Pro pauperibus
El hoy parque infantil entre la plaza de la Gardu?a y la calle del Carme fue un cementerio de pobres
Seguramente, han pasado ustedes en innumerables ocasiones por aqu¨ª. En la parte trasera del hospital de la Santa Creu, entre la plaza de la Gardu?a y la calle del Carme de Barcelona se ubica una de las fuentes menos conocidas y apreciadas de la ciudad. Vieja y apenas reconocible, sobrevive arrinconada y vetusta, encajada contra uno de los muros de la actual Escola Massana en la plaza del Doctor Fleming. En nuestros d¨ªas este espacio es un inofensivo parque infantil, con el suelo de tierra y unos columpios. Pero en sus buenos tiempos fue uno de los lugares m¨¢s t¨¦tricos de la Barcelona antigua, una fosa com¨²n donde iban a parar aquellos que no pod¨ªan costearse un entierro decente, los suicidas o los que por cualquier motivo no pod¨ªan ser enterrados en tierra sagrada. El llamado Cementerio de Pobres tambi¨¦n recib¨ªa el nombre del Corralet, pues seg¨²n quiere la tradici¨®n, all¨ª se habr¨ªan iniciado las primeras representaciones del corral de comedias que se concedi¨® en el siglo XVI para el mantenimiento del hospital de la Santa Creu, posteriormente trasladado al actual teatro Principal de la Rambla.
Dos siglos m¨¢s tarde, el mercader en telas Jaume Sayrols se comprometi¨®, junto a unos amigos, a limpiar el antiguo camposanto, al parecer consumido por el abandono. Y a rezar un rosario frente al desaparecido Cristo del Corralet, que entonces presid¨ªa aquel lugar. As¨ª pues, a partir de 1780 la cofrad¨ªa de las Almas del Purgatorio, la de la P¨ªa Uni¨®n del Sant¨ªsimo Rosario y la del Santo Cristo del Corralet se turnaban cada domingo en la organizaci¨®n de aquel oficio religioso. Y en cada aniversario de su fundaci¨®n decoraban el lugar con grandes telas adornadas con temas mortuorios.
Con el tiempo se organiz¨® una colecta y se edific¨® un mausoleo para pobres, con dos puertas laterales por las que se acced¨ªa a la sepultura, y un espacio central coronado por un frontispicio de piedra sobre el que hab¨ªa una imagen en m¨¢rmol del Purgatorio, y debajo una l¨¢pida que todav¨ªa reza: D.O.M. / Pro pauperibus vita functis / in fine saeculi surrecturis / ad temporariam corporum r¨¦quiem / perpetuum oc monumentum / duplici miserationis officio / pia religio posuit / Anno Domini MDCCLXXXIII.
El monumento estaba rematado con una pir¨¢mide egipcia, una campana y dos calaveras de piedra hoy desaparecidas. La tradici¨®n de acudir al Corralet a rezar un rosario se hizo extensiva a la gente com¨²n, que la tarde del Viernes Santo visitaba este cementerio, junto al de condenados por la justicia (hoy la plaza Sant Felip Neri) y el de muertos por epidemias (en el Eixample).
Tanto fue el tr¨¢fico de muertos que iban y ven¨ªan de aquel lugar, que en 1885, ante la saturaci¨®n y las molestas emanaciones, se decidi¨® buscar nueva ubicaci¨®n para aquellos cad¨¢veres an¨®nimos
Siguiendo con los recuerdos macabros de este lugar, a un lado de la fuente puede verse un pasadizo dotado de unas rejas que comunica la plaza con el hospital. All¨ª existi¨® un peque?o recinto donde se depositaban los muertos para las disecciones, situado justo al lado del edificio neocl¨¢sico de la Academia de Medicina y su famoso anfiteatro anat¨®mico. Seg¨²n Joan Amades, all¨ª funcionaba un activo tr¨¢fico de despojos humanos para satisfacer las necesidades de los estudiantes de medicina. Este primitivo dep¨®sito de cad¨¢veres tambi¨¦n era conocido como el Corralet, y fue testigo de hallazgos dram¨¢ticos. A mediados del XIX era frecuente que en ¨¦l se abandonaran las criaturas fallecidas tras practicar un aborto o por parto prematuro. En 1852 incluso se localiz¨® el cad¨¢ver de un ni?o, que alguien dej¨® all¨ª en un peque?o ata¨²d de madera. El Corralet tambi¨¦n alberg¨® a v¨ªctimas de los cr¨ªmenes decimon¨®nicos que alteraron al vecindario barcelon¨¦s, como en 1872, cuando se expuso para su identificaci¨®n una cabeza encontrada cerca de Montju?c, que result¨® ser de un artesano asesinado por su criada y que sugiri¨® unos versos al poeta Ramon Pic¨® i Campanar, en los que hablaba de la ¡°espantosa testa del decapitado¡±. Once a?os m¨¢s tarde, se expuso el cuerpo de la prostituta Tomasa L¨®pez, a quien mat¨® de un tiro su esposo antes de suicidarse.
Tanto fue el tr¨¢fico de muertos que iban y ven¨ªan de aquel lugar, que en 1885, ante la saturaci¨®n que se viv¨ªa y las molestas emanaciones que destilaba, se decidi¨® buscar nueva ubicaci¨®n para depositar aquellos cad¨¢veres an¨®nimos que eran expuestos para facilitar su identificaci¨®n. En el oto?o del a?o siguiente se inform¨® de que el nuevo laboratorio qu¨ªmico-forense se trasladar¨ªa a un gran patio adyacente a la c¨¢rcel de Reina Amalia, aunque en 1892 todav¨ªa se hablaba de construir un dep¨®sito judicial al estilo de la Morgue de Par¨ªs en el Corralet. Pero en los ¨²ltimos a?os del XIX se clausur¨® el cementerio de pobres, y con las calaveras de muchos de los all¨ª enterrados se edific¨® un macabro mural que qued¨® tapiado, y que fue localizado en 1933 al derribar un muro durante las obras para ubicar la actual Biblioteca de Catalu?a. Joan Sales, en su novela Incerta gl¨°ria, contaba como ¨¦l y su hermana pasaban por aquellas fechas frente al antiguo camposanto para ir al colegio, y c¨®mo se cruzaban con los cad¨¢veres que atestaban dicho callej¨®n en espera que unos carros los trasladaran hasta el cementerio de Poblenou. En aquellos ¨²ltimos a?os, el dep¨®sito fue visitado por artistas como Eusebio Planas o Pablo Picasso, que realizaron apuntes al natural de sendos cad¨¢veres.
Tras la desaparici¨®n del cementerio del Corralet, el Mausoleo de Pobres perdi¨® su funci¨®n y sus restos fueron someramente adosados a una pared, y con el paso de los a?os se le a?adi¨® un ca?o a fin de convertir aquel monumento funerario en una fuente p¨²blica. S¨®lo qued¨® parte de su fachada y la placa con la inscripci¨®n en lat¨ªn, que sigue presidiendo el lugar ante la indiferencia de los transe¨²ntes que, ignorantes de su pasado, cruzan la plaza despreocupadamente.
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