¡°Un caso de conmigo o con nadie¡±
Los investigadores describen al autor del doble crimen que acab¨® con las vidas de una madre y una hija dominicanas en Madrid: ¡°Ten¨ªa una agitada vida sexual¡±
Esta es la historia de una mujer que quiso zafarse de su maltratador poniendo primero a salvo a su hija y fracas¨®. Han sido casi cinco meses de investigaci¨®n. Comenz¨® como un caso de desaparici¨®n de una madre y su peque?a de nueve a?os, se convirti¨® en un doble homicidio y ayer, levantado el secreto de sumario, entraba en el Juzgado numero 2 de violencia de g¨¦nero. De nuevo ¡ªhasta ayer eran 45 las mujeres asesinadas este a?o¡ª lo que pretend¨ªa ser un ansiado viaje hacia la libertad terminaba en muerte.
Cuando los polic¨ªas de la Comisar¨ªa de Puente de Vallecas entraron en el piso en el que viv¨ªa Adolfina Puello de 32 a?os y su hija Argelys notaron algo extra?o. Fue el pasado 2 de julio. El d¨ªa anterior, Leonarda ¡ªabuela de la ni?a y suegra de Adolfina¡ª hab¨ªa denunciado la desaparici¨®n de ambas y hab¨ªa advertido a los agentes de que la menor deb¨ªa haber llegado a Rep¨²blica Dominicana, su pa¨ªs natal, el 30 de junio y no lo hab¨ªa hecho. Manifest¨® ¡ªsiempre seg¨²n fuentes de la investigaci¨®n¡ª sus temores de que Ra¨²l ?lvarez del Rico, pareja hasta entonces de su nuera, les hubiese hecho algo porque, asegur¨®, era un tipo muy posesivo.
Se delat¨® porque comenz¨® a usar el tel¨¦fono de una de sus v¨ªctimas
Los agentes entraron en esa casa de la calle Sancho Panza acompa?ados por una amiga de Adolfina, ya que Libertad ¡ªla compa?era de piso de la madre y la hija¡ª estaba de vacaciones desde el fin de semana anterior. Aparentemente todo estaba en orden. No se percib¨ªan se?ales de actos violentos. Pero hab¨ªa cosas raras. A¨²n estaba all¨ª la maleta llena de regalos que la ni?a ten¨ªa previsto llevar a sus familiares del Caribe. No estaban ni la televisi¨®n ni el ordenador. Hab¨ªa bolsas negras de basura con ropa de Adolfina. Y en la habitaci¨®n de la peque?a ¡ªhab¨ªa tres estancias¡ª faltaba el colch¨®n. Ese somier desnudo les llam¨® la atenci¨®n, pero en ese momento no pensaron que estaban en la escena de un doble crimen.
Nadie hab¨ªa escuchado nada extra?o, ni ruidos, ni gritos, aunque durante las primeras pesquisas realizadas por los polic¨ªas entre el c¨ªrculo de amistades de la mujer desaparecida hab¨ªa una coincidencia: ¡°Todos hablaban de que Ra¨²l [de 30 a?os] era violento, muy celoso y de que ella le ten¨ªa mucho miedo¡±. Adolfina y su hija hab¨ªan sido vistas en su compa?¨ªa ese ¨²ltimo fin de semana de julio, aunque Ra¨²l asegur¨® a los polic¨ªas en su primera declaraci¨®n que no las ve¨ªa desde el 21 de junio y que el 27 hab¨ªan hablado por WhatsApp.
Las contradicciones en su testimonio, su visible nerviosismo, las salidas y entradas de su casa para comprobar si alguien le segu¨ªa y, sobre todo, el hecho de que comenzara el 11 de julio a usar el tel¨¦fono de Adolfina, tan callado como el de su hija desde el d¨ªa 30 de junio, lo delataron. ¡°Lo usaba para sus citas¡±, cuentan los investigadores vallecanos. Los seguimientos a los que fue sometido el que hasta entonces era un presunto asesino, evidenciaron que pese a ser muy celoso, Ra¨²l ¡°ten¨ªa una vida sexual muy agitada¡±. ¡°Se pasaba el d¨ªa con mujeres latinoamericanas¡±. De hecho, el pasado lunes fue detenido en casa de una chica cubana, ¡°su ¨²ltima novia¡±.
Sin oficio ni beneficio conocido (¡°alguna reparaci¨®n inform¨¢tica¡±), no se resisti¨®. Confes¨® el doble asesinato ante los polic¨ªas de Homicidios de la Comisar¨ªa General. ¡°Es el caso de: ¡®Si no es conmigo, no es con nadie¡±, dice un agente. En su hermetismo monos¨ªlabo, intent¨® sin embargo evitar que fuesen encontrados los cad¨¢veres. Dijo primero que los hab¨ªa tirado por una alcantarilla en la Dehesa de la Villa. Pero los polic¨ªas ya hab¨ªan reconocido previamente los terrenos de la finca de sus padres en San Vicente de la Cabeza (Zamora), adonde sab¨ªan que hab¨ªa viajado el 1 y el 4 de julio, en dos viajes rel¨¢mpago. El pasado martes fue ¨¦l quien se?al¨® el pozo donde tir¨® los cuerpos, supuestamente uno en cada trayecto. Lo que no ha aparecido es el colch¨®n, del que supuestamente se deshizo para ocultar las pruebas de su crimen.
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