Legado jesuita entre los guaran¨ªes
La Caixa muestra las reducciones de la Compa?¨ªa de Loyola en Suram¨¦rica
La oferta cultural madrile?a, en su prol¨ªfica variedad, ofrece hasta el 8 de febrero una muestra verdaderamente singular: la de las reducciones jesu¨ªticas en Am¨¦rica del Sur. Se trata de una exposici¨®n ideada por el jesuita Jos¨¦ Luis Cincunegui para el castillo de Javier, cuartel general de los religiosos de Ignacio de Loyola, y que llega a Madrid, a CaixaForum del paseo del Prado, comisariada por Miguel ?ngel Jim¨¦nez de Abad, asesorada por el tambi¨¦n jesuita Enrique Climent.
Es una exposici¨®n de limitadas dimensiones, dispuesta en dos salas, con paneles, gr¨¢ficos, fotograf¨ªas, documentos, maquetas y algunos objetos caracter¨ªsticos. Su relato versa sobre el episodio socio-hist¨®rico acaecido en la primera mitad del siglo XVII a instancias de la Compa?¨ªa de Jes¨²s. Concierne a una serie de pueblos ind¨ªgenas esparcidos por la Paracuaria, denominaci¨®n jesu¨ªtica aplicada a una extensa ¨¢rea de selva y llanura ubicada entre lo que hoy ser¨ªa el Paraguay, el Chaco y el suroriente brasile?o, m¨¢s una zona de Uruguay, otra meridional de Bolivia y nordeste de Argentina.
Aquellos pueblos, principalmente los de la naci¨®n guaran¨ª, vivieron durante siglos en la Arcadia feliz de sus r¨ªos, bosques y p¨¢ramos. Al poco de sobrevenir all¨ª el encuentro de Espa?a y Portugal con Am¨¦rica, los peores efectos de la colonizaci¨®n, con un saldo de sangre, persecuciones y castigos, aterrorizaron a los lugare?os y les alejaron de algunos de sus enclaves naturales.
Fue entonces cuando entr¨® en juego la Compa?¨ªa de Jes¨²s, a trav¨¦s de algunos de los m¨¢s audaces seguidores de Ignacio de Loyola. Inflamados por el compromiso de su fe y signados desde 1540 por una incuestionada sumisi¨®n al Papado, trataron de llevar hasta el profundo coraz¨®n del surcontinente americano la evangelizaci¨®n y la cultura del Occidente cristiano. Pero se propusieron asumir su designio de hegemonizar la evangelizaci¨®n y la educaci¨®n con una propuesta espec¨ªfica: aplicar al pueblo guaran¨ª una cristianizaci¨®n concebida desde un respeto declarado a las costumbres y pr¨¢cticas ind¨ªgenas, para propiciar as¨ª una modernizaci¨®n occidentalizante, a partir de las llamadas reducciones.
Viviendas, escuelas, talleres y graneros procuraban confort a los ind¨ªgenas
En 1639, el jesuita Antonio Ruiz de Montoya, desprovey¨® de la original significaci¨®n represiva el concepto de reducci¨®n y lo matizaba as¨ª: "Los pueblos indios que viv¨ªan, de acuerdo con su antigua costumbre, en los montes, en peque?os grupos muy distantes entre s¨ª, se reunieron por iniciativa de los padres, para formar asentamientos donde empezaron las primeras formas de vida social". Es evidente que no se trataba de las primeras formas de vida social, como los presupuestos etnoc¨¦ntricos vigentes en la ¨¦poca dictaban a Ruiz de Montoya. M¨¢s bien el prop¨®sito jesu¨ªtico consist¨ªa en la imposici¨®n de otras formas sociales distintas de las propias de los ind¨ªgenas hasta entonces signadas por pautas tribales. En las reducciones, la racionalizaci¨®n presid¨ªa la distribuci¨®n de los espacios sociales, educativos, religiosos y econ¨®micos, como de un modo muy gr¨¢fico la exposici¨®n revela. Fueron enclaves jerarquizados de disposici¨®n espacial generalmente horizontal, con arquitectura propia, m¨¢s una presencia mayoritaria de viviendas en torno a una gran plaza jalonada por un hito rematado por una advocaci¨®n religiosa.
El poblado quedaba versado hacia una cabecera donde talleres, escuelas y otros establecimientos comunitarios y simb¨®licos ten¨ªan su instalaci¨®n, desde los graneros hasta los alojamientos de las viudas. Tal trazado buscaba fortalecer as¨ª la interacci¨®n entre sus moradores, desde un esquema jer¨¢rquico pero parcialmente igualitario, as¨ª como estimular la racionalizaci¨®n de sus funciones orientadas a la procura de una vida material digna y una apuesta cultural propia: todos los pobladores ten¨ªan que desarrollar una funci¨®n espec¨ªfica, voluntariamente elegida. Gracias a la secuencia de interacciones que aquel esquema desencaden¨®, muchos guaran¨ªes disfrutaron de algunos avances de la civilizaci¨®n hegem¨®nica de su tiempo, a la que agregaron el genio de su pueblo, manifiesto, entre otros escenarios, en la m¨²sica y en la artesan¨ªa. Empero, algunos de los caciques locales pelearon valientemente para mantener sus ancestrales costumbres. La experiencia de las reducciones culmin¨® en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los reinos de Portugal y Espa?a quisieron atajar la hegemon¨ªa adquirida por la Compa?¨ªa de Jes¨²s en la educaci¨®n y en la cultura.
Las reducciones jesuitas del Paraguay. Acceso libre. CaixaForum. Paseo del Prado, 36. Todos d¨ªas de 10.00 a 20.00. Hasta el 8 de febrero.
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