La b¨²squeda del narco Pelopincho se cierra tras tres a?os sin pruebas
La polic¨ªa ni siquiera ha podido despejar la inc¨®gnita de si Pouso Rivas, que desapareci¨® antes de ser juzgado por blanquear 15 millones, est¨¢ vivo
Las pistas sobre Jos¨¦ Antonio Pouso Rivas, Pelopincho, se han agotado. Despu¨¦s de tres a?os rastreando sus pasos en Espa?a, Portugal, Brasil y Marruecos, ni la Guardia Civil ni la polic¨ªa han podido despejar ninguna de las dos hip¨®tesis sobre su paradero: asesinato o fuga del c¨¦lebre narcotraficante de Ribeira, cuya desaparici¨®n se sit¨²a a mediados de 2011, cuando iba a ser juzgado por blanquear un patrimonio de m¨¢s de 15 millones de euros a trav¨¦s de 32 testaferros.
?El juicio se celebr¨® en ausencia de Pelopincho, y el Juzgado n¨²mero 1 de Cambados asumi¨® su b¨²squeda decretando el secreto de las diligencias ¡ªprorrogado todo este tiempo¡ª, que ahora ser¨¢n archivadas por falta de pruebas. Las ¨²ltimas pesquisas de la polic¨ªa se centraron en Brasil, donde declar¨® una testigo en respuesta a una comisi¨®n rogatoria del juzgado. El v¨ªdeo del interrogatorio no aport¨® ning¨²n dato concluyente sobre la suerte del traficante m¨¢s buscado aunque s¨ª confirm¨® la red de intereses econ¨®micos que Pelopincho teji¨® en aquel pa¨ªs y que luego traslad¨® a Galicia, donde cinco de sus principales testaferros (y madres de seis de sus hijos) eran ciudadanas brasile?as a cuyo nombre puso varios locales de hosteler¨ªa, confi¨¢ndoles la mayor parte de sus bienes.
La extra?a desaparici¨®n de Pouso Rivas tiene todos los ingredientes del crimen organizado, con un doble secuestro y posibles asesinatos, adem¨¢s de dos imputados, que podr¨ªan haber sido la clave para esclarecer el caso. Pero Manuel Sineiro Fern¨¢ndez, Machucho, y Fernando Su¨¢rez Su¨¢rez, El Pirata, que cuentan con amplios antecedentes policiales, se negaron a hablar del caso.
El rastreo policial sobre Pouso Rivas ¡ªdesde que el juez de Caldas le dej¨® en libertad por imperativos legales, tras pasar cuatro a?os en prisi¨®n preventiva¡ª lo situ¨® antes de desaparecer en una descarga de 4.000 kilos de hach¨ªs para la que tuvo que desplazarse a Marruecos, donde la polic¨ªa recogi¨® bastantes pistas. Pero la operaci¨®n no sali¨® bien y la lancha con el cargamento se hundi¨® en Lisboa antes de llegar a Galicia. Los proveedores de la droga le reclamaron el dinero y no se creyeron que el cargamento hubiera acabado en el fondo del mar.
El primero que desapareci¨® en relaci¨®n con estos hechos fue otro presunto narcotraficante de Pontevedra, Jos¨¦ Bernardo Amil Villaverde. Lo ¨²ltimo que se supo de ¨¦l es que dos hombres se presentaron en su casa y se lo llevaron en un coche que luego apareci¨® quemado en un monte cercano, seg¨²n denunci¨® su mujer el 19 de noviembre de 2010. Tambi¨¦n la ¨²ltima compa?era sentimental de Pelopincho dijo que ¡°algo raro le hab¨ªa ocurrido¡± en el atestado que rellen¨® en la Guardia Civil de Padr¨®n ¡ªuna de las numerosas residencias del narcotraficante¡ª, al que luego se dio traslado a la brigada de desaparecidos de la Comandancia de A Coru?a. Taisa Dasilva, una joven brasile?a con la que Pelopincho ten¨ªa tres hijos, uno de ellos reci¨¦n nacido, declar¨® que sospechaba que algo grave le hab¨ªa ocurrido porque ¨¦l ¡°ten¨ªa por costumbre¡± despedirse de ella y ¡°llevar equipaje¡± cuando se ausentaba varios d¨ªas de casa. Las primeras investigaciones de la Guardia Civil ya vincularon el caso de Pelopincho con la denuncia del secuestro de Amil y luego se comprob¨® que ambos hab¨ªan coincidido en la c¨¢rcel, cuando el primero fue detenido en 2005 por su implicaci¨®n en el proceso de blanqueo por el que le fueron embargados todos sus bienes.
La polic¨ªa nunca descart¨® que Pelopincho estuviera vivo, pero tambi¨¦n consider¨® la posibilidad de que hubiera sido secuestrado, v¨ªctima de un ajuste de cuentas, por los narcos marroqu¨ªes que le fiaron el alijo y luego le reclamaron el dinero. En este escenario de interrogantes, la polic¨ªa cree que los dos ¨²nicos imputados en esta investigaci¨®n saben qu¨¦ le pudo ocurrir a Pouso Rivas y a Bernardo Amil.
Fotograf¨ªas y pinchazos telef¨®nicos son las pruebas documentales que les ten¨ªa reservadas la juez de Cambados a esos dos supuestos testigos, pero estos se negaron a hablar de Pelopincho y su presunto compinche. Manuel Sineiro y Fernando Su¨¢rez, ambos de Cambados, estaban en la c¨¢rcel cumpliendo condenas por narcotr¨¢fico cuando comparecieron en el juzgado, en marzo de 2012, para silenciar el caso.
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