El Romanticismo en 140 caracteres
Las redes sociales del museo dedicado al siglo XIX, modelo para otros centros
Una carta que Larra escribi¨® a su madre ilustra uno de los ¨¢lbumes de la red social para fotograf¨ªas Flickr. El enlace a un cuestionario reta a los tuiteros a demostrar cu¨¢nto saben sobre B¨¦cquer. Y en el servicio de m¨²sica en streaming Spotify, las melod¨ªas de Schumann y Liszt comparten lista de reproducci¨®n para hacer las veces de banda sonora en una visita al Museo del Romanticismo (San Mateo, 13), dedicado al siglo XIX. La instituci¨®n, que este a?o celebra su 90 aniversario, ha conseguido definir una estrategia en redes sociales que ha servido de modelo a otros museos.
Twitter, Flickr, Facebook, Instagram¡ y as¨ª hasta siete perfiles, todos con el mismo lema: "Un museo del siglo XIX para el siglo XXI". El del Romanticismo, inaugurado por el marqu¨¦s de la Vega-Incl¨¢n en 1924, fue uno de los primeros museos que se lanz¨® a las redes sociales. La estrategia, que m¨¢s bien ha sido un ejercicio de ensayo y error, arranc¨® en 2010 para darse a conocer al p¨²blico en canales entonces alternativos. Un a?o antes hab¨ªa reabierto sus puertas, completamente reformado, tras permanecer casi una d¨¦cada cerrado. Borrado de la memoria de turistas y madrile?os y con una web apenas flexible que depend¨ªa del Ministerio de Cultura y no permit¨ªa demasiadas florituras, era necesario utilizar nuevas herramientas para atraer al p¨²blico.
"Ahora todos los museos est¨¢n en redes, as¨ª que lo que nos toca es buscar la diferenciaci¨®n", explica Mar¨ªa Jes¨²s Cabrera, la community manager del museo. El del Romanticismo, todav¨ªa desconocido para muchos, tiene que competir tambi¨¦n en la red con gigantes como el Prado, el Thyssen o el Reina Sof¨ªa, en una ciudad que cuenta con m¨¢s de medio centenar de museos. "A veces te quedas perdido en el marem¨¢gnum de tuits de otros centros que comunican igual de bien", se?ala Cabrera.
En Spotify crea listas con m¨²sica de compositores rom¨¢nticos
Su clave para mostrar las bondades del museo, un palacete de 1776 que recrea una casa se?orial del siglo XIX, es abrir perfiles en redes que complementen la colecci¨®n, de 20.000 piezas, y cuya actualizaci¨®n constante ¡ªdiaria en Twitter, semanal en el resto¡ª pueda asumir.
Cada herramienta tiene un objetivo distinto. En Facebook, solo se cuelga contenido propio y ha conseguido ser el museo espa?ol con mayor nivel de respuesta entre sus seguidores (11.000), un 31%, seg¨²n un estudio de la consultora Social Win. Sus fotos en Flickr sirven, sobre todo, para desvelar y explicar el trabajo entre bambalinas: la labor de su restauradora, los secretos de su biblioteca, las visitas guiadas que organizan¡ Y en Instagram, inventaron la etiqueta #expoMR para retratar el montaje de una exposici¨®n temporal; estos d¨ªas ense?an orgullosos el paso a paso de la muestra El aura de los ciervos, de Miguel ?ngel Blanco.
Una "multitud rom¨¢ntica" sigue al museo en Twitter. Hace dos semanas, celebraba sus 20.000 seguidores. El Prado, por ejemplo, tiene 300.000, y el Cerralbo o el L¨¢zaro Galdiano, de la talla del Rom¨¢ntico, 12.000 y 17.000. El proyecto que m¨¢s ilusiona es, sin embargo, el relacionado con la m¨²sica. Es el ¨²nico museo espa?ol, junto con el de la Alhambra en Granada, con perfil en Spotify, donde elabora listas de reproducci¨®n para acompa?ar sus exposiciones o su colecci¨®n permanente. Aunque no hay manos para todo. "Nos gustar¨ªa abrir un blog, para que participara el personal del museo, y una cuenta en Tumblr para conectar con el p¨²blico m¨¢s joven. Pero por ahora no podr¨ªamos mantenerlas", lamenta la responsable de redes.
Utiliza Instagram para mostrar paso a paso el montaje de una exposici¨®n
"Muchas felicidades por la gesti¨®n online del museo. Quiero ir a Madrid para visitarlo en persona", reza uno de los mensajes dirigidos a la cuenta en Twitter del museo. No hay cifras sobre cu¨¢ntos visitantes ¡ªreciben alrededor de 90.000 cada a?o¡ª han pasado de lo online a lo offline, de ver el museo en una pantalla a pasearse por su sal¨®n de baile, a admirar el cuadro de Goya que cuelga de una de las paredes o a contemplar la pareja gemela de pistolas con las que se cree que se suicid¨® Larra. "De todas formas, no ser¨¢ un porcentaje significativo. Las redes ayudan sobre todo a crear una imagen, m¨¢s que a atraer visitantes", asegura Cabrera.
El camino hasta modelar esa imagen de un museo tan activo en la red ha sido, sin embargo, lento y con algunos errores. Uno de los primeros hashtag que lanzaron en Twitter, #FridayBook, para difundir su colecci¨®n bibliogr¨¢fica, no obtuvo respuesta. Pero ahora han logrado crear una comunidad fiel que responde e interact¨²a. "En Twitter tenemos unos 20 0 30 usuarios que siempre nos dicen algo. Y de los 1.200 seguidores de Instagram, suele interactuar un 10%".
Este a?o, algunos de esos mensajes son felicitaciones, a veces sorprendidas: "?Cre¨ªa que erais m¨¢s j¨®venes!". Las nueve d¨¦cadas de vida del Museo del Romanticismo tambi¨¦n se han celebrado online, aunque con dificultades, cuenta Cabrera: "Ni siquiera tenemos una fecha oficial de inauguraci¨®n, as¨ª que focalizar toda la actividad del aniversario en las redes en un d¨ªa concreto ha sido imposible".
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