El radicalismo del Estado Isl¨¢mico se hace hueco en barrios catalanes
J¨®venes sin recursos atraviesan Europa y dan su vida por el Ej¨¦rcito en Siria
Ca n¡¯Anglada es un barrio de la ciudad barcelonesa de Terrassa. Un lugar en el que siempre ha habido inmigraci¨®n. En los a?os setenta fueron las oleadas internas provenientes de Andaluc¨ªa y Extremadura. Estos nuevos catalanes fueron sustituidos a finales de los a?os noventa por la inmigraci¨®n de origen magreb¨ª. La crisis ha hecho todo lo dem¨¢s. La semana pasada tuvieron noticias de Taufik M., un vecino detenido en Bulgaria con otras dos personas cuando pretend¨ªan atravesar medio mundo para ir a Siria a luchar a las ¨®rdenes del Estado Isl¨¢mico. A los vecinos de Ca n¡¯Anglada no les extra?¨® ni el intento de alistamiento, ni la detenci¨®n, ni el registro que realizaron los Mossos d¡¯Esquadra en la casa de Taufik situada en un humilde ¨¢tico ocupado ¡ªpertenece a un banco¡ª, de la calle de Moss¨¨n ?ngel Rodamilans. ¡°El radicalismo ya se ha adue?ado del barrio y aqu¨ª ni el im¨¢n ni las 29 asociaciones de musulmanes que hay inscritas dicen absolutamente nada¡±, asegura Amin Iharchain, un joven marroqu¨ª de 31 a?os que lleva 12 viviendo en la zona. ¡°No s¨®lo es Ca n¡¯Anglada, tambi¨¦n es L¡¯Hospitalet de Llobregat, Badalona... Es el paro, la pobreza, el sentimiento de inferioridad unido a un mensaje radical¡±, sentencia Rachid Ali, un periodista marroqu¨ª que lleva viviendo en Terrassa m¨¢s de 15 a?os.
La semana pasada, la Audiencia Nacional orden¨® la detenci¨®n de tres j¨®venes de 18, 24 y 27 a?os. Llevaban tres d¨ªas de viaje en coche y fueron arrestados en Bulgaria cuando pretend¨ªan llegar a Siria. En la operaci¨®n se registraron cuatro pisos, uno en Monistrol de Montserrat, otro en Sabadell y dos en Terrassa. Uno de estos ¨²ltimos era el piso de Taufik.
Nadie ha aparecido por all¨ª desde la semana pasada. Los Mossos reventaron la puerta y as¨ª se qued¨®, abierta. La vecina del piso de al lado ni siquiera sabe por qu¨¦ vino la polic¨ªa: ¡°Estos j¨®venes llevan un a?o y medio viviendo, no hac¨ªan ning¨²n ruido pero tampoco saludaban¡±. La mujer siempre desconfi¨® de Taufik: ¡°Iba vestido como si fuera Bin Laden¡±.
En ese piso no era extra?o ver a Kaike, un joven brasile?o que acud¨ªa para recibir el aleccionamiento de su l¨ªder. Kaike se convirti¨® al islam, cambi¨® su nombre por el de Hakim y fue detenido la semana pasada junto a Taufik cuando estaba a s¨®lo unos d¨ªas de poder entregar su vida al Estado Isl¨¢mico.
Los captadores de soldados los buscan en las mezquitas de occidente
El pasado mes de julio el joven Mustapha abandon¨® Terrassa y se fue a Marruecos. Mustapha es un joven reservado y desconfiado que no hablaba con nadie. Abandon¨® a su mujer en su pa¨ªs natal. D¨ªas m¨¢s tarde la llam¨® desde Siria convertido en un soldado del Estado Isl¨¢mico.
Mustapha fue el primero de otros muchos. ¡°Van a la mezquita y all¨ª muestran todo un radicalismo que han aprendido gracias a las redes sociales; los imanes no dicen nada porque nadie sabe qu¨¦ poder tendr¨¢ en un futuro el Estado Isl¨¢mico; as¨ª empieza la captaci¨®n¡±, Rachid Al¨ª tiene muy claro c¨®mo es el proceso que se lleva a cabo dentro de las mezquitas.
La periferia de Barcelona, un caldo de cultivo para el fanatismo
Taufik tiene antecedentes penales e incluso hab¨ªa permanecido alguna temporada en prisi¨®n por problemas relacionados con las drogas. Internet y su relaci¨®n con la mezquita lo convirtieron en el captador del Estado Isl¨¢mico en Terrassa. ¡°Es una verdadera generaci¨®n perdida. No tienen trabajo, ni dinero y el Estado Isl¨¢mico les da la posibilidad de vengarse contra Occidente, que es la fuente de todos sus males¡±, denuncia Rachid Ali.
Desde la mezquita de Terrassa no se realiza ninguna declaraci¨®n. En el barrio tampoco, nadie se posiciona. Hay miedo, la juventud est¨¢ dispuesta a todo. Amin Iharchain tiene claro que habr¨¢ m¨¢s casos: ¡°Yo llevo tres a?os sin trabajo y tengo un hijo, pero no me voy a dejar enga?ar¡±. Muchos de los mensajes radicales llegan antes a la gente ¡°con problemas y a los nuevos conversos¡±, cree Rachi Ali.
Las carnicer¨ªas y bares de Ca n¡¯Anglada est¨¢n repletas de hombres que callan.
Los nuevos conversos
¡°El problema es mucho m¨¢s grave de lo que se percibe a nivel pol¨ªtico, social o incluso policial¡±. As¨ª de radical es un subinspector de un cuerpo policial que prefiere mantenerse en el anonimato pero que lleva una d¨¦cada investigando el terrorismo islamista.
Seg¨²n la misma fuente, Catalu?a, el Levante espa?ol, Ceuta y Melilla llevan a?os radicalizados y el resurgir del Estado Isl¨¢mico les ha dado un impulso a nivel ideol¨®gico para luchar. ¡°Adem¨¢s, la alternativa no s¨®lo es ir a Siria, sino que incluso pueden cometer actos puntuales en Europa, sin armas y sin explosivos, atropellando con un coche o acuchillando a las personas¡±, destaca.
El subinspector resalta que desde hace a?os hay un verdadero problema de radicalizaci¨®n con los que ¨¦l denomina sudamericanos conversos. "Son un grupo muy activo y muy peligroso que est¨¢n dispuestos a todo por sus ideales" resalta.
El polic¨ªa tambi¨¦n teme la existencia de j¨®venes nacidos en Europa que no se sienten ¡°ni de aqu¨ª, ni de all¨¢¡± y que se acercan al discurso de los radicales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.