Suicidio con freno y marcha atr¨¢s

Sorpresa. Un solo l¨²cido, sincero, pl¨¢stico y hondamente expresivo en el cual Carlos Javier Sarmiento nos revela las tribulaciones del suicida potencial que anid¨® en su interior durante un tiempo. Una confesi¨®n elevada a la categor¨ªa de ensayo breve. Con arrojo, el autor, actor y director venezolano afincado en Espa?a aborda un tema inc¨®modo, en primera persona pero a dos voces: la del yo narrador, que con un lirismo a veces descarnado hiende la tapa del tab¨², y la voz del cuerpo, que introduce un discurso paralelo, aleg¨®rico, el¨ªptico, dirigido al inconsciente.

En No me voy a suicidar, saltar¨¦ sobre mi tumba (al t¨ªtulo le sobra la mitad), los t¨®picos, que asoman su discursiva oreja durante el prefacio, van dejando el paso franco a la reconstrucci¨®n viva y confesional del proceso que lleva a un yo como tantos otros desde el desasosiego hasta una claridad cierta o intuida. Con cuatro objetos de utiler¨ªa bien escogidos, una luz demi¨²rgica, una partitura de acciones concisa y certera ejecutada con precisi¨®n de bailar¨ªn, alg¨²n chispazo de humor y sentido agudo del riesgo y de la medida (v¨¦ase el acierto con el que transcurre en oscuridad absoluta una escena entera), Sarmiento ironiza sobre la inconsistencia de los v¨ªnculos de los usuarios de redes sociales, discute la legitimidad del reproche moral que hacemos a los suicidas, evoca en equilibrio sobre una silla al Lindsay Kemp/Divine de Flowers y crea una segunda presencia hipnag¨®gica cuando se pone a hablarnos de esa criatura quim¨¦rica que le acecha durante sus noches de insomnio.

Un pasaje coreogr¨¢fico sobre m¨²sica disco, con voz en off, es la ¨²nica pieza desencajada de este solo cuyo acabado sencillo pero exacto, fruto de larga elaboraci¨®n, lo emparenta con la tradici¨®n, hoy subterr¨¢nea, de los grandes contadores de cuentos.