Los herederos terribles

En ingl¨¦s suena mejor. Adem¨¢s, las siglas de Persona Muy Importante coinciden con las de los l¨¢cteos PMI (segunda marca de Pascual, ya desaparecida), mientras que las de Very Important Person dan nombre tambi¨¦n a una cadena de restaurantes con tienda, cuya distribuci¨®n geogr¨¢fica en Madrid delinea perfectamente la frontera entre barrios ricos y barrios pobres. En VIP, Joglars, sin Boadella ya, vuelven a otorgar rango de lengua oficial al mimo, su lengua materna, que lo tuvo en sus memorables espect¨¢culos de los a?os ochenta. Son excelentes la pantomima de la rotura de aguas y la del videojuego con el que se entretiene el protagonista, un ni?o a cuyo mal criamiento asistimos desde el instante mismo de su concepci¨®n.

VIP quiere ser una s¨¢tira de la educaci¨®n permisiva, de los padres que conceden a sus hijos todos los caprichos y del monstruito resultante (encarnado con gracia por Ramon Fontser¨¨), pero la s¨¢tira se queda en caricatura. La funci¨®n se pierde en proleg¨®menos ¨Cembarazo, alumbramiento, crianza del beb¨¦¨C y cuando entra por fin en materia (al adquirir el tiranuelo el habla), resulta que ya est¨¢ en su recta final.

Como en El coloquio de los perros, Fontser¨¨ critica ciertas costumbres peque?o burguesas con ¨¢nimo moralizante, pero con resultado inocuo. La idea central de VIP est¨¢ desarrollada escasamente, y no pocas de las escenas c¨®micas que lo articulan, estiradas. Tampoco es cierto que el ni?o tirano o presicop¨¢tico sea producto exclusivo de la clase de padres y de educadores que Joglars caricaturizan: criaturas consentidas en grado may¨²sculo las hay en familias cat¨®licas, de derechas y de clase media baja.

A pesar del virtuosismo gestual y cin¨¦tico del quinteto protagonista (completado por Pilar S¨¢enz, Xavi Sais, Dolors Tuneu y Xevi Vil¨¤), durante el estreno, la noche del mi¨¦rcoles, las risas del p¨²blico tendieron a ser ocasionales y localizadas.