Rosario Porto: ¡°Alfonso era imprevisible, raro y puritano¡±
Los informes psicol¨®gicos sobre la madre de Asunta destacan su inteligencia y volubilidad
¡°Un buen amigo y un mal marido¡±. A los ojos de Rosario Porto, Alfonso Basterra pas¨® en pocos meses de ser una persona ¡°correcta, encantadora y educada¡± a definirlo como un hombre ¡°ap¨¢tico, imprevisible, raro, excesivamente puritano¡± y poco amigo de las fiestas. La suma de todo era una fuente de problemas en las relaciones ¨ªntimas de un matrimonio que llevaba varios a?os en ca¨ªda libre, antes de divorciarse, en febrero de 2012. Una relaci¨®n tormentosa sellada por secretos compartidos donde se conjuga la absoluta dependencia econ¨®mica de ¨¦l con la emocional de ella y que dar¨ªa, todav¨ªa, muchas vueltas. Los dos han pasado el ¨²ltimo a?o entre rejas y, en cuesti¨®n de semanas, se sentar¨¢n en el banquillo de los acusados para responder por el asesinato de su hija, Asunta Yong Fang.
En el ¨²ltimo a?o, Porto ha pasado por varios ex¨¢menes psiqui¨¢tricos. En el sumario del caso Asunta, que pasa de los 4.000 folios, se cuentan al menos cinco: dos los aporta su abogado defensor ¡ªcon la firma de tres facultativos distintos en marzo y septiembre¡ª, otros dos, muy detallados, los rubrica el Imelga y el quinto lo remite al juzgado el penal de Teixeiro.
¡°Su estancia se caracteriza por la inestabilidad emocional. L¨¢bil y voluble, pasa de la risa al llanto con facilidad¡±, certifica el psic¨®logo de la c¨¢rcel donde pasa sus d¨ªas desde el 27 de septiembre de 2013. Apunta que desde primavera se muestra ¡°m¨¢s triste, desesperanza y quejosa¡±.
Ella se define como una ¡°rebelde con causa, d¨®cil, perfeccionista, despistada, ordenada, met¨®dica en la anarqu¨ªa, limpia y equilibrada emocionalmente¡±. El Imelga la perfilaba en marzo como una mujer inteligente, con un cociente intelectual ¡°superior a la media¡±, emocionalmente inestable, proclive a la depresi¨®n, aprensiva, ansiosa y con rasgos de personalidad de tipo obsesivo compulsivo. Con todo, matiza la direcci¨®n cl¨ªnica, el trastorno depresivo recurrente que arrastra ¡°no alter¨® su conocimiento ni su voluntad¡± en el momento en el que se cometi¨® el crimen que el juez, el fiscal y la acusaci¨®n popular, que lleva la asociaci¨®n Clara Campoamor, le atribuyen, de com¨²n acuerdo con su exmarido.
En otro extremo est¨¢ el ¨²ltimo informe que aport¨® su defensa, el 9 de septiembre, que la presenta como una mujer deprimida, llorosa, neur¨®tica y angustiada por sus pesadillas nocturnas que se deteriora f¨ªsica y mentalmente entre rejas. Se siente desfallecer y no puede ¡°sobrevivir¡±, le cuenta al ¨²ltimo psicoterapeuta que la evalu¨® a solas en el penal de Teixeiro a finales de agosto. En dos p¨¢ginas, el m¨¦dico ¡ªpsiquiatra y psicoterapeuta¡ª pone en duda que las capacidades ps¨ªquicas de Rosario Porto sean las adecuadas para el proceso penal al que se enfrentar¨¢ en breve. Este argumento le sirvi¨® de base a su letrado para volver a pedir su libertad, que la Audiencia provincial ha vuelto a rechazar esta semana.
Porto refiere una ¡°infancia dulce y feliz¡± con unos padres exigentes, m¨¢s ella que ¨¦l. La hija ¨²nica de una pareja culta, con posibles y bien relacionada en la sociedad compostelana que no respond¨ªa al ¡°patr¨®n de Cu¨¦ntame¡±, dice. Habla de s¨ª misma con profusi¨®n de detalles, ninguno sobre su hija, a la que dedic¨® una controvertida esquela en el primer aniversario del crimen, y cambia de idea sobre Basterra a medida que pasan los meses entre rejas y se deteriora su alianza. Fuentes del caso relatan que el ¨²ltimo encuentro entre ambos en sede judicial fue a cara de perro por parte de ella hacia su exmarido, muy lejos de los mimos, palabras de ¨¢nimos y los motes melifluos que antes se prodigaban.
En agosto de 2001, cuando la peque?a Asunta apenas llevaba un mes en Santiago, Rosario Porto descubri¨® que estaba embarazada. Llevaba cinco a?os casada con Basterra, ¡°por ¨¦l no hubi¨¦ramos tenido hijos¡±, les confiesa a los forenses. Enferma de lupus, con un soplo en el coraz¨®n y problemas ginecol¨®gicos recurrentes, se someti¨® a un aborto que interrumpi¨® la gestaci¨®n a las ocho semanas tras consultar con varios m¨¦dicos por el ¡°riesgo¡± potencial que entra?aba para ella.
Durante los siete a?os siguientes se volc¨® en la crianza de Asunta a la que la un¨ªa una gran ¡°complicidad¡± mientras el v¨ªnculo con Basterra se iba deteriorando. En la recta final del matrimonio, ¨¦l ¡°lleg¨® a agredirla f¨ªsicamente entre tres y cuatro veces por a?o¡± en los ¨²ltimos cuatro de convivencia. As¨ª lo cont¨® Rosario a los facultativos y as¨ª lo recoge el informe forense. Las conductas agresivas del marido subieron de nivel a finales de 2012, cuando descubri¨® la infidelidad de Porto tras espiar su m¨®vil. Basterra dej¨® pasar la Navidad antes de encararse a su todav¨ªa mujer que refiere ¡°una reacci¨®n desproporcionada con conductas agresivas y rotura de enseres dom¨¦sticos¡±. Despu¨¦s, cuenta, ya divorciados, trataba de obtener informaci¨®n sobre su vida y amistades a trav¨¦s de la menor.
El divorcio y el fin de la relaci¨®n con su amante la empujaron a otra gran crisis personal en junio de 2013. Desde los 21 a?os, Rosario Porto ya hab¨ªa pasado por otros cuatro episodios depresivos. El primero en Francia, mientras estudiaba con una beca Erasmus que abandon¨® a medias. El segundo poco despu¨¦s de su boda, en 1996, y otros dos entre 2006 y 2009. Uno de ellos, la llev¨® a ingresar en Urgencias en el Hospital Cl¨ªnico de Santiago tras una ingesta masiva de medicamentos en diciembre de 2008. Al a?o siguiente, pas¨® otros dos d¨ªas ingresada, por su propia voluntad, en el sanatorio mental privado de La Robleda, que abandon¨® en cuesti¨®n de horas para seguir con la medicaci¨®n en casa.
La v¨ªspera de la muerte de su hija, la pas¨® con su amigo, con el que hab¨ªa retomado la relaci¨®n, en Vilanova de Arousa. A partir de ah¨ª, su relato de las horas previas al asesinato de Asunta pasan por la comida familiar en casa de Basterra y la excursi¨®n en coche a la vivienda de Montouto para recoger los ba?adores con los que los tres pensaban ir a la playa el domingo. A los facultativos del Imelga les cuenta que dej¨® a la ni?a en Santiago aproximadamente a las 19:00 horas y que regres¨® sola a Teo. Dos horas m¨¢s tarde, lleg¨® a casa y como no sab¨ªa d¨®nde estaba la ni?a, se puso ¡°muy nerviosa¡±. Tras varias llamadas, sin ¨¦xito, a sus conocidos para averiguarlo, acudi¨® a la comisar¨ªa para denunciar su desaparici¨®n junto a su expareja.
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