¡®Bombarderos¡¯ sobre Madrid
El libro ¡®Firmas, muros y botes¡¯ reconstruye en m¨¢s de 300 p¨¢ginas y con minuciosidad acad¨¦mica los or¨ªgenes y la edad de oro del grafiti aut¨®ctono en la d¨¦cada de los ochenta

Remebe comenz¨® a firmar con 11 a?os, en 1984: ¡°Empec¨¦ con las tizas y los rotuladores Carioca a escribir mi nombre en las paredes. Luego pas¨¦ a los Edding y de ah¨ª al Kanfort y el espray¡±, cuenta a EL PA?S. Remebe, que no quiere revelar su nombre real porque ¡°tener ese otro yo es m¨¢s divertido¡± (s¨ª reconoce que el alias art¨ªstico proviene de sus iniciales), est¨¢ entre el centenar de artistas cuyas palabras y obras se incluyen en Firmas, muros y botes, una exhaustiva historia oral del graffiti aut¨®ctono madrile?o de los ochenta y noventa realizada por Fernando Figueroa y Felipe G¨¢lvez. El primero, historiador del arte, aporta al libro el armaz¨®n te¨®rico: ¡°Quer¨ªamos ver el graffiti en el contexto del Madrid de la ¨¦poca, ver la cultura a la que pod¨ªa arrimarse un chaval entonces¡±, cuenta Figueroa (Madrid, 1971): ¡°Y quer¨ªamos que fuera una historia vivencial, contada por sus protagonistas en primera persona¡±.
Quer¨ªamos ver el grafiti en el contexto del Madrid de la ¨¦poca, ver la cultura a la que pod¨ªa arrimarse un chaval entonces. Y que fuera una historia vivencial, contada por sus protagonistas en primera persona¡±.
G¨¢lvez (Madrid, 1975) precisamente vivi¨® esa ¨¦poca bombardeando muros desde los 14 a?os, y suyas son gran parte de las m¨¢s de 1.000 im¨¢genes que aparecen en el libro: "Estuve haciendo fotos desde 1989 hasta 2000, porque pens¨¦ que hab¨ªa que documentar esas obras ef¨ªmeras". Con la llegada de las c¨¢maras digitales, despu¨¦s de unas 3.000 im¨¢genes propias y otras 4.000 conseguidas a trav¨¦s de intercambios, entendi¨® que su labor hab¨ªa terminado: "Cualquiera puede hacer fotos con su m¨®vil y yo ya me hab¨ªa fundido muchos miles de pesetas en revelados", explica sonriendo.

En la portada del tomo, la primera firma de Muelle documentada en fotograf¨ªa, de 1985 y estampada en la Ribera de Curtidores. Los autores afirman que es imposible saber cu¨¢l fue el primer escritor que plant¨® su nombre en un muro madrile?o a imitaci¨®n de lo que se hac¨ªa en Nueva York, aunque s¨ª que comienza alrededor de 1982 ("cuando la Transici¨®n se consolida") y que entre los pioneros estuvo el curioso caso de Juan Manuel, un peluquero ya treinta?ero en los ochenta, que escrib¨ªa su nombre sobre todo en m¨¢rgenes de carreteras.
En lo que s¨ª hay consenso es en que el catalizador del movimiento fue Juan Carlos Arg¨¹ello (1965-1995), conocido como Muelle. "Es el primero que destac¨®, porque s¨®lo ¨¦l se mov¨ªa por toda la ciudad. Ah¨ª no hay dudas", cuenta Figueroa. "Adem¨¢s, hizo una firma tipo logotipo, muy legible y atractiva, e impuls¨® a mucha gente a hacer sus propias firmas", se?ala G¨¢lvez, y su compa?ero a?ade: "La gente iba a su casa y les ayudaba, no era divo, era como una estrella de rock de barrio".

Su barrio era Campamento, que, junto a Aluche, fue de los primeros focos graffiteros. "Hay una vinculaci¨®n con el punk y el rock, muy presentes en la zona sur de la ciudad, y con su lenguaje gr¨¢fico", cuenta Figueroa. A Muelle (que, por cierto, toc¨® la bater¨ªa en grupos punk) y a los que le siguieron se les dio el apodo de flecheros, por su tendencia a rubricar sus firmas con una flecha. A esos escritores de estilo aut¨®ctono, propiamente madrile?o, se contraponen los m¨¢s barrocos graffiteros del hip-hop: "La mayor¨ªa de los escritores de graffiti hip-hop de la ¨¦poca empezaron en la corriente aut¨®ctona, y cuando lleg¨® a Espa?a el paquete de breakdance m¨¢s rap m¨¢s graffiti, se acogieron a ello", dice Remebe, que en su origen firmaba como Kus Punk, "claramente influenciado por la tipograf¨ªa punk de la ¨¦poca".

La movilidad, como en el caso de Muelle, un veintea?ero con moto entre adolescentes con los bolsillos vac¨ªos, era principal para lo que en la jerga se conoce como getting up, la propagaci¨®n de la firma fuera del barrio y por toda la ciudad: "La motorizaci¨®n es fundamental para dejarse ver, igual que el desarrollo de la red de transporte p¨²blico y la aparici¨®n del abono transportes", indica Fernando Figueroa.

Para Remebe, el suburbano no s¨®lo fue importante para moverse, sino como lienzo: "Los carteles de publicidad del metro eran mi predilecci¨®n", recuerda: "Hab¨ªa d¨ªas que entraba en el metro a las 10 de la ma?ana y sal¨ªa a las 7 de la tarde. Me llevaba un bocadillo para comer y me firmaba l¨ªneas enteras, estaci¨®n a estaci¨®n y cartel a cartel".
La pol¨ªtica represora de Aguirre se inspir¨® en la de Nueva York", dice Figueroa: "El poder reacciona cuando el graffiti se expande al centro y los barrios que sirven de escaparate al exterior"
Muelle, Bleck la rata, Rafita, Remebe, Tif¨®n (el hoy actor Daniel Guzm¨¢n), Glub, Toro... A finales de los ochenta ya hab¨ªa una constelaci¨®n de escritores madrile?os que, a su vez, empujaban a docenas de adolescentes a iniciarse en el graffiti. Felipe G¨¢lvez, que a los ocho a?os se mud¨® al Barrio del Pilar desde Carabanchel, pero segu¨ªa yendo al colegio en ese barrio, fue testigo desde los vagones del metro: "D¨ªa a d¨ªa me fijaba en c¨®mo surg¨ªan firmas aqu¨ª y all¨¢. En la l¨ªnea 6 hab¨ªa much¨ªsimas". A los 14 empez¨® a pintar y, como muchos imberbes principiantes, utilizaba cualquier cosa a su alcance a mano: tizas, ceras, aplicadores de bet¨²n... Incluso se fabric¨® rotuladores de forma artesanal: "Cog¨ªas un borrador de pizarra, le quitabas el fieltro y lo met¨ªas en un bote de carrete de fotos lleno de tinta", explica.


El punto ¨¢lgido del graffiti flechero, relata Firmas, muros y botes, tiene lugar entre 1988 y 1989: "El metro estaba a reventar de firmas, bombardeado", rememora G¨¢lvez: "Ese boom coincide con [el pionero disco recopilatorio] Rap'in Madrid, que en su portada inclu¨ªa fotos de graffitis". "Poco despu¨¦s empieza cierta saturaci¨®n", contin¨²a Figueroa: "Se?al de ello es el debate televisivo del noventa entre Bleck la rata y Esperanza Aguirre, entonces concejala de Medio Ambiente en el Ayuntamiento" de la capital. En el v¨ªdeo, colgado en YouTube, se ve a una Aguirre muy modosita ¡ªa¨²n no hab¨ªa aprendido a imponer respeto¡ª lament¨¢ndose del vandalismo de los "grafistas", como insiste en llamarles el presentador de Antena?3.
Muelle muri¨® de c¨¢ncer de h¨ªgado. Hoy s¨®lo sobrevive en Madrid una de sus piezas, en el n¨²mero 30 de la calle Montera.? Se lucha para que la Comunidad la considere un Bien de Inter¨¦s Cultural
"La pol¨ªtica represora de Aguirre se inspir¨® en la de Nueva York", dice Figueroa: "El poder reacciona cuando el graffiti se expande al centro y los barrios que sirven de escaparate al exterior. Mientras se mantuvo en la periferia no pas¨® mucho".
La saturaci¨®n (m¨¢s la consiguiente represi¨®n), la llegada a las responsabilidades de la edad adulta de muchas de sus figuras y la expansi¨®n del graffiti hip-hop acabar¨ªan con la edad dorada de los flecheros hacia 1993, a?o tambi¨¦n en que Muelle dej¨® de pintar. En 1995, con 29 a?os, Arg¨¹ello muri¨® de c¨¢ncer de h¨ªgado. Hoy s¨®lo sobrevive en Madrid una de sus piezas, en el n¨²mero 30 de la calle Montera. Desde 2010, Fernando Figueroa y la restauradora Elena Gayo luchan por la protecci¨®n de la firma, con el objetivo de que la Comunidad la considere un Bien de Inter¨¦s Cultural, algo que todav¨ªa no ha ocurrido.

A Figueroa y Felipe G¨¢lvez, que pr¨¢cticamente se autoeditaron Firmas, muros y botes (en firmasmurosybotes.com se puede ver d¨®nde comprarlo), les gustar¨ªa sacar un segundo tomo, centrado en el graffiti hip-hop: "Firmas, muros y botes es una revisi¨®n de un libro que publicamos en 2002, y fue tal la ampliaci¨®n que tuvimos que separar y dejar el graffiti hip-hop para otro libro", aclara Figueroa.
Remebe, por su parte, sigue pintando cumplidos los 40. "Llevo en el coche rotuladores y pintura para cuando surge la ocasi¨®n. Creo que nunca podr¨¦ dejarlo, el graffiti es la f¨®rmula secreta de la eterna juventud", concluye.
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