Despedida barroca

Cuando una soprano que anuncia su retirada del mundo de la ¨®pera viene a despedirse de un teatro en el que ha protagonizado veladas memorables, como es el caso de la diva francesa Natalie Dessay, la gratitud y reconocimiento deben ir por delante de cualquier consideraci¨®n cr¨ªtica. Ciertamente, los contratiempos de salud han dejado huella en su portentosa voz (una afecci¨®n en las cuerdas vocales le oblig¨® a cancelar sus actividades y someterse en dos ocasiones a cirug¨ªa) pero la expresividad y la emoci¨®n del canto siguen intactas, y con ellas cautiv¨® de nuevo al p¨²blico del Liceo en una velada barroca consagrada a las mejores arias y escenas de la ¨®pera Giulio Cesare, de Georg Friedrich Haendel.

Dessay, que en el coliseo l¨ªrico barcelon¨¦s ha protagonizado t¨ªtulos como Hamlet, Manon y Los cuentos de Hoffmann, ha escogido bien a sus compa?eros en esta ¨²ltima aventura barroca: la directora Emmanuelle Ha?m al frente de su excelente orquesta, Le Concert d¡¯Astr¨¦e, y el contratenor Christophe Dumaux en el papel estelar de Giulio Cesare, con quienes ha interpretado el personaje de Cleopatra, primero en la ?pera de Par¨ªs, en 2011, en un montaje esc¨¦nico de Laurent Pelly y, despu¨¦s, en el Metropolitan Opera House de Nueva York. Y con ellos se ha embarcado en esta gira que recala en el Liceo.

Ha?m respira con los cantantes. El cuidado en las din¨¢micas y los tempi preside una direcci¨®n atenta a las necesidades de la voz. Dessay pas¨® apuros en la emisi¨®n y el control del fiato, pero alcanz¨® momentos de magia expresiva en sus grandes arias ¡ªla interpretaci¨®n de Pianger¨° fue sublime¡ª y dio vida teatral a los recitativos de manera incisiva. La mayor parte del programa corr¨ªo a cargo de Christophe Dumaux, excelente cantante que convenci¨® m¨¢s por la musicalidad y buen gusto en las ornamentaciones que por el volumen de su voz, muy bien manejada, pero con graves muy p¨¢lidos.

Le Concert d¡¯Astr¨¦e tiene un sonido bello, suave y natural, sin crispaciones, con el que Ha?m, fundadora y alma del conjunto franc¨¦s, recrea magistralmente el virtuosismo, la transparencia y la tensi¨®n dram¨¢tica que anima el lenguaje oper¨ªstico de Haendel. Brillaron la pureza y el limpio sonido del concertino David Plantier, y la elegante finura del flautista S¨¦bastien Marq en las danzas de la Suite n? 3 de la M¨²sica acu¨¢tica, aunque en una sala tan grande como el Liceo, estas exquisiteces no son muy audibles m¨¢s all¨¢ de las primeras filas.