Gasolina en el dep¨®sito
No son una banda cordial ni ducha en diplomacias, pero sigue resultando necesaria
No era un concierto al uso, sino un aperitivo fugaz de una hora para estrenar nueve canciones del flamante nuevo disco ante quienes lo hubiesen adquirido previamente. Pero incluso en formato restringido y con la taquilla cerrada, hace tiempo que los conciertos de Los Enemigos en Madrid se encuadran bajo el ep¨ªgrafe del acontecimiento. A?adamos que el episodio de este mi¨¦rcoles acontec¨ªa en El Sol y que el repertorio de Vida inteligente rompe un silencio discogr¨¢fico de casi tres lustros para argumentar que la experiencia tuvo algo de inici¨¢tica, anhelada, alentadora. Lo visto all¨ª permite barruntar que a¨²n queda gasolina para rato en el dep¨®sito enemigo, dentro de la impredecibilidad que siempre ha caracterizado a Josele Santiago, el m¨¢s ¨¢cido y desgarbado de nuestros versos libres.
Una velada que arranca con nueve temas de estreno siempre constituye un reto, incluso para esos seguidores heroicos que a¨²n se molestan en recurrir al soporte fonogr¨¢fico. Con todo, la flamante colecci¨®n retrata a un grupo l¨²cido, afianzado y, si se nos permite, maduro (que no ha de ser sin¨®nimo de viejuno). El repertorio, m¨¢s ecl¨¦ctico que de costumbre, principia con ese punto medio funk de Caf¨¦ con sal e incluye baladas desacomplejadas (Hombre que calla), certificados urgentes de rock urbano (Cementerio de elefantes), gui?os casi lennonianos (Cuatro cuentos) y una demoledora cr¨®nica sobre la sinvergonzoner¨ªa de las preferentes (Firme aqu¨ª) que sirve de ep¨ªlogo al a?o en el que el rock espa?ol, por fin, se puso las pilas, ense?¨® los incisivos y corrobor¨® que a¨²n le queda capacidad para encabronarse.
Algo m¨¢s decepcionante fue el tema central, con riff furioso y deje cheli, pero letra un poco ramplona para servir como t¨ªtulo del ¨¢lbum. Sucede adem¨¢s que a la voz de Santiago le cuesta entrar en calor: al principio suena algo titubeante de afinaci¨®n y pastosa de contenidos, hasta el extremo de que no es f¨¢cil descifrar buena parte de las frases. Pero el desajuste no llega a desbarajuste y se ha corregido a la altura de Aflicci¨®n, quiz¨¢s lo mejor del redivivo cuarteto: redonda, vibrante, rocosa, corajuda.
El ep¨ªlogo lo constituyen cinco propinas del amplio fondo de armario, desde Se?ora (la de Serrat) a John Wayne, Complejo y las chulescas y magn¨ªficas La cuenta atr¨¢s y Me sobra carnaval. No es Los Enemigos una banda cordial ni ducha en diplomacias, pero sigue resultando necesaria. Puede que ahora m¨¢s, incluso, que en sus a?os medulares.
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