Maniobras art¨ªsticas en Montju?c
Una esfera preside el patio de armas del castillo, cuya vida tendr¨¢ una muestra fija
Justo en el mismo lugar que ocup¨® la estatua ecuestre del dictador Francisco Franco, en medio del patio de armas del castillo de Montju?c, se ha situado una enorme esfera de ocho metros de di¨¢metro. Es la Memoria esf¨¦rica, una intervenci¨®n del artista pl¨¢stico Quim Tarrida (Barcelona, 1967), que pretende plantear qu¨¦ es la memoria, o qu¨¦ ha sido de ella. ¡°Hoy en d¨ªa tendemos a hacer fotograf¨ªas de todo aquello que vemos, en un gesto reflejo que muchas veces no sabemos ni por qu¨¦ hacemos, pero el resultado es que nos llenamos de im¨¢genes¡±, explica el autor de la obra. Y debe de tener raz¨®n porque el primer acto que hacen muchas de las personas que estos d¨ªas visitan el castillo de Montju?c cuando ven la enorme esfera metalizada que funciona como espejo es sacar el m¨®vil o la c¨¢mara y hacerse una foto. La esfera hincha y deforma la imagen, hasta el punto de dar la sensaci¨®n de que la fortificaci¨®n se cierra sobre s¨ª misma: ¡°Es justo lo que pretend¨ªa, porque la memoria muchas veces lo que hace es eso: deformar el recuerdo con el paso del tiempo y ya no se sabe si es verdad o mentira¡±.
Frente a la esfera, el visitante se puede hacer selfis y contraselfis. Si lo que quiere es un recuerdo, cada domingo por la tarde un fotomat¨®n le permitir¨¢ sacarse una instant¨¢nea: ¡°Es la iron¨ªa del montaje¡±, comenta Tarrida.
Memoria esf¨¦rica tambi¨¦n quiere invitar a reflexionar sobre el pasado del propio castillo de Montju?c, que desde el siglo XVIII ha sido, durante largos periodos de tiempo, un espacio de represi¨®n y control sobre Barcelona. Tarrida ironiza sobre el lugar en el que se erige su intervenci¨®n, el mismo que desde 1963 y hasta 1985 ocup¨® la escultura que realiz¨® Josep Viladomat por encargo del alcalde Porcioles, que as¨ª quiso agradecer al dictador la cesi¨®n del castillo a la ciudad, aunque, en realidad, dicha cesi¨®n no fue completa hasta muchas d¨¦cadas despu¨¦s, muy entrada ya la democracia. Viladomat se prest¨® a hacer el encargo no con excesivo entusiasmo ¡ªse hab¨ªa exiliado en Andorra¡ª y esculpi¨® a un Franco algo paticorto, peque?o aspecto que pas¨® desapercibido. ¡°Ese detalle, incluso que en ese lugar donde ahora est¨¢ mi intervenci¨®n estaba la estatua de Franco, ya se ha olvidado y esa amnesia es lo que plantea la esfera de alguna manera¡±, a?ade el artista barcelon¨¦s.
El centro ultima
Lo cierto es que, hoy por hoy, el visitante que suba al castillo no puede tener una idea de la memoria del lugar. Un v¨ªdeo explica la historia de la fortaleza en una de las salas que rodea el patio de armas y en otra hay una peque?a exposici¨®n, Catalunya es fa forta. L¡¯enginyeria de les fortaleses, que hace un recorrido por las principales fortalezas de la Catalu?a moderna donde la informaci¨®n se despliega en una especie de plafones de formas triangulares y pentagonales forrados de telas que dan la sensaci¨®n al visitantes que est¨¢ entre los muros de una fortificaci¨®n.
La de Montju?c es una de las analizadas y otra de las m¨¢s importantes que destaca es la fortaleza de Sant Ferran de Figueres. En otra dependencia hay otra muestra, Ruman¨ªa Flashback, de fotograf¨ªas sobre los ¨²ltimos a?os del r¨¦gimen de Nicolae Ceausescu y la represi¨®n policial contra la revoluci¨®n popular de 1989.
El castillo ha acometido un proyecto de puesta a punto de sus instalaciones y espacios que empez¨® en 2013 y deber¨ªa finalizar este a?o. Ahora se trabaja en varias salas del patio de armas que acoger¨¢n el centro de Interpretaci¨®n del Castillo, con una exposici¨®n permanente explicativa de la memoria de la fortaleza y de la monta?a. Ese proyecto supondr¨¢ tambi¨¦n la se?alizaci¨®n del conjunto, especialmente de la terraza que se asoma al patio de armas, un mirador de 360 grados sobre la ciudad.
Tambi¨¦n se acometer¨¢ la rehabilitaci¨®n y restauraci¨®n de la zona de los baluartes de Sant Carles y Santa Am¨¤lia, otras de las salas que rodean el patio de armas y la limpieza y el mantenimiento del s¨®tano que ocupaba el antiguo museo militar. Los visitantes que ahora suben al castillo tienen que pagar la entrada en un ed¨ªculo fuera de la fortaleza y unos trabajadores, a pie del puente levadizo, controlan el acceso. Este tambi¨¦n se modificar¨¢ porque las taquillas y las oficinas de acogida se situar¨¢n en lo que fue uno de los cuerpos de guardia del castillo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.