Pobreza, agua y energ¨ªa
Las tarifas del agua y la luz incluyen cargas e impuestos que otros pa¨ªses financian con cargo a los presupuestos p¨²blicos
Hace unos a?os que estamos instalados en la crisis. Por mucho que haya leves signos de recuperaci¨®n, esta ser¨¢ lenta y dif¨ªcil, sobre todo para los que no tienen trabajo ni ingresos. Cada a?o, la llegada del fr¨ªo pone de manifiesto con crudeza una de las caras de la pobreza: la dificultad de muchos ciudadanos de tener acceso a servicios p¨²blicos b¨¢sicos, debido a la imposibilidad de pagar su precio. En estas reflexiones, que van m¨¢s all¨¢ de las medidas inmediatas que hay que tomar, intento profundizar en las causas m¨¢s que en las consecuencias. Me formulo algunas preguntas: La pobreza energ¨¦tica, ?es un problema de servicios sociales, o es un problema de mala regulaci¨®n del mercado? ?Se trata solo de poner parches o de intentar evitar las heridas? ?El problema es la falta de ingresos, o tambi¨¦n el precio excesivo del suministro? ?Cu¨¢les son los l¨ªmites de la privatizaci¨®n de los servicios p¨²blicos que suministran bienes esenciales para los ciudadanos?
1. Precio, tarifas e impuestos. Las dos primeras preguntas se responden juntas. Resolver con urgencia el problema de esta pobreza es un tema de servicios sociales. Pero evitar, o reducir, la importancia del problema es un tema de pol¨ªtica econ¨®mica o energ¨¦tica. Muchas personas tienen dificultades para poder pagar el precio del agua, del gas o de la electricidad, por la falta de ingresos, pero tambi¨¦n por el precio exagerado de estos suministros.
La tarifa que pagan los usuarios tiene una parte importante que corresponde al ¡°coste de producci¨®n y distribuci¨®n¡± (en el caso el¨¦ctrico la materia prima, la amortizaci¨®n de las centrales y los costes de la red de distribuci¨®n; en el caso del agua, la captaci¨®n, la potabilizaci¨®n, la distribuci¨®n y la depuraci¨®n), pero en todos los casos, y sobre todo en el primero, hay otra parte que son impuestos y cargas que no corresponden al coste energ¨¦tico sino a dinero que va a dotar fondos para pol¨ªticas p¨²blicas (subvenci¨®n al carb¨®n, menores precios para los habitantes de las islas, ayudas a personas con bajos ingresos, est¨ªmulos a las energ¨ªas renovables¡). Esto encarece enormemente la tarifa.
Todas estas pol¨ªticas son necesarias y existen en muchos otros pa¨ªses; pero no las cargan en la tarifa, sino que los fondos provienen de los presupuestos p¨²blicos. Si se hiciera as¨ª, la tarifa el¨¦ctrica se podr¨ªa reducir casi a la mitad, cosa que reducir¨ªa mucho el problema de la pobreza energ¨¦tica y al tiempo aumentar¨ªa la competitividad de las empresas al reducir sus costes energ¨¦ticos. Aqu¨ª no se hace as¨ª en buena parte porque los presupuestos p¨²blicos no aguantar¨ªan estos gastos debido a la insuficiencia de la recaudaci¨®n, y por tanto es mucho m¨¢s c¨®modo cargarlo al consumidor. Una vez m¨¢s acabamos descubriendo que el problema final es la inadecuaci¨®n de nuestro sistema fiscal, por la estructura de sus impuestos y por el enorme fraude fiscal.
La tarifa el¨¦ctrica se podr¨ªa reducir casi a la mitad, cosa que reducir¨ªa mucho el problema de la pobreza energ¨¦tica y? aumentar¨ªa la competitividad de las empresas?
Lo expongo de forma muy simple y s¨¦ que es m¨¢s complejo, pues creo que tiene sentido que una parte se cargue en la tarifa; pero es innegable que nuestro sistema ha sido un fracaso ya que ha llevado a unas de las tarifas el¨¦ctricas m¨¢s altas de la UE, y adem¨¢s ha acumulado un d¨¦ficit de m¨¢s de 30.000 millones de euros que se est¨¢n financiando y que los consumidores ir¨¢n pagando en los pr¨®ximos a?os.
Dos paradojas: ?mientras mucha gente ha visto reducidos sus ingresos los ¨²ltimos seis a?os, el precio del agua y la electricidad ha ido aumentando de una forma exagerada! ?Y en las empresas, se ha ido recuperando competitividad bajando los salarios, pero al mismo tiempo se ha ido perdiendo al ir aumentando el precio de la energ¨ªa!
2. Servicio p¨²blico, negocio privado. El problema de fondo est¨¢ en la necesidad de regular adecuadamente aquellos sectores econ¨®micos cuya actividad tiene car¨¢cter de servicio p¨²blico, porque producen bienes b¨¢sicos que el Estado tiene la obligaci¨®n de asegurar. ?Es mejor la empresa p¨²blica o la empresa privada? Evidentemente, no todo servicio b¨¢sico exige una empresa p¨²blica. Nunca me pasar¨ªa por la cabeza defender la ¡°nacionalizaci¨®n¡± del sector de la producci¨®n de alimentos. La existencia de miles de empresas hace que el mercado, con una buena regulaci¨®n de la competencia, consiga precios m¨¢s bajos y mejores productos. Pero pienso que no es tan claro que sea as¨ª en sectores con enormes inversiones y una configuraci¨®n de casi-monopolio, en los que no juega bien la competencia. Siempre he sido partidario del sector p¨²blico. Si se opta por la privatizaci¨®n, este car¨¢cter de servicio p¨²blico exige unos niveles de regulaci¨®n y unos l¨ªmites de actuaci¨®n (tarifas, contratos, m¨¢rgenes, beneficios), muy distintos de los de los otros sectores.
3. Conclusiones evidentes. Urgencia de actuaciones desde los servicios sociales; necesidad de revisi¨®n de la regulaci¨®n tarifaria del sector energ¨¦tico; urgencia de una reforma fiscal, y, finalmente, necesidad de que, aunque los Gobiernos no hayan sabido imponerlo, las empresas privadas de estos sectores de servicio p¨²blico entiendan que las muchas ventajas que tienen les imponen una responsabilidad social corporativa de un nivel mucho m¨¢s elevado que las de los sectores competitivos. Y deben actuar en consecuencia.
Joan Maj¨®, ingeniero y exministro
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