Muere el poeta Carles Miralles, transmisor de la gran cultura cl¨¢sica
Catedr¨¤tico de Literatura Griega de la Universidad de Barcelona y helenista catal¨¢n de referencia, ten¨ªa 70 a?os
?De qu¨¦ sirven la cultura y el saber si no hay qui¨¦n transmita el bagaje de unas generaciones a otras? Esto lo ten¨ªa muy claro, con toda la modestia que siempre tienen los sabios de verdad pero tambi¨¦n con toda la fuerza del convencimiento que les caracteriza, Carles Miralles, helenista de referencia y poeta, que ha muerto hoy, a los 70 a?os, en Barcelona, donde naci¨® en 1944.
Catedr¨¢tico de Literatura Griega de la Universidad de Barcelona, de la que tambi¨¦n fue vicerrector (y donde recibi¨® hace apenas cuatro meses un sentido homenaje de un pu?ado de generaciones de fil¨®logos que pasaron por su maestr¨ªa), su vida profesional fue desde la traducci¨®n de Herodes o?Jenofonte de ?feso a diseccionar la obra de Homero, la de Llull, la de Carles Riba o la de J.V. Foix, que le comport¨® el premio Serra d'Or en 1994 (Sobre Foix). Esto sin olvidar la reivindicaci¨®n o el an¨¢lisis de la tarea de la colecci¨®n de los cl¨¢sicos de la Bernat Metge o de figuras como Nicolau d' Olwer, uno de los ¨²ltimos grandes intelectuales sobre los cuales hab¨ªa trabajado, conducido por su tarea en el Institut d'Estudis Catalans (IEC), donde presidi¨® la Comisi¨®n de Lexicograf¨ªa. El mismo IEC lo premiar¨ªa ya en 1980 por su seminal Lectura de les ¡®Eleg¨ªes de Bierville¡¯ de Carles Riba.
El hilo conductor de todo podr¨ªa ser la belleza del mundo y su funci¨®n, de alguna manera el leit motiv de su notable vocaci¨®n de poeta, que arranc¨® de muy joven, con apenas 23 a?os, cuando consigui¨® con el poemario La terra humida un acc¨¦sit en una de las grandes canteras de la poes¨ªa en catal¨¢n como ha sido el premio Amadeu Oller. Dos a?os despu¨¦s ganar¨ªa el Salvat-Papasseit por On m'he fet home. Tardar¨ªa a seguirlo otra compilaci¨®n, importante en su trayectoria, Cam¨ª dels arbres i de tu y? Per fi la tortuga (1981). Hab¨ªa en aquellos versos dolor, ¡°la m¨¢s caracter¨ªstica, seguramente, de la condici¨®n humana y la m¨¢s inevitable¡±, como le gustaba definir. Se trataba de un dolor, pero, que no pod¨ªa hacer que uno se cerrara a la vida y, sobre todo, que no se viviera como si no existiera.
El ejercicio de desnudez deb¨ªa ser de tal magnitud que el silencio volvi¨® a ser de toda una d¨¦cada. ¡°Me cuesta mucho escribir, para m¨ª es muy dif¨ªcil¡±, admiti¨® en m¨¢s de una ocasi¨®n quien ten¨ªa durante a?os versos en los cajones, de los cuales despu¨¦s apenas salvaba una met¨¢fora o quiz¨¢s unas palabras: una coherente consecuencia de su meticulosa naturaleza. Con La m¨¤ de l'arquer (1991), quiz¨¢s uno de sus libros m¨¢s densos, con el tono grave y bastante cargado de referentes literarios y culturales, obtuvo el reconocimiento m¨¢s alto de su carrera, el premio Nacional de Literatura Catalana.
Desde entonces, su poes¨ªa cogi¨® un tono m¨¢s abierto (La ciutat dels pl¨¤tans, de 1995, y sobre todo Mans lentes d'aigua, de 2002, este despu¨¦s de haber superado un c¨¢ncer), pero la reflexi¨®n sobre la propia poes¨ªa, de qu¨¦ hab¨ªa que hacer y de c¨®mo se ten¨ªa que relacionar con el mundo que lo rodea y del papel del poeta en este mismo mundo, segu¨ªa siendo un r¨ªo subterr¨¢neo. El volumen unitario que reuni¨® toda su producci¨®n po¨¦tica, D¡¯aspra dolcesa, lo deja ver muy claro y es la mejor manera de averiguar como era Miralles. ¡°La poes¨ªa es mi biograf¨ªa moral¡±, defend¨ªa qui¨¦n profundiz¨® en la lengua griega (y la ense?¨® durante casi medio siglo) por ¡°la alt¨ªsima calidad y distancia de la poes¨ªa griega antigua¡±.
Premio Nacional de la Cr¨ªtica catalana de poes¨ªa 2010 por L¡¯ombra dels dies roja y Premio Extraordinario Salvador Espriu dels Jocs Florals de Barcelona hace dos a?os por Hi ha feres d¡¯altre temps. A hores d'ara incre?bles, Miralles se mostraba incansable, como demostr¨® su activa participaci¨®n en la trastienda del mastod¨®ntico Any Espriu, uno de sus referentes como Riba. Todo esto a pesar de que se encontraba ya muy castigado desde hac¨ªa tiempo por una enfermedad cardiovascular. Sobre la mesa trabajaba ¨²ltimamente en las tragedias de Esquilo y en un nuevo poemario, Tres suites.¡°Mi poes¨ªa no es testigo de mi tiempo sino de aquello que perdurar¨¢ en la inteligencia, aquello que queda en el alma de los hombres que no barre el tiempo, la lluvia¡±, dec¨ªa. Aquello que hay que transmitir, pues.
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