El ¡°cine de la esperanza¡±

¡°Somos el abuelito de los festivales de cine ambiental¡±. As¨ª define su fundador, Claudio Lauria, el Festival Internacional de Cine de Medio Ambiente (FICMA), que llega este jueves por la noche a la 21? edici¨®n con la proyecci¨®n?del documental Toxic Hot Seat de James Redford, en el CaixaForum de Barcelona. La propuesta surgi¨® en 1993 con el af¨¢n de generar un espacio audiovisual de denuncia, ense?anza y debate. Este a?o cuenta con m¨¢s de 80 piezas que ahondan sobre los residuos urbanos, las energ¨ªas renovables, los derechos humanos y animales, entre otros. El desaf¨ªo es el mismo que hace 21 a?os: sumar sinergias. ¡°No tenemos ning¨²n deseo de competir con nadie¡±, explica el fundador.

¡°Somos un festival necesario por lo mal que estamos haciendo las cosas¡±, reconoce Lauria. El FICMA gan¨® visibilidad a ra¨ªz del creciente inter¨¦s por la situaci¨®n ambiental. La producci¨®n de documentales de denuncia ha aumentado con el correr de los a?os. ¡°Nadie es profeta en su tierra¡±, dice Lauria para explicar el creciente reconocimiento que posee FICMA fuera de Barcelona. En M¨¦xico, Colombia, Argentina y Estados Unidos, en ese orden, seg¨²n los seguidores que tene su sitio web.

El FICMA supera la mera denuncia para ofrecer propuestas para remendar la situaci¨®n. ¡°Todos somos parte del problema y de la soluci¨®n¡±, a?ade. De no ser as¨ª, no ser¨ªa cine de la esperanza. El reto es romper el t¨®pico de entender el medioambiente como una cat¨¢strofe. ¡°Somos un cine en positivo porque somos parte de la soluci¨®n¡±, asegura la direcci¨®n.

El festival cuenta, adem¨¢s, con una biblioteca en l¨ªnea. La Ficmateca queda a disposici¨®n de todos los docentes y centros educativos que as¨ª lo deseen. Para que ¡°no permanezca en un armario acumulando telara?as¡±, FICMA ampl¨ªa continuamente la oferta del archivo, ofreciendo material que dinamice el aprendizaje. ¡°En la medida en que generemos debate va a haber crecimiento¡±, dice su fundador.

¡°La mayor gratificaci¨®n es ver la sala llena¡± para Claudio Lauria, que reconoce cierto desgaste despu¨¦s de 21 a?os de organizaci¨®n sin fines de lucro. Sin embargo, el reconocimiento de ver las butacas ocupadas justifica el sacrificio. Los ¡°peque?os mendigos¡±, como se autodefine el fundador, renuevan el desaf¨ªo una vez m¨¢s: sumar sinergias.