Las bibliotecas p¨²blicas ofrecen 600.000 descargas gratuitas de libros
El programa incluye 1.500 t¨ªtulos, en su mayor¨ªa novedades de grandes grupos editoriales
Las 200 bibliotecas p¨²blicas de la Comunidad han dado el salto al digital. Los centros ya ofrecen un cat¨¢logo de 1.500 libros electr¨®nicos para prestar a sus usuarios, financiados a trav¨¦s de un programa nacional puesto en marcha por el Ministerio de Cultura. Aunque el presidente de la Comunidad, Ignacio Gonz¨¢lez, present¨® el lunes el proyecto, desde hace dos semanas los socios ya han podido descargar las obras en sus casas a trav¨¦s de Internet y leerlas gratuitamente durante 21 d¨ªas en un sistema similar al de los pr¨¦stamos f¨ªsicos. A las tres semanas, los libros se borran de los dispositivos.
Hay, adem¨¢s, otra diferencia que afecta directamente al sector editorial y librero de la Comunidad. El Ministerio paga a las editoriales por la licencia de uso de cada t¨ªtulo. De un libro puede comprar una o miles de licencias, seg¨²n estime que la obra va a tener m¨¢s o menos demanda. Cada licencia da lugar, a su vez, a una media de 28 descargas posibles. La plataforma Libranda, que gestiona este sistema llamado eBiblio, est¨¢ integrada mayoritariamente por grandes grupos como Anaya, Larousse o Planeta. Las peque?as editoriales y las librer¨ªas no entran en este m¨¦todo de compra.
El sistema excluye al Kindle
Los t¨ªtulos del sistema eBiblio estar¨¢n disponibles para m¨®viles y tabletas con los sistemas iOS y Android, adem¨¢s de para los dispositivos que tengan Adobe o que puedan conectarse online en la web. No obstante, el sistema de protecci¨®n de los contenidos digitales elegido (una especie de c¨®digo anticopia llamado DRM) es incompatible con el que utiliza Kindle de Amazon, que usa uno exclusivo. Kindle es uno de los dispositivos de lectura m¨¢s populares.
La Comunidad asegura que el DRM evitar¨¢ el pirateo, ya que ser¨¢ imposible realizar m¨¢s de una descarga o copiar el archivo.
Los usuarios de este sistema de descarga estar¨¢n identificados con una contrase?a de acceso. Los que tengan un carn¨¦ de las 16 bibliotecas de la Comunidad ya disponen de esa identificaci¨®n, y los que acudan a las bibliotecas municipales pueden solicitarla en su centro. Esto significa que aunque un ciudadano puede tener dos carn¨¦s, solo tendr¨¢ un usuario digital.
Cada descarga tendr¨¢ una validez de 21 d¨ªas, y solo se tendr¨¢ acceso a tres libros de forma simult¨¢nea. Si el t¨ªtulo no est¨¢ disponible, el usuario podr¨¢ pasar a lista de espera, pero si la obra ha agotado su n¨²mero l¨ªmite de descargas (distinto para cada libro seg¨²n lo decidido por el Ministerio de Cultura y la Comunidad), no podr¨¢ acceder a ella.
Las licencias de pr¨¦stamo tienen una validez de un a?o. Pasado ese tiempo, los t¨ªtulos disponibles deber¨¢n ser renovados o desaparecer¨¢n del cat¨¢logo.
La Asociaci¨®n de Editores de Madrid se?al¨® el lunes que no todos sus socios se benefician, por tanto de esta medida, mientras el Gremio de Libreros conf¨ªa que sus tiendas acaben entrando en el sistema. ¡°T¨¦cnicamente, se puede. Es cuesti¨®n de voluntad pol¨ªtica¡±, asever¨® Fernando Valverde, su secretario. A¨²n as¨ª, la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a alaba una medida que viene a paliar una congelaci¨®n de cuatro a?os en las compras por parte del Gobierno. ¡°Si la iniciativa tuviera ¨¦xito, quiere decir que tendr¨ªan que acordar m¨¢s licencias con las editoriales, lo que ser¨ªa beneficioso¡±, opina Antonio Mar¨ªa ?vila, su director ejecutivo.
El ministerio ha gastado 1,6 millones en el montaje del cat¨¢logo, v¨¢lido para toda Espa?a (excepto el Pa¨ªs Vasco, que tiene su propio sistema) aunque gestionado por cada comunidad. La Administraci¨®n central ha comprado 200.000 licencias, y para Madrid se han reservado 21.000, es decir, unos 588.000 pr¨¦stamos. Esto supone en torno a un 10% del total, aunque seg¨²n el INE, la Comunidad acumul¨® en 2012 un 19% de los pr¨¦stamos realizados en Espa?a y el 29% de los pr¨¦stamos en formato electr¨®nico.
Aunque el primer impulso en la creaci¨®n del fondo ha venido del Ministerio, ser¨¢ el Gobierno de Gonz¨¢lez el responsable de ampliarlo en los pr¨®ximos a?os ¡°en funci¨®n de la acogida que tenga esta experiencia¡±, seg¨²n indica un portavoz. El Ejecutivo regional destina anualmente dos millones a la adquisici¨®n de libros y asegura que una parte de este presupuesto ir¨¢ destinado a la extensi¨®n del cat¨¢logo digital.
El cat¨¢logo est¨¢ compuesto, sobre todo, por novedades editoriales. Los tres t¨ªtulos m¨¢s le¨ªdos en estas ¨²ltimas dos semanas (Los cuerpos extra?os, de Lorenzo Silva; La gente feliz lee y toma caf¨¦, de Agn¨¨s Martin-Lugand y El mundo en tus manos, de Elsa Punset) han sido publicados por grandes grupos en los ¨²ltimos meses.
En el sector se alaba que el fondo no est¨¦ compuesto por obras libres de derechos y que, por tanto, su construcci¨®n genere ingresos en las editoriales. Pero esto provoca que sean pocos los t¨ªtulos cl¨¢sicos disponibles, o incluso los textos contempor¨¢neos consagrados. Un usuario que busque obras de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez solo hallar¨¢ una, Cien a?os de soledad, y uno que desee acceder a la obra de Roberto Bola?o no encontrar¨¢ ninguna. Los aficionados a la poes¨ªa deber¨¢n contentarse con cuatro t¨ªtulos, y los asiduos al teatro, con dos. S¨ª est¨¢ disponible la trilog¨ªa de 50 sombras, de E. L. James, o 43 t¨ªtulos sobre matem¨¢ticas.
La creaci¨®n del sistema de pr¨¦stamo de libros digitales ha coincidido con el anuncio del Real Decreto que regula el pago de un canon a los autores por el pr¨¦stamo de sus obras en bibliotecas. Sin embargo, el texto puesto en marcha por el Gobierno no contempla cobrar esta tasa a los libros electr¨®nicos, ya que en la normativa espa?ola, el pr¨¦stamo exige un libro f¨ªsico. La Comunidad, que abona desde hace a?os este canon exigido desde Bruselas, no estar¨ªa obligada a pagar, por tanto, una tasa por los pr¨¦stamos digitales, m¨¢s all¨¢ de la licencia de adquisici¨®n. La regi¨®n se?ala que la puesta en marcha de este proyecto no tiene nada que ver con el Real Decreto y que ¡°no es una forma de ahorro, sino un servicio complementario de pr¨¦stamo de libros¡±.
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