Gran Premio de Andorra
Marc M¨¢rquez estuvo a punto de caer. Ha llegado la hora de declarar ¡®non gratos¡¯ esos paraisos que viven de pasitarnos
En este cuento de navidad el protagonista es un ni?o que empieza a correr en Cervera y que no para hasta llegar a Alemania o a Jap¨®n. El ni?o, dotado con un talento fuera de lo com¨²n, se juega la vida inclin¨¢ndose sobre el asfalto como nadie lo hab¨ªa hecho antes. No s¨®lo vence sino que consigue algo de valor incalculable, algo que ya no pertenece al ¨¢mbito num¨¦rico de la velocidad, los r¨¦cords o los cajones del podio. Logra la admiraci¨®n, el reconocimiento e incluso la autoridad.
Lo malo de los sue?os es que a veces se convierten en realidad. La vida tiene reglas m¨¢s complejas que las de las carreras. Cuando lo hab¨ªa ganado todo, cuando se lo hab¨ªa ganado todo, Marc M¨¢rquez comprob¨® que a veces las carreras se pierden s¨®lo con las sospechas de querer hacer trampas.
De repente, corri¨® el rumor de que se hab¨ªa convertido en el villano de la historia. Se dijo que pretend¨ªa adelantar con ventaja y jugar la vida desde Andorra, para¨ªso de estafadores locales. Por suerte para ¨¦l y para todos, parece que esta vez el cuento ha acabado bien. La sonrisa se convirti¨® en lloro. Arrepentimiento y perd¨®n, ¨¦l quiz¨¢s todav¨ªa no lo sabe, pero estuvo a punto de tener su peor ca¨ªda. Menos mal que, como en el circuito de Brno, se levant¨® despu¨¦s de rozar el suelo con el hombro.
Siempre me he preguntado por qu¨¦ Andorra no ten¨ªa m¨¢s mala imagen, pero despu¨¦s del pujolazo todo se entiende mejor
Veremos qu¨¦ pasa en el futuro. Sus seguidores lo admirar¨¢n si sigue siendo de los suyos puesto que contribuyen, proporcionalmente, tanto como ¨¦l. Sumen, en cualquier familia de clase media o baja el IRPF, el IVA de consumo, la seguridad social y tasas, matr¨ªculas y sanidad y educaci¨®n sin cobertura y ver¨¢n si la presi¨®n fiscal sobrepasa el cincuenta y tantos por ciento.
No es f¨¢cil combatir el fraude, la trampa siempre ha tenido muy buena fama. Siempre me he preguntado por qu¨¦ Andorra no ten¨ªa m¨¢s mala imagen, pero despu¨¦s del pujolazo todo se entiende mejor. ?C¨®mo van a hablar mal de Andorra la prensa si la mitad los propietarios de los peri¨®dicos tiene el dinero en para¨ªsos fiscales? ?Les suena si los bancos de por aqu¨ª tienen filiales por all¨ª? ?Tenistas? ?Prensa rosa? Piensen que con toda la jeta y desparpajo, hace cuatro d¨ªas la magistrada Pigem intent¨® pasar por la frontera diez mil euros, un regalo de navidad de su mam¨¢. O sea, que la mam¨¢ de la juez tiene una pasta en Andorra, como tantos pol¨ªticos, industriales, presentadores y deportistas que nos aleccionan sobre el esfuerzo, los valores y la necesidad de no levantar frontera, m¨¢s all¨¢ del pa¨ªs de donde acaban los Pirineos.
Es muy curiosa la admiraci¨®n que despiertan pa¨ªses como la verde Suiza, que hacen mil refer¨¦ndums pero nunca deciden abolir el secreto bancario
El doble rasero de siempre¡ Un buen amigo me contaba hace poco su aventura en la aduana. Fue a colocar unas claraboyas especiales y como coincidi¨® con no s¨¦ qu¨¦ vuelta ciclista en la entrada, no le inspeccionaron la furgoneta. A la salida de Andorra le acusaron de contrabando por no haber declarado el material ¡ªcristales, tubos pulidos y cemento¡ª que llevaba. Contrabando, s¨ª, un instalador que hace m¨¢s horas que un reloj y que no pasa de mil quinientos al mes, retenido y multado. Ni tabaco llevaba, que no fuma. Las comparaciones son sangrantes.
Agradezco que el cuento de Marc M¨¢rquez haya acabado bien porque llevamos a?os pregunt¨¢ndonos c¨®mo van a terminar algunos novelones. Ah¨ª est¨¢ el F.C. Barcelona, con su camiseta de Urdangar¨ªn colgada en el Palau, con su museo N¨²?ez y, sobre todo, con sus hinchas, que lo mismo aplauden a Messi cuando marca que cuando va al juzgado. Ah¨ª est¨¢ la opini¨®n publicada, cualquier d¨ªa le dedican al argentino un soneto o un ensayo, lo primero que salga sobre pan y circo, que en este pa¨ªs los intelectuales son muy generosos con los artistas. Ah¨ª est¨¢ Duran i Lleida, heroico, preguntando en el Congreso por el control antidoping a Messi la misma semana que defiende a capa y espada a la magistrada Pigem. Ese es el gol que queremos ver a c¨¢mara lenta y, si puede ser, comentado por Crist¨®bal Martell.
Hemos perdido la batalla de la imagen. Es muy curiosa la admiraci¨®n que despiertan pa¨ªses como la verde Suiza, que hacen mil refer¨¦ndums en cada una de sus lenguas oficiales pero nunca deciden abolir el secreto bancario. El paisaje de los para¨ªsos par¨¢sitos suele ser bonito, islas tropicales o monta?as de cuento mucho m¨¢s teleg¨¦nicas que las sierras de la Segarra. Non olet, el dinero no huele aunque venga de las letrinas. Hemos perdido la batalla de la imagen, pero no la del relato. Ha llegado el momento de declarar pa¨ªses non gratos a los que viven de parasitarnos.
Deber¨ªamos dedicar una marat¨®n de TV3 a la investigaci¨®n de las enfermedades fiscales. Estoy seguro que con una marat¨®n dedicada a un buen periodismo social, econ¨®mico e incluso deportivo, no ¨ªbamos a necesitar las dem¨¢s.
Pero claro, eso requiere una cierta mayor¨ªa de edad pol¨ªtica y social y pensar que entre todos estamos pagando las carreteras por las que se deslizan los coches de alta cilindrada, con la excusa de no s¨¦ qu¨¦ balneario o regalo de mam¨¢, nuestros queridos evasores.
En esas curvas es donde nos estrellamos los dem¨¢s.
Francesc Ser¨¦s es escritor.
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