El bromista que iba en serio
El CAC M¨¢laga acoge la primera exposici¨®n en Espa?a del italiano Maurizio Cattelan
Solo han venido ocho de las 128 obras que Maurizio Cattelan ha realizado desde la d¨¦cada de los ochenta del siglo pasado, pero bastan para no dejar a nadie indiferente. Ocurre cuando se recorre en silencio la sala blanca inmaculada y casi vac¨ªa del antiguo mercado de mayoristas de M¨¢laga hasta toparse con La rivoluzione siamo noi (2000), una instalaci¨®n compuesta por una figura del propio Cattelan, vestida con el traje de fieltro caracter¨ªstico del artista alem¨¢n Joseph Beuys, colgada en un perchero. O cuando se retrocede y el visitante se da de bruces con Bidibidobidiboo (1996), en la que presenta a una ardilla disecada que se acaba de suicidar postrada en una mesa de cocina y que ahonda en la crisis existencial del paso de la adolescencia a la madurez.
Son dos de las ocho creaciones que el artista italiano Maurizio Cattelan (Padua, 1960) exhibe en el Centro de Arte Contempor¨¢neo M¨¢laga (CAC) hasta el pr¨®ximo 4 de enero en su primera exposici¨®n individual en Espa?a.
Tildado a veces por la cr¨ªtica de bromista, Cattelan es uno de los artistas contempor¨¢neos de mayor resonancia internacional, con un estilo en el que lo pop, la iron¨ªa, el humor y la s¨¢tira sirven como veh¨ªculos para comunicar un soterrado mensaje pol¨ªtico y una ¨¢cida cr¨ªtica institucional.
Provocador nato, travieso e irreverente, Cattelan hace uso de la cultura popular, de la historia y de la religi¨®n para dilucidar sobre el comportamiento humano de manera divertida a la vez que profunda.
As¨ª, en La rivoluzione siamo noi, Cattelan pretende despojar de misticismo y divismo todo lo que rodea al arte contempor¨¢neo. ¡°Es una llamada de atenci¨®n a la desacralizaci¨®n del arte contempor¨¢neo. Solo cuando una obra baja del pedestal se le permite al espectador dialogar con ella, criticarla e incluso no aceptarla¡±, explica Fernando Franc¨¦s, director del CAC M¨¢laga, quien agradeci¨® a la coleccionista italiana Patricia Sandretto la cesi¨®n de ocho obras pertenecientes a su fundaci¨®n para organizar esta primera muestra del artista italiano en Espa?a. ¡°No es nada sencillo contar con Cattelan, incluso para los grandes museos¡±, a?adi¨® Franc¨¦s.
¡°Desde que se organiz¨® su retrospectiva en el Museo Guggenheim de Nueva York en 2011, donde se pudo ver casi toda su producci¨®n desde finales de los a?os 80, Maurizio ha dejado de crear. Dice que por falta de inspiraci¨®n, pero ya veremos qu¨¦ pasa porque ya en su primera exposici¨®n en 1989 tuvo una crisis creativa, cerr¨® la galer¨ªa donde expon¨ªa y colg¨® un cartel que dec¨ªa Torno s¨²bito (Vuelvo pronto)¡±, se?al¨® entre risas Sandretto, ¨ªntima amiga de Cattelan.
¡°Creo que es un juego art¨ªstico decir que no va a producir m¨¢s. Cattelan no se conforma con ser un artista; sufre una lucha interior que le empuja a querer ir por delante de la evoluci¨®n del mundo y, por eso, como ve que es imposible, hace como Mafalda y se baja de ¨¦l¡±, reflexion¨® Franc¨¦s sobre el par¨®n creativo de Cattelan, quien retirado en Nueva York anda volcado en su revista visual Toilet Paper, donde sigue desplegando su esp¨ªritu cr¨ªtico a trav¨¦s de im¨¢genes igual de desafiantes, surrealistas y pol¨¦micas como lo fueron en su d¨ªa sus obras La nona ora (1999), en la que un meteorito derriba al papa Juan Pablo II, o Him (2001), en la que presenta a un Hitler rezando arrodillado atrapado en el cuerpo de un ni?o.
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