La Gran Lista Patri¨®tica
Con unas posibles elecciones a la vista, parece que el inter¨¦s de la patria cede ante los c¨¢lculos partidistas
Si en otra cosa no, en cuesti¨®n de im¨¢genes para la historia el proceso est¨¢ siendo realmente generoso, aunque es verdad que, en alguna ocasi¨®n, a los encargados de la direcci¨®n art¨ªstica se les ha ido la mano, como en la escena de la convocatoria de la consulta que nunca tuvo lugar, que no deja de producir un cierto sonrojo vista en perspectiva. Unas cuantas fotos de familia, de dudosa est¨¦tica miradas desde la izquierda, van a quedar tambi¨¦n para el recuerdo.
Entre mis im¨¢genes favoritas, una que nos dej¨® la aprobaci¨®n parlamentaria de la ley de consultas el pasado 19 de septiembre. Insuperable, me parec¨ªa, el diputado de la CUP Quim Arrufat volviendo al esca?o tras su intervenci¨®n en medio de una sostenida y sentida ovaci¨®n de la bancada de Esquerra y de¡ los diputados convergentes, con Rull y Turull dirigiendo la claque de su grupo ante el fogoso discurso del diputado cupaire. Vivir para ver. Digo que me parec¨ªa insuperable porque luego lleg¨® el Gran Abrazo y comprend¨ª que a¨²n nos quedaban muchas tardes de gloria por delante.
Nada nuevo bajo el sol, sin embargo. Perm¨ªtanme un poco de historia: en 1914, inmediatamente despu¨¦s del asesinato del gran Jean Jaur¨¨s a manos de un ultranacionalista, sus compa?eros se unieron a los diputados de la derecha, incluyendo a quienes hab¨ªan injuriado sistem¨¢ticamente al l¨ªder socialista asesinado por su defensa de la paz y su denuncia de la guerra que se ve¨ªa venir. Con muy escasas disidencias, la izquierda francesa se incorpor¨® a la llamada del presidente Raymond Poincar¨¦ para formar una Union Sacr¨¦e contra los enemigos de Francia. En Alemania, los diputados socialdem¨®cratas (con una fuerte discrepancia interna que se convertir¨ªa en ruptura de la disciplina de voto un a?o despu¨¦s) apoyaron en el Reichstag los cr¨¦ditos para la guerra contra Francia. Fue la versi¨®n alemana de la uni¨®n sagrada. El resultado es bien conocido: la destrucci¨®n del internacionalismo socialista y un estallido general de nacionalismo que provoc¨® la mayor carnicer¨ªa b¨¦lica en Europa hasta aquel momento.
Junqueras har¨¢ todo lo posible por no caer en la trampa, pero recibir¨¢ presiones para que ceda y no es descartable que desde Palau se impulse una "lista del president"
La uni¨®n sagrada de la izquierda y de la derecha se justifica siempre con el argumento de la naci¨®n amenazada y solo se entiende (quien lo entienda) en horas de inminente y grav¨ªsimo peligro. Nada de eso se ve hoy en Catalu?a, lo que no impide que fuerzas tan dispares como quienes se cargan la sanidad p¨²blica y quienes lo denuncian hayan venido uniendo su suerte por el fin superior de acudir en auxilio de la naci¨®n asediada.
Todo indica, sin embargo, que tantas unanimidades tocan a su fin. Con unas elecciones a la vista, parece que el inter¨¦s de la patria cede ante los c¨¢lculos partidistas, y hasta es posible que volvamos a tener tiempo para debatir sobre alg¨²n que otro tema menor como el paro, los deshaucios, el salario de los funcionarios recortados, el abandono de la investigaci¨®n cient¨ªfica o, por no aburrir, esa decena de ciudadanos que han tenido la ocurrencia de morirse de legionela en Catalu?a sin que nuestros l¨ªderes pol¨ªticos, ocupados como est¨¢n con su juguete favorito, les hayan dedicado ni cinco minutos de atenci¨®n. Ya se sabe que, para desastres sanitarios, con Madrid tenemos bastante.
Con todo, esta semana Artur Mas ha hecho un ¨²ltimo intento de configurar una lista unitaria con ERC. Una "lista de pa¨ªs", la llaman. Y a nadie se le ponen los pelos de punta con lo que va impl¨ªcito en esa etiqueta. Oriol Junqueras, a quien no parecen gustarle los abrazos, har¨¢ todo lo posible por no caer en la trampa, pero recibir¨¢ presiones descomunales para que ceda y, si se niega, no es descartable que desde Palau se impulse una "lista del president" con abundancia de figurantes independientes que hagan olvidar las andanzas de la familia Pujol y que el partido del presidente tiene su sede embargada por el caso Millet (que ah¨ª sigue, como el dinosaurio) y a un buen pu?ado de altos dirigentes imputados en procesos de corrupci¨®n.
Lo dem¨¢s vendr¨ªa por a?adidura, ahora con Oriol Junqueras bajo fuego amigo: unos medios p¨²blicos y buena parte de los subvencionados lanzados a tumba abierta para transvasar hacia la Gran Lista Patri¨®tica el m¨¢ximo de votos posibles de los que se han ido a ERC en los ¨²ltimos tiempos. Y es que son faves comptades, vasos comunicantes. Lo que gana uno lo pierde el otro. Y no hay S¨²mate que valga.
Para acariciar al Gran Timonel, envolver primorosamente el paquete y reconvenir a los catalanes d¨ªscolos, no faltar¨¢ a su cita esa inefable corte de los milagros de historiadores, soci¨®logos, periodistas de guardia, bi¨®grafas de cabecera y otra gente de muy buen vivir que tantos y tan buenos servicios viene prestando a la causa estos ¨²ltimos a?os.
Pero incluso con esa inestimable y bien recompensada ayuda, la apuesta de Artur Mas tiene riesgos. Los n¨²meros del 9-N y casi todas las ¨²ltimas encuestas parecen indicar que una mayor¨ªa de catalanes seguimos sin saber apreciar las delicias del para¨ªso que nos espera. Y encima, ahora vienen esos chicos de Podemos a liarlo todo. Veremos.
Francisco Morente es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la UAB.
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