Hermanar, preciosa aventura

¡°Las razas no son tan puras ni somos tan diferentes¡±. Lo dice Ra¨²l Rodr¨ªguez en Raz¨®n de son, el tema titular de su estreno en solitario, y sirve como leit motiv perfecto para argumentar este h¨ªbrido estimulante que se trae entre manos, su preciosa aventura de hermanar flamenco y son cubano. El jueves casi se llen¨® la Galileo Galilei para evaluar de primera mano el experimento, y ahora ya podemos decir lo que se intu¨ªa con el registro fonogr¨¢fico (un disco-libro de presentaci¨®n soberbia, por cierto): Ra¨²l se trae entre manos algo grande.

Ll¨¦vame a la mar adquiere maneras de fandango indiano y Con la guitarra en blanco o El negro Curro merecen definirse como soner¨ªas, a caballo entre la buler¨ªa y el son. Pero no hacen falta precisiones doctas para disfrutar de la eclosi¨®n de Rodr¨ªguez, antes en Son de la Frontera e impagable escudero de mam¨¢ Martirio, ahora arrollador en sus nuevas facetas de compositor, cantante y l¨ªder. Porque el sevillano ha esperado a los 40 para destaparse como un cabeza de cartel apasionante y apasionado, un bandolero de chaleco, pa?uelo rojo y pantal¨®n ce?ido que apuntala las mejores ense?anzas de Kiko Veneno, Raimundo Amador o Santiago Auser¨®n. A este ¨²ltimo, presente en la sala, le honr¨® con una sabrosa lectura de Un africano en la Gran V¨ªa.

Ra¨²l solo estuvo dubitativo de afinaci¨®n con Romance de tus nombres, quiz¨¢s el ¨²nico momento anodino de la velada, pero es una bendici¨®n con su crepitante tres flamenco entre los dedos: cuerdas dobles como el tres cubano, madera flamenca, luthier de Triana y cuerdas de la¨²d, lo que le confiere un delicioso aroma moruno. A?adamos la guitarra de Mario Mas (hijo de Javier Mas), el bajo de Guillem Aguilar (hijo figurado de Pastorius) y los dos percusionistas habituales de Eliseo Parra. El resultado: emocionante.