Una inyecci¨®n de amable energ¨ªa

M¨¢s pr¨®ximo, imposible. Y m¨¢s acorde con su imagen ¨²ltima, tambi¨¦n. Kenny Garrett eludi¨® la tarima y se situ¨® a la altura del p¨²blico en su primera actuaci¨®n en un club valenciano, ante un centenar de personas, tras actuar frente a mil en un auditorio de Zaragoza. Y, al igual que hace en la foto de su ¨²ltimo ¨¢lbum, Pushing the world away, se situ¨® de espaldas a la entrada del local.

No fue el repertorio de este registro, sin embargo, el m¨¢s recurrido de la velada, que marcaba el punto cenital del festival de oto?o del Jimmy Glass con las entradas agotadas varios d¨ªas antes, al igual que hab¨ªa sucedido con Lou Donaldson, justo una semana antes, el lunes d¨ªa 3, o con el concierto del martes de Mark Turner y Avishai Cohen.

El octogenario Lou Donaldson hab¨ªa demostrado estar en forma. Hizo gala de sentido del humor y repaso de repertorio hist¨®rico, hasta llegar al punto culminante de su deliciosa Whisky drinking woman, un blues arrastrado que contiene en cierta manera las esencias de su arte.??

Kenny Garrett prefiri¨® repescar varias piezas de su anterior grabaci¨®n de 2012, Seeds from the underground, con la que obtuvo dos Grammy, para invitar a los asistentes a un paseo por ?frica en la bienvenida (Welcome to earth song), rendir tributo al saxofonista Jackie McLean, escurrirse entre la polirritmia de Haynes me o cabalgar hacia el Oeste con Boogety boogety. En los saxos altern¨® entre lo torrencial, la contenci¨®n, lo previsible y lo sublime.

Hubo dos partes. En la primera, reparti¨® juego con generosidad entre sus compa?eros de quinteto y el bater¨ªa McEntly Hunter se lo tom¨® m¨¢s que en serio, hasta el punto de desbordar al resto del grupo, tras necesitar el apuntalamiento de su instrumental para que no se desplazara m¨¢s all¨¢ de lo razonable en un recinto, como es sabido, necesariamente muy acotado. Por suerte el vigor y la firmeza de sus trazos no estaban re?idos con la sutileza ni la riqueza de matices.

Garrett dialog¨® con fluidez con este fogoso bater¨ªa y se desliz¨® con amable energ¨ªa entre una tupida malla r¨ªtmica, en la que brillaba por momentos el percusionista Rudy Bird, declarado admirador de Airto Moreira. En la segunda parte, dio paso al tema que da t¨ªtulo a su ¨²ltimo ¨¢lbum y, como sucedi¨® durante toda la velada, alarg¨® la pieza para improvisar y subrayar a placer las composiciones de su pu?o y letra.

En Pushing the world away gir¨® la bola del mundo y ensay¨® aproximaciones a la m¨²sica oriental, con repetici¨®n de mantra incluido, que invitaban a alejarse del mundanal ruido para, cuando el que m¨¢s y el que menos hab¨ªa aceptado la envolvente del saxofonista con el saxo soprano subido y pod¨ªa ver girar las nubes del Himalaya, devolver al personal al baile terrenal con el inevitable Happy people final para explicar, de alguna manera, que lo sencillo puede ser divertido y que danzar o, cuando menos, contonearse, puede liberar energ¨ªas saludables. ?