Justicia, injusticia y cachondeo
El equipo empieza a seducir a la afici¨®n, la chispa de la conexi¨®n entre el campo y la grada ha prendido, tal como se propon¨ªa el entrenador del Espanyol, Sergio Gonz¨¢lez
Es injusto que se halle el cad¨¢ver de una mujer en Espluga de Francol¨ª, Tarragona. En general, es injusto hallar un cad¨¢ver. Es injusto que Miquel Iceta, secretario general del PSC, saque a colaci¨®n las plebiscitarias de la Alemania nazi de 1933. ?Qu¨¦ decir de la Alemania nazi? Que le pregunten al Nobel G¨¹nter Grass, que en su juventud se dej¨® seducir por el nazismo sin hacer preguntas. ?Es posible no hacerse preguntas y vivir tan ricamente, sin ser injusto? ?Por qu¨¦ no entr¨® el cabezazo del delantero ecuatoriano del Espanyol, Felipe Caicedo, en la segunda parte? Es injusto hallar el cad¨¢ver de un hombre en el Pol¨ªgono Guadalquivir, C¨®rdoba, al quitarse la vida tras disparar a su mujer en las piernas. Dec¨ªa G¨®mez de la Serna en una de sus greguer¨ªas que aquellos hombres que matan a su mujer y luego se suicidan, deber¨ªan hacerlo al rev¨¦s. Es injusto que Mariano Rajoy quiera emular al Nobel Camilo Jos¨¦ Cela de izas, rabizas y colipoterras, cuando advierte al Presidente de la Generalitat que no caben astucias, atajos y a?agazas. ?Por qu¨¦ el delantero gallego del Espanyol, Lucas V¨¢zquez, no marc¨® al menos un gol la tarde del domingo?
1985. El alcalde de Jerez, Pedro Pacheco, afirma que la justicia es un cachondeo. La Transici¨®n, los militares, los jueces, el poder. La justicia es un cachondeo. La irreverencia cala hondo como un mantra que se aloja en nuestro cerebro para no abandonarlo ya jam¨¢s y dejarlo hecho unos zorros esc¨¦pticos. Si la justicia es un cachondeo, ?qu¨¦ no ser¨¢ la injusticia? El empate a cero contra el Deportivo es injusto, dice el lugar com¨²n. ?Alguien cree todav¨ªa en la justicia, sea divina, humana o futbol¨ªstica? No es injusto, sino m¨¢s bien un cachondeo, que el Rey Felipe VI afirme que los espa?oles ya no somos rivales los unos de los otros. Signifique lo que signifique ser espa?ol, que dir¨ªa Juan Jos¨¦ Mill¨¢s. Ser del Espanyol est¨¢ mucho m¨¢s claro ahora mismo. Alegrarse de un empate a cero por el juego desplegado. El equipo empieza a seducir a la afici¨®n, la chispa de la conexi¨®n entre el campo y la grada ha prendido, tal como se propon¨ªa el entrenador. La gente est¨¢ saliendo de su letargo, 22.732 espectadores en Cornell¨¤-El Prat ante el Deportivo. Sergio Gonz¨¢lez es una persona honesta e ilusionada que ese domingo por la tarde, mientras dirig¨ªa a su equipo en la banda, rodeado de ruido y furia futbolera, ten¨ªa el detalle de lucir el lacito rosa en recuerdo y apoyo a todas aquellas personas enfermas de c¨¢ncer de mama. Es injusto que el Departamento de Salud de la Generalitat no haya conseguido reducir la tasa de suicidios y muertes por c¨¢ncer de colon. La vida y la muerte se burocratizan. ?Por qu¨¦ esta vez no marc¨® el delantero uruguayo del Espanyol, Cristian Stuani? Sergio Gonz¨¢lez transmite valores m¨¢s all¨¢ de lo futbol¨ªstico, pero con el f¨²tbol como pretexto, una ¨¦tica y una est¨¦tica humana, de ah¨ª el efecto llamada. Le necesitamos para no burocratizar nuestra alma periquita. As¨ª es como se insufla vida a este club alica¨ªdo por las deudas y la rutina de la salvaci¨®n como meta. Pedro Pacheco ha sido recientemente condenado por el Tribunal Supremo a 5 a?os y 6 meses de prisi¨®n por malversaci¨®n de caudales p¨²blicos. Entre la justicia y la injusticia, nos quedamos con el cachondeo.
Sergio Gonz¨¢lez transmite valores m¨¢s all¨¢ de lo futbol¨ªstico, pero con el f¨²tbol como pretexto, una ¨¦tica y una est¨¦tica humana, de ah¨ª el efecto llamada
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