El hombre ¡®lobby¡¯
No hay que tener nervios, mala conciencia ni verg¨¹enza para cotizarse en este negocio de intangibles, influencias, persuasi¨®n, presi¨®n, cinismo
Su nombre aparec¨ªa en los tablones de los juzgados civiles, en edictos con fecha de la subasta del chal¨¦ excesivo que habitaba, aun en obras, embargadas por impagos de la hipoteca, y Jos¨¦ se jactaba de que por menos de 300.000 euros no interven¨ªa, no aceptaba encargos.
El personaje p¨²blico, con una estructura corporal y una cara de actor de serie b, de malo, proclamaba su tarifa, a modo de tarjeta con su cotizaci¨®n. Y paseaba en su motora sin pagar a sus invitados de peso o clientes en cartera.
Tras habitar en la espuma del poder, en la pol¨ªtica en dos reg¨ªmenes, acab¨® en un papel aparente de personaje trasversal. Descre¨ªdo, charlat¨¢n, pretend¨ªa tener puertas y amistades abiertas por doquier: ah¨ª este golf, all¨¢ el nuevo puerto, esta urbanizaci¨®n, aquella ley en tr¨¢mite.
No hay que tener nervios, mala conciencia ni verg¨¹enza para cotizarse en este negocio de intangibles, influencias, persuasi¨®n, presi¨®n, cinismo y fanfarroner¨ªa. Los buenos oficios de intermediario, de conseguidor, definen el trabajo de lobby, de la persona-lobby que juega en primera l¨ªnea, entre dos bandos en desequilibrio, el que desea y el que decide.
Probablemente otros implicados, los que deciden/entregan, tienen ocultas sus aspiraciones, exigencias, comisiones o prebendas. No es muy extra?o, en estas zonas oscuras, sin papeles ni c¨¢maras, que existan comisionistas de s¨ª mismo: el ¡°qu¨¦ hay de lo m¨ªo¡±, o ¡°el vaya a ver a este y luego nos entenderemos¡±.
Existen los asuntos complejos a resolver, los proyectos que no avanzan, que surgen, se encallan y reaparecen con los a?os: aqu¨ª una universidad privada de Mallorca, all¨¢ en Ibiza media playa reformada. En estos temas de grandes magnitudes y muchas dudas, el trabajo del hombre lobby se desarrolla ante quien manda y con quienes se oponen, donde retiene tambi¨¦n contactos.
Para hacer avanzar a tres bandas esos negocios con muchas aristas p¨²blicas, quien gobierna se escuda en el rechazo de la oposici¨®n para no decidir y asentarse en su negativa. As¨ª que se impone el trabajo de p¨¦ndulo, las idas y venidas del mediador para convencer a los descre¨ªdos y demostrar al poder que ha logrado su no beligerancia.
¡°Pues ahora se trata de convencer al partido¡±, dijo Juan ¡ªen otro rol y m¨¢s altura que Jos¨¦¡ª ante el potentado que desea una reurbanizaci¨®n gigante, con leyes cambiadas. El asesor Juan acudi¨® del brazo del inversor A a un encuentro con un l¨ªder de su grupo opositor, en una cita que ¨¦l hab¨ªa propiciado.
Tras el poder, acaban en un papel de personajes transversales
La reuni¨®n transcurri¨® seg¨²n el gui¨®n previsto. El rechazo de los nuestros en el territorio afectado obligaba a mantener la negativa. ¡°Pues conv¨¦ncelos¡±, subray¨® sol¨ªcito y servil Juan ante el cliente y sus amistades, capaz de intentar hacer rendir a los suyos a los intereses de A., su adversario hist¨®rico. Se desconoce qu¨¦ tarifa cobra Juan por sus gestiones en las c¨²pulas.
Quien intenta el concierto promotor-autoridad, el tercero en discordia, suele expresarse con una falsa neutralidad de lo ¡°conviene¡± a la comunidad o al partido. Queda oculto su inter¨¦s, las ganancias deseadas en el buen fin de su papel de gestor, de abrir puertas y presentar a gente en filas enemigas.
En ocasiones. la misi¨®n es de comando, de meses, a?os, para salvar obst¨¢culos y lograr resultados. As¨ª que la comisi¨®n es una iguala, una derrama fragmentada para mantener vivo el inter¨¦s. La memoria necesariamente secreta documenta pagos en especies, solares, masters, viajes, coches, yates y arte.
Se trata de negocios, de grandes decisiones y concesiones desde la Administraci¨®n tambi¨¦n en el ¨¢mbito comercial privado hay mediadores interesados. La agenda de quien hace lobby, la densidad de sus gestiones, y la cotizaci¨®n se construyen de ¨¦xitos y a?os de dedicaci¨®n, sin chamuscarse.
Ella, Mar, otra agente, pol¨ªtico en la nevera, como los dos anteriores, insisti¨® ante la direcci¨®n de su grupo para que Javier explicara su proyecto, les convenciera despu¨¦s de una d¨¦cada de la bondad de una nueva universidad en su urbanizaci¨®n. Mar, un mar de palabras y gestos con sonrisas, no fue solo una acompa?ante, sino que plante¨® sus criterios parejos a los del promotor. Presion¨®.
Las citas no siempre son a solas, en despachos o manteles. Para ahondar m¨¢s en el juego de influencias Mar y Javier convocaron a mesa en un hotel de lujo a m¨¢s personajes de comparsa y con inter¨¦s. El lobby fue coral y el sujeto de la oposici¨®n citado no cambi¨® de criterio. Escuch¨®, sonri¨® y bes¨®.
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