El chantaje de los ricos
Se amenaza a los ciudadanos que est¨¢n dispuestos a dar una oportunidad a quienes plantean alternativas a para contrarrestar la receta ya fracasada
La mitad de la pol¨ªtica actual consiste en el chantaje que los ricos hacen a la gente com¨²n¡±. No es la frase de un populista radical. La pronuncia el padre Brown, un sacerdote bajito y conservador que G.?K. Chesterton invent¨® como detective de ¨¦xito en decenas de ingeniosas aventuras. Esta descarnada concepci¨®n sobre ¡°la mitad de la pol¨ªtica¡± formulada por el novelesco cl¨¦rigo ingl¨¦s encaja con lo que ocurre hoy en la pol¨ªtica europea. Lo revela el debate suscitado por las elecciones griegas del 25 de enero. Como si quisieran confirmar el comentario del padre Brown, son los ricos ¡ªlos mercadosy sus portavoces pol¨ªticos¡ª los que intentan atemorizar al electorado de un pa¨ªs empobrecido para exigirle que siga retribuyendo a sus prestamistas.
La campa?a electoral griega es en realidad una campa?a europea. Arranca ahora lo que se repetir¨¢ cuando se vayan convocando elecciones en otros pa¨ªses de la UE. Entre ellas, las diversas convocatorias a las urnas que 2015 deparar¨¢ a los ciudadanos espa?oles. En esta campa?a continental, los electores son m¨¢s conscientes de que en la UE se toman decisiones con impacto sobre su vida cotidiana. Han abierto los ojos a datos incontrovertibles que se les quisieron escamotear. Por ejemplo, que el volumen de la deuda contra¨ªda por Estado, empresas y familias de un creciente n¨²mero de pa¨ªses es impagable. Que ¡ªcon el argumento de corregir d¨¦ficits presupuestarios¡ª se est¨¢n vulnerando principios de la vigente constituci¨®n por parte de quienes se desga?itan aludiendo a ella cuando les conviene. Que todo ello comporta un progresivo desguace del Estado de bienestar y la conversi¨®n de los derechos humanos en mercanc¨ªa que unos pocos venden en r¨¦gimen de cuasi monopolio. Que las condiciones de trabajo se deterioran gravemente. Que aumentan la pobreza y la desigualdad seg¨²n organismos internacionales que no hace mucho consideraban aquella desigualdad como incentivo para la competitividad.
Resonar¨¢ en esta campa?a por etapas una persistente amenaza dirigida a los eventuales votantes de formaciones pol¨ªticas menos d¨®ciles al chantaje de quienes afirman que no existe alternativa al dictado de los mercados. Se amenazar¨¢ a los ciudadanos dispuestos a dar una oportunidad a quienes tantean propuestas alternativas a una receta fracasada. Se amenaza adem¨¢s con la calificaci¨®n de populista, que quiere tener el mismo efecto deslegitimador que en otros momentos tuvo la de terrorista. Se basan en ella para seguir promoviendo la misma medicina de reformas que ha llevado al enfermo a un estado catat¨®nico. Como si esta medicina elitista ¡ªpara contraponerla a la populista¡ª hubiera conseguido el milagro de una recuperaci¨®n vigorosa.
Aquellos a quienes el padre Brown tachar¨ªa de chantajistas se movilizaron al comprobar que su hegemon¨ªa ideol¨®gica se debilitaba. Ya no era cre¨ªble la utop¨ªa irrealizable del mercado ante la aplastante presencia de las grandes corporaciones que la desmienten. Ya no era admisible la reducci¨®n del ciudadano al papel pasivo de consumidor cautivo de presuntas soluciones ¨²nicas. Ha sido impugnada la mercantilizaci¨®n de los derechos fundamentales producida por la privatizaci¨®n directa o indirecta de tantos servicios p¨²blicos.
Pero la bater¨ªa de amenazas se ha intensificado cuando lo que era un combate de ideas se ha trasladado a la escena de la competici¨®n pol¨ªtica en la que han aparecido actores dispuestos a pasar de la discusi¨®n intelectual al impulso de un proyecto pol¨ªtico y a someterlo al veredicto democr¨¢tico de las urnas. Syriza es este actor en el escenario griego donde tiene lugar la primera ronda del nuevo ciclo electoral europeo.
Desde Bruselas, el presidente Juncker preferir¨ªa ver ¡°caras familiares¡± en un futuro Gobierno hel¨¦nico, y anuncia efectos funestos si los griegos rechazan democr¨¢ticamente aquellas ¡°caras familiares¡± que tanto sufrimiento les han infligido. Merkel y Schauble han irrumpido tambi¨¦n en campa?a como garantes de los acreedores financieros. Parecen olvidar que la quita y espera en el pago de la deuda propuesta por Syriza ser¨ªa bastante menos dr¨¢stica que la reducci¨®n y el aplazamiento concedidos a los alemanes cuando los mercados modificaron a la baja y de manera sustancial las obligaciones contra¨ªdas por Alemania entre 1914 y 1945 y que solo parcialmente fueran satisfechas d¨¦cadas despu¨¦s.
En Espa?a circulan tambi¨¦n los primeros mensajes-amenaza. Llam¨® la atenci¨®n la llamada a salvaguardar el bipartidismo lanzada por tres dirigentes de grandes empresas del Ibex, poco inclinados en otros tiempos a pronunciamientos p¨²blicos tan expl¨ªcitos. Son parte del empe?o por confundir a un sector del electorado que se plantea corregir de modo democr¨¢tico unas pol¨ªticas socioecon¨®micas con efectos tan nocivos para el futuro del pa¨ªs.
Cuando un compa?ero del padre Brown le se?ala que le parece absurdo imaginar que los ricos quieran chantajear a la gente com¨²n para ganar m¨¢s dinero, el sacerdote le replica que lo absurdo es creer que los ricos nunca desean serlo m¨¢s de lo que ya lo son. Sospecho que el cl¨¦rigo-detective de Chesterton no modificar¨ªa su juicio a la vista de la pol¨ªtica que algunos practican en Europa.
Josep M. Vall¨¨s es profesor em¨¦rito de Ciencia Pol¨ªtica (UAB).
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