El glamur y la fuerza l¨ªrica de Anna Netrebko entusiasma al Palau
La soprano derroch¨® tanto carisma que el p¨²blico, rendido a sus pies, suspiraba de emoci¨®n
![La diva austro-rusa Anna Netrebko, anoche en el Palau de la Música.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/IQHZA3ITNO57HLIDDGY5MBFOPE.jpg?auth=32bcecad67c512b46092f632021d00db3aafc9092e80ca494d8027f703236f9a&width=414)
Pocas divas son capaces de encender hoy en d¨ªa la pasi¨®n mit¨®mana con la intensidad de la soprano austro-rusa Anna Netrebko, la estrella medi¨¢tica que marca el comp¨¢s en el actual panorama oper¨ªstico. Puro glamur y aut¨¦ntico carisma vocal en escena que anoche, en su deb¨²t en el Palau de la M¨²sica, conquist¨® al p¨²blico en el concierto l¨ªrico m¨¢s esperado de la temporada. En muy buena forma vocal, derroch¨® expresividad y sentido del drama con una voz l¨ªrica de excepcional belleza, luminosa, c¨¢lida y muy expresiva.
No ha sido su primera actuaci¨®n en Barcelona: el pasado enero deslumbr¨® en su debut en el Liceo, interpretando el papel estelar de Iolanta, de Chaikovski, en una versi¨®n de concierto dirigida por Valeri Gergiev, que la convirti¨® en la estrella m¨¢s cotizada del teatro Mariinski de San Petersburgo. Y en su debut en el templo modernista, con las entradas agotadas desde hace siete meses ¡ªen mayo cancel¨® por enfermedad su concierto de presentaci¨®n en el Palau¡ª se respiraba el ambiente de los grandes d¨ªas, con un p¨²blico entregadado de antemano. Y no defraud¨® a lo largo de un concierto de arias y d¨²os de ¨®pera acompa?ada por el tenor Yusif Etvazov, su actual pareja, y la Orquestra Simf¨°nica del Vall¨¨s, bajo la direcci¨®n de Massimo Zanetti.
Netrebko combin¨® en el programa arias de tres famosas ¨®peras de Giuseppe Verdide varios t¨ªtulos representativos del verismo italiano. La fuerza l¨ªrica verdiana rein¨® en la primera parte, que abri¨® la orquesta catalana con la brillante, aunque demasiado trillada, obertura de La forza del destino. Con el ambiente caldeado, deslumbrante, la diva rusa sali¨® a por todas y puso el list¨®n en lo m¨¢s alto con una estremecedora interpretaci¨®n de la primera gran escena de Macbeth, en la que explor¨® la psicolog¨ªa de la malvada Lady Macbeth con una paleta vocal de fascinantes colores, un fraseo incisivo y acentos dram¨¢tico que encandilaron al p¨²blico. Atronaron los aplausos y los bravos y partir de ese momento, el concierto fue un paseo triunfal para la diva.
Como es habitual en estos programas, mientras la estrella se tomaba un respiro la orquesta, dirigida con seguro oficio y conocimiento del repertorio por Massimo Zanetti, entreten¨ªa al respetable con piezas de brillo, como el preludio del primer acto de La traviata, o los intermezzi de Manon Lescaut e I Pagliacci en la segunda parte. La Simf¨°nica del Vall¨¨s se entreg¨® a fondo y los solos del concertino y el violonchelo solista fueron impecables, pero, no nos enga?emos, lo que todo el mundo quer¨ªa era disfrutar con la voz y el temperamento de Netrebko; y la soprano estuvo radiante en la primera aria y cabaletta de Leonora de Il trovatore, buscando colores y acentos incisivos que recordaron por su sentido teatral la huella de la legendaria Maria Callas.
La diva m¨¢s cotizada del planeta l¨ªrico aprovech¨® el concierto barcelon¨¦s para presentar como artista invitado al tenor de Azerbaiyan Yusif Eyvazok, con el que cant¨® dos imponentes d¨²os, el del primer acto de Otello, que cerr¨® la primera parte y el apasionado d¨²o de Manon Lescaut, de Giacomo Puccini, que fue el punto final de una segunda parte consagrada al verismo.
Fiesta verista en la segunda parte: Netrebko destap¨® los matices m¨¢s sensuales de su bella voz, rica en colores, y los acentos dram¨¢ticos que requiere este repertorio en las m¨¢s arias de Andrea Chenier, de Umberto Giordano, Adriana Lecouvreur, de Francesco Cilea, y la citada Manon Lescaut. .
Netrebko estuvo radiante, generosa en la expresi¨®n ¡ªmemorable en Manon Lescaut y en el aria de Rusalka, de Dvor¨¢k, que dio como primera propina¡ª. , en la intensidad de un canto entregado, jugoso en matices, colores y sentido del drama: derroch¨® tanto carisma que el p¨²blico, rendido a sus pies, suspiraba de emoci¨®n y placer lirico tras cada una de sus intervenciones, y eso es algo que solo consiguen las grandes divas.
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