El espiritismo y Perico Vidal
Entre lo m¨¢s destacado publicado con motivo del aniversario de la Primera Guerra Mundial est¨¢ la ¨²ltima obra Giani Stuparich
En este a?o de 2014, centenario del estallido de la primera guerra mundial, he le¨ªdo desordenadamente bastantes textos sobre aquel desastre, sobre todo manuales de historia y diarios y dietarios y memorias de los combatientes supervivientes. Entre lo que m¨¢s me han chocado est¨¢ La guerra del 15 (Min¨²scula), de Giani Stuparich, italiano de Trieste que se present¨® voluntario para luchar contra los austroh¨²ngaros, donde me he enterado de que cuando a alguno de aquellos soldaditos de 18, 19, 20 a?os, unos cr¨ªos, el sargento le ordenaba que por la noche abandonase la seguridad relativa de la trinchera para explorar la tierra de nadie y las alambradas del enemigo, el chaval, forzado a obedecer y muerto de miedo, sal¨ªa de la trinchera suspirando:
¡ªAiutammi, mamma!
No comment. En momentos de peligro sobrecogedor y de angustia se llama en ayuda a las fuerzas m¨¢s inveros¨ªmiles. He sabido que uno de los fen¨®menos secundarios pero tambi¨¦n conmovedores de aquella cat¨¢strofe que caus¨® cerca de 16 millones de muertos fue el aumento espectacular de las pr¨¢cticas del espiritismo. En la postguerra era muy com¨²n acudir a cualquier farsante que mediante el cobro de una modesta suma se pon¨ªa en trance y pod¨ªa hacer comparecer el ectoplasma del soldadito muerto, o por lo menos o¨ªr su voz de ultratumba. "No te preocupes, pap¨¢, aqu¨ª estoy bastante bien. Cuida de tu salud, y no bebas tanto." He le¨ªdo que una de las v¨ªctimas de la guerra, muerto de neumon¨ªa en 1918, fue el soldado Kingsley Conan Doyle, hijo del c¨¦lebre novelista e inventor del paradigma de detective racional, Sherlock Holmes. Para no aceptar la muerte de Kingsley, Conan Doyle recurri¨® al espiritismo y se convirti¨® en un gran propagandista. Estaba ¡°absolutamente dispuesto a creer en que la inteligencia puede existir al margen del cuerpo¡± y en la veracidad de toda clase de fen¨®menos sobrenaturales y en embaucadores de todo pelaje. Como por ejemplo su segunda esposa, una mujer muy bella y profundamente c¨ªnica y manipuladora que se descubri¨® un misterioso talento por la escritura autom¨¢tica y apuntaba febrilmente los mensajes que Kingsey le enviaba desde el otro mundo. La asombrosa credulidad de Conan Doyle le llev¨® a defender la autenticidad de las Hadas de Cottingley, unos encantadores montajes fotogr¨¢ficos de 1917 realizados por dos ni?as de esa localidad inglesa.
Para conmemorar la guerra del 14 he vuelto a ver dos de mis pel¨ªculas preferidas sobre aquella cat¨¢strofe, que son Senderos de gloria y La hija de Ryan, una variante de Madame Bovary donde la guerra tiene la presencia de agobiante contexto y de pesadilla recurrente del apuesto y desesperado mayor Randolph Doryan, que cojeaba con much¨ªsima elegancia. Viendo otra vez La hija de Ryan he revivido, como por arte de medium, la primera vez que la vi, sobrecogido de admiraci¨®n ante la tragedia que cuenta y los bell¨ªsimos paisajes de las ¨¢speras costas de Irlanda ¡ªque result¨® que eran escocesas¡ª en el cine La Amistad de Premi¨¢ de Mar, una tarde de verano del a?o 72 o 73. Al salir del cine me promet¨ª que un d¨ªa visitar¨ªa esas playas¡
Cuando Marcos Ord¨®?ez empez¨® a publicar en su blog de este diario las confidencias del t¨¦cnico de cine Perico Vidal, que fue ¨ªntimo colaborador y amigo de David Lean y pieza fundamental en la filmaci¨®n de La hija de Ryan, ?c¨®mo no iba a engancharme al blog? Ah¨ª Perico Vidal contaba su vida cerca de Frank Sinatra, Ava Gardner, Orson Welles, David Lean y otras figuras de Hollywood, como un rosario de triunfos y decepciones m¨ªticos, punteados por fiestas gargantuescas. Ahora en el libro que reproduce el discurso del ya difunto Perico, Big Time, la gran vida de Perico Vidal (Libros del Asteroide), se agrega el mon¨®logo de su hija Alana, que viviendo en EE UU ley¨® el blog, le gust¨® mucho, se puso en contacto con el autor y se ofreci¨® a completar la historia de su padre desde su punto de vista. La suma de los dos mon¨®logos que se enriquecen y contradicen y componen en la mente del lector un tercer relato, mejor, m¨¢s completo, m¨¢s veraz, m¨¢s palpitante, humano y tr¨¢gico, me deslumbra como al aprendiz de matem¨¢ticas asistir en el aula a la exposici¨®n de una soluci¨®n luminosa: ¡°Que es lo que quer¨ªamos demostrar¡±. ?Entra la hija! Y entonces el relato parece que pudiera prolongarse y profundizarse sin fin, el personaje se materializa en nuevas dimensiones. Perico est¨¢ aqu¨ª, un poco p¨¢lido y borroso, pero es ¨¦l.
Releo lo escrito y pienso que todo buen libro es un medium. Textos y pel¨ªculas, ectoplasmas. "Aiutammi, mamma!". El lector cree en el espiritismo y puede firmar como propios los famosos versos de Quevedo: con pocos pero doctos libros juntos vive en conversaci¨®n con los difuntos y escucha con los ojos a los muertos.
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