La huella del ¡®grafiti¡¯ en euskera
El artista brasile?o Erb Mon tiene m¨¢s de cien obras en los recovecos olvidados de Bizkaia
Hemendik oroitzen dut (Desde aqu¨ª recuerdo, en euskera). Un grafiti se impone a la memoria en uno de las gigantescos astilleros abandonados de La Naval de Sestao, ese monstruoso icono industrial que todav¨ªa se mantiene a flote en un pueblo asolado por el paro. ¡°La imagen era lo m¨¢s cercano al pos-apocalipsis¡±. La frase lleva la firma del artista brasile?o Erb Mon, que capta desde hace tres a?os los recovecos del Pa¨ªs Vasco olvidados por el tiempo con sus pinturas y letras. Desde el barrio de Txonta en Eibar a los ahora coloristas ba?os del cl¨¢sico caf¨¦ La Granja de Bilbao, su firma se esconde en m¨¢s de 110 rincones de Bizkaia y Gipuzkoa.
Erb Mon¡ªsu seud¨®nimo, uno que cambia casi cada d¨¦cada por otra personalidad¡ª lleg¨® desde el otro lado del Atl¨¢ntico apoyado por una campa?a pionera: llevar el euskera al mundo del arte urbano, sin contenido pol¨ªtico. "He hecho una intervenci¨®n de 15 metros en euskera en Sevilla, otra en C¨®rdoba y varias en Catalu?a. Me lo traduc¨ªan todo con sumo cuidado". Esta curiosa paradoja le abri¨® las puertas de la cultura vasca, le puso en contacto con el escritor Harkaitz Cano y el centro All is Art Bilbao, una sala de exposiciones en el barrio de San Francisco desde la que hoy crea su arte. "Comenc¨¦ a poner mi marca en lugares completamente opuestos, como el restaurante tres estrellas Michel¨ªn Azurmendi, de Eneko Atxa, o el bar de ambiente gay bilba¨ªno El Balc¨®n de la Lola".
"Nunca recib¨ª una subvenci¨®n. Me dec¨ªan que era imposible pintar en Bilbao, pero en realidad nunca se hab¨ªan puesto de acuerdo vecinos, comercios y otros agentes. Nunca preguntaron. Era mucho m¨¢s simple". Su objetivo era hacer un gran "proyecto de ciudad" a trav¨¦s de murales por todo Bilbao. Su verdadero reto y reconocimiento lleg¨®, sin embargo, cuando le dejaron entrar al barrio eibarr¨¦s de Txonta, con ayuda del Ayuntamiento. Cano, escribiendo, y Mon, a los colores, se pusieron manos a la obra para plantear una reflexi¨®n sobre el patrimonio: "La industria es un elefante que nadie quiere ver. No hay un plan para las f¨¢bricas". En las paredes de las plantas abandonadas, escombros y hogares marginales, escribieron su propio cuento en euskera. "Era una foto que nunca m¨¢s se iba a repetir".
"Quer¨ªa escribir en euskera, porque es como se describe de verdad Euskadi. Ten¨ªa la ventaja de que a mi nadie me pod¨ªa relacionar con nada pol¨ªtico, con lo que el arte urbano en euskera siempre hab¨ªa estado relacionado", explica Erb Mon. "El idioma en Txonta era parte del simbolismo. Les dije que les pondr¨ªa subt¨ªtulo en castellano, pero no lo hice. Una mentirijilla. El euskera era simb¨®lico en un barrio de inmigrantes donde sus vecinos ni siquiera la conocen".
Erb Mon en La Naval. / YUMA TREE
Erb Mon y Cano acabaron pintando el barrio entero. 36 murales que remodelaron una zona post-industrial que estaba abogada a ser reconstruida por el Ayuntamiento de Eibar. ¡°Estuvimos dos meses all¨ª y ayud¨¦ a la asociaci¨®n a que se evitara la destrucci¨®n. En cada mural libre estoy yo. Cambiamos el barrio y atrajimos a la gente, y eso cambio la relaci¨®n entre la Alcald¨ªa y la asociaci¨®n¡±. A partir de una ¡°acci¨®n humilde¡±, se cre¨® todo un movimiento cultural que reunir¨¢ este a?o a varios artistas alrededor de un centro de cultura. ¡°Queremos crear durante un a?o entero un sitio ¨²nico que re¨²na todas las artes¡±.
¡°Euskadi est¨¢ en las ant¨ªpodas de Brasil. All¨ª todo el mundo conf¨ªa en ti de primeras. Hay mucha m¨¢s apertura en el amor. Aqu¨ª es m¨¢s ¨ªntimo. Pas¨¦ por todas las etapas de adaptaci¨®n, pero no hay mejor sitio para seguir aprendiendo que un lugar que es opuesto al tuyo¡±, explica Erb Mon, que hoy se siente ligado a todo lo relacionado con la cultura vasca. ¡°El euskera es un idioma muy er¨®tico y fuerte¡±.
Proyecto de Harkaitz Cano y Erb Mon en el barrio eibarr¨¦s de Txonta. / YUMA TREE
¡°Es el momento de conceptualizar Bilbao. Estamos en un periodo similar al de la Barcelona 1998-2000, cuando la acababan de dejar guapa y se empez¨® a cuestionar su funcionamiento. Los j¨®venes quieren ver otra cosa y salen menos acomplejados¡±. Su pr¨®ximo reto es remodelar los muros de los alrededores de la oficina All Bilbao, en el tambi¨¦n marginal barrio de San Francisco, en los resquicios de una ciudad antigua y casi olvidada. Desde sus ventanales se ven los trenes que salen de la c¨¦ntrica estaci¨®n de Abando. Su objetivo es que todos los que abandonan la ciudad vean sus pinturas con solo subir la vista. Que sientan curiosidad por este otro Bilbao con mucho que decir. Ese lugar desde el que todav¨ªa se recuerda.
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