Incendiarios de aulas
Ser¨ªa deseable que la Universidad no callara y que se presentara ante la sociedad como lo que es, el mejor baluarte de la libertad, del respeto y de la paz
La Universidad espa?ola tiene problemas e incluso yo dir¨ªa que vicios casi ancestrales y necesita muchas mejoras. Se est¨¢ promoviendo un tipo de investigaci¨®n y de evaluaci¨®n cient¨ªfica que uniformiza el pensamiento. Se infravalora y descuida la docencia. Se desnaturaliza la interlocuci¨®n con los estudiantes. Los sindicatos se han hecho patronos e incluso amos en aspectos de la vida universitaria que no debieran tener nada que ver con ellos. La carrera universitaria es cada d¨ªa m¨¢s innecesariamente abrupta y los consejos sociales son un completo fracaso pues no act¨²an ni como contrapesos ni como mecanismos eficientes y efectivos de control externo. Unas veces faltan recursos y demasiadas otras, sobra lo que dec¨ªa Ram¨®n y Cajal que no deb¨ªa ser la respuesta a su carencia, la miseria de voluntades.
?Pero me parece que la tormenta que en las ¨²ltimas semanas se ha desatado sobre nuestras universidades no tiene nada que ver con ello.
Por un lado, las cr¨ªticas recientes que se prodigan formando coro contienen tanta exageraci¨®n y desmesura que no pueden disimular su simple prop¨®sito de hacer da?o. Por otro, se utilizan errores personales, fallos aislados de gesti¨®n o de mal uso de recursos como si fueran moneda corriente para criminalizar a la instituci¨®n en su conjunto, lo que no es ni riguroso ni sensato ni justo. Y en este clima se han dado protestas estudiantiles que ya en varias ocasiones han terminado con lamentables episodios de violencia.
A m¨ª me parece de una gran irresponsabilidad c¨ªvica jugar con ese tipo de fuego cuando los plat¨®s televisivos de mayor ¨¦xito se han convertido en circos; la discusi¨®n pol¨ªtica, en una mera descalificaci¨®n del adversario y cuando por doquier florece la exasperaci¨®n, el rechazo al otro y el sectarismo.
Con todos los defectos que pueda tener, la Universidad es el templo de la inteligencia, como bien dijo Unamuno. Del saber y de la educaci¨®n que all¨ª se cultivan es de donde pueden nacer la concordia y la serenidad que se necesitan para vivir en paz, la capacidad de di¨¢logo y el respeto a la opini¨®n contraria para no matarnos entre nosotros por pensar diferente, el aprecio por la b¨²squeda colectiva de la verdad, el conocimiento y el progreso. Es decir, los prerrequisitos de la convivencia que en Espa?a estamos perdiendo a pasos agigantados. Poner a la Universidad en el centro de la diana es un error tremendo.
Como tambi¨¦n dijo el viejo rector de Salamanca justo cuando a su lado gritaban ¡°viva la muerte¡±, ¡°a veces, quedarse callado equivale a mentir, porque el silencio puede ser interpretado como aquiescencia¡±. Ser¨ªa deseable que la Universidad siga su ejemplo, que no calle ahora y que se presente ante la sociedad como lo que es, el mejor baluarte de la libertad, del respeto y de la paz.
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