparan los m¨®viles de gran parte de la audiencia: exhibiciones de vigor vocal e instrumental (ese derroche pulmonar, esa guitarra espa?ola, esa borrachera de bater¨ªa) que quiz¨¢ nunca supieron de la existencia de aquel eslogan que dec¨ªa que la potencia sin control no sirve de nada. Aunque los ca?ones de confetti y el dispendio en iluminaci¨®n se empe?en en negarlo, claro.
Son reclamos que quedan diseminados en medio del reparto de metralla al por mayor, subsumidos bajo la pobreza argumental de un espect¨¢culo que no necesita mayores justificaciones para triunfar sin paliativos, a mayor gloria de otro gur¨² del hueco exceso egotista en el que llevamos tiempo viviendo.
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