Morir puede no ser triste
El "R¨¦qiuem" de Faur¨¦, dulce y quieto para irse del mundo sin hacer ruido
Morirse no es balad¨ª. Frente a la contundencia simple, pelada, universal de la muerte, cada cultura ha levantado sus monumentos, sus protecciones, sus excusas, conjuros y ritos funerarios, sus R¨¦quiem.
En nuestra cultura, experta como pocas en la muerte, el asunto se ha negociado de muy diversas maneras. Junto a los R¨¦quiem cabreados de morirse (Verdi), circunstanciales y de gran pompa (Berlioz), tr¨¢gicos y grandiosos (Brahms), oscuros e interiorizados (Victoria), denunciadores de la barbarie (Britten) o human¨ªsimos, con tanto miedo como esperanza (Mozart) encontramos uno lleno de consuelo, el de Faur¨¦, un R¨¦quiem dulce y quieto para irse del mundo sin hacer ruido.
El de Faur¨¦ es un R¨¦quiem de coro. Hay n¨²meros para solistas, que estuvieron bien resueltos por la soprano Elisenda Pujals y muy especialmente por el bar¨ªtono Lauri Vasar, pero el protagonismo musical en esta obra es para el coro que en este caso estuvo integrado por la conjunci¨®n del Cor Madrigal y del Cor Lieder Camera, dirigidos respectivamente por Mireia Barrera y Elisenda Carrasco, nuestras dos mejores directoras de coro actualmente.
Obras de Franck y Faur¨¦
Orquestra Simf¨°nica de Barcelona i Nacional de Catalunya.
Elisenda Pujals, soprano. Lauri Vasar, bar¨ªtono. Car Madrigal (Mireia Barrera, directora). Cor Lieder Camera (Elisenda Carrasco, directora). Emmanuel Krivine, director.
Auditori. Sala Pau Casals.Barcelona, 17 de octubre.
El coro estuvo bien, muy bien, Emmanuel Krivine, que en la primera parte hab¨ªa firmado una Sinfon¨ªa en Re menor de C¨¦sar Franck de trazo algo grueso, con buenos tempi pero poca matizaci¨®n din¨¢mica (se mantuvo permanentemente en un molesto forte), en el R¨¦quiem hil¨® mucho m¨¢s fino, fraseo con intenci¨®n y pertinencia de estilo, concert¨® bien voces e instrumentos, gradu¨® bien, ahora s¨ª, la din¨¢mica y condujo acertadamente la obra hasta su m¨¢gico final "In paradisum deducant te angeli" (Que los ¨¢ngeles te acompa?en al para¨ªso). Morir puede no ser triste.
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