Condenados dos militares por cazar con material del Ej¨¦rcito en C¨®rdoba
El Supremo fija una penas de prisi¨®n por permitir los hechos e incumplir con sus deberes
Dos oficiales del Ej¨¦rcito de Tierra destinados en la base de?El Vacar toleraron y practicaron entre 2008 y 2010 la caza en el per¨ªmetro del complejo militar y usando material del Ej¨¦rcito. Por estos hechos, el Tribunal Supremo ha condenado a un capit¨¢n -entonces jefe del acuartelamiento- a diez meses de prisi¨®n por permitir los hechos e incumplir "los deberes inherentes al mando". Sobre el segundo oficial -entonces subteniente y ahora teniente- ha reca¨ªdo una pena de un a?o y dos meses de prisi¨®n como autor de un delito de continuado de extralimitaci¨®n en el ejercicio del mando al cazar, incluso, en compa?¨ªa de familiares, dentro de las instalaciones militares. La sentencia considera que el capit¨¢n al mando de las instalaciones era conocedor los hechos y los toler¨® de manera consciente.
La sentencia considera probado que el teniente "practic¨® en varias ocasiones la caza" en distintas zonas situadas dentro de la valla que circunda el per¨ªmetro del acuartelamiento. Esta pr¨¢ctica la realizaba normalmente cuando estaba designado como oficial de servicio "utilizando adem¨¢s para ello material militar asignado a la Unidad, en particular gafas de visi¨®n nocturna y veh¨ªculos todo terreno An¨ªbal", prosigue el escrito del Supremo.
En todas las ocasiones en que se dedicaba a este menester, el teniente ordenaba al comandante de la guardia de seguridad, "sin decirle el porqu¨¦", se?ala la sentencia, "que las patrullas que recorr¨ªan el interior del acuartelamiento en ejecuci¨®n del plan de seguridad no transitasen por las zonas donde se iba a cazar y que se retirasen los perros guardianes de dichos lugares".
La actividad cineg¨¦tica del teniente era conocida por la mayor¨ªa de los miembros de la unidad, que en ocasiones pudieron observar claros signos de la misma. Varios soldados vieron cartuchos de caza usados y en una ocasi¨®n se lleg¨® a ver al teniente transportar en su veh¨ªculo An¨ªbal a un jabal¨ª muerto. El teniente tampoco ocultaba a sus subordinados la pr¨¢ctica cineg¨¦tica que segu¨ªa en el acuartelamiento. A uno de sus brigadas le lleg¨® a mostrar "unos conejos despellejados que hab¨ªa en un congelador y le manifest¨® que los hab¨ªa cazado estando de servicio el fin de semana pasado con un rifle del calibre 22 y un silenciador casero que hab¨ªa fabricado ¨¦l mismo".
Seg¨²n la sentencia del Supremo, ha quedado probado que el teniente no solo practicaba la caza all¨ª donde no se pod¨ªa, sino que adem¨¢s, invitaba a personal civil, incluyendo sus propios familiares, a las instalaciones militares para abatir animales.
El Tribunal Supremo considera que el capit¨¢n al mando "era conocedor de las pr¨¢cticas descritas (...), pues en varias ocasiones diversos subordinados le hab¨ªan dado cuenta de su existencia, pese a lo cual toler¨® conscientemente su realizaci¨®n sin adoptar medida alguna para erradicarlas".
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