Mercados, caf¨¦s y salte?as
En ¡®longboard¡¯, aguantando un bostezo o con sonrisa de piano bar, el chef argentino disfruta de varios est¨ªmulos nocturnos que ofrece la ciudad
1. Tony 2. Me encanta escuchar a gente de todo tipo, que disfruta cantando en este emblem¨¢tico piano bar. La primera vez que fui me llev¨® mi amigo Alfonso alegando que era importante que "conociese la verdadera noche de Madrid". Desde luego, ten¨ªa raz¨®n. (Almirante, 9).
2. Diverxo. Resultan irremplazables esas tardes en las que tengo un rato para acercarme y charlar de la vida con David. Una conversaci¨®n trufada con la degustaci¨®n de sus nuevas ideas. Es un privilegio o¨ªr c¨®mo todos esos conceptos encuentran un lugar en su incre¨ªble visi¨®n culinaria. ?Todo tiene un porqu¨¦! (Padre Dami¨¢n, 23).
3. Mercamadrid. Me gusta escuchar las conversaciones de quienes mantienen la capital funcionando durante las madrugadas en las que voy a buscar productos con mi socio y medio hermano Pablo Giudice. De esos caf¨¦s de pan con tomate han salido muchas ideas y proyectos que hemos puesto en marcha. (Avda. Madrid, s/n).
4. Calle Serrano. Algunas noches, despu¨¦s de trabajar, cojo mi longboard y bajo desde la plaza de la Rep¨²blica Argentina hasta la calle Goya. Un recorrido tan largo como placentero. Ir en la tabla (gracias a las lecciones de mi hermano) a esas horas me parece una de las mejores maneras de disfrutar la ciudad vac¨ªa. Lo mejor: la acera hiperpulida frente al Banco Sabadell.
5. Barrio de Usera. De vez en cuando me doy una vuelta para ver la inspiradora fusi¨®n chino-espa?ola-boliviana, comprar vegetales asi¨¢ticos, locoto... Bubble tea en una mano y salte?a picante en la otra. Imprescindible parar a comer, junto a mi amigo Feng Ye, un delicioso pato canton¨¦s en un local secreto.?
6. Sierra de Madrid. Siempre que puedo hago escapadas para practicar senderismo y recoger setas y plantas a la vez que aprendo de mi amigo Hugo Conde, gran sabio que nos provee de hierbas y vegetales. El a?o que viene presentaremos cosas nuevas, fruto de estas b¨²squedas.
7. Mercado de Maravillas. Acostumbro a visitar sus casquer¨ªas impolutas. Palpita con fuerza el esp¨ªritu de Madrid revitalizado por la inmigraci¨®n. El martes llega lo mejor. Me encanta ver c¨®mo estos maravillosos productos, a menudo despreciados, se tratan con todo el cuidado que merecen. Es genial c¨®mo la inmigraci¨®n salva una tradici¨®n local. (Bravo Murillo, 122).?
8. Torre Picasso. La obra de Minoru Yamasaki, arquitecto de las Torres Gemelas, me recuerda a mi querida Tokyo. Los espacios abiertos pero tranquilos, la est¨¦tica moderna y antigua a la vez. Me gusta ir a pensar y sentir que estoy de viaje sin salir de Madrid. (Plaza Pablo Ruiz Picasso, 1).?
9. Mercato Ballaro. Es un placer aprender de vinos italianos con Angelo en la terraza de su restaurante mientras disfrutas del airecito estival. Probamos vinos dif¨ªciles de conseguir. Por mis or¨ªgenes transalpinos el lugar me emociona especialmente. Me ha ense?ado mucho de la cultura de mi familia (Santa Engracia, 24).
10. Toma Caf¨¦. Son muchas las tardes de agosto que paso all¨ª con Santo y Patricia planeando el dominio mundial. Pido un aeropress, pruebo sus ¨²ltimos hallazgos y recojo los granos del blend para el Sudestada. Aqu¨ª todos saben lo que hacen y es un placer ver a gente tan joven comprometida con el oficio. (La Palma, 49).
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