Cambio en los escenarios
La victoria de Syriza sirve para dejar claro que hay un l¨ªmite a la capacidad de aceptaci¨®n popular de ciertos niveles de austeridad
En las dos ¨²ltimas semanas hemos asistido al inicio de un segundo acto en dos de las obras que se est¨¢n representando en los teatros europeos. En el escenario de Fr¨¢ncfort, el BCE ha convertido en realidad, a pesar de las reticencias n¨®rdicas, la promesa de Mario Draghi de que har¨ªa todo lo que fuera necesario en defensa de la estabilidad del euro, promesa que contribuy¨® en 2011 a calmar la tormenta, y que signific¨® el anuncio de un cambio importante en la pol¨ªtica del banco. Y en el escenario de Atenas, el triunfo de Syriza supone el inicio del segundo acto de las ¨²ltimas elecciones europeas, que vaticinaban ya acontecimientos de este tipo. Esperemos al final del acto para juzgar¡ ?Qu¨¦ es previsible que ocurra en esta nueva etapa? Aunque con bastantes probabilidades de no acertar, anticipo algunos escenarios.
1.La UE y el euro. Los acontecimientos pol¨ªticos recientes ponen de manifiesto que, a pesar de anteriores manifestaciones y amenazas, a pesar de pr¨®ximos enfrentamientos y negociaciones, nadie tiene la intenci¨®n de abandonar voluntariamente esta Uni¨®n ni esta moneda; ni tampoco nadie tiene deseo de provocar abandonos forzados. En la UE y en el euro, a pesar de todo, se est¨¢ mucho mejor que fuera¡ Un abandono ser¨ªa muy malo para el que se vaya, pero tambi¨¦n para los que se quedan. Pero se ha hecho m¨¢s visible la necesidad de revisar algunos de los mecanismos de funcionamiento, y de corregir urgentemente algunos de los errores que se han estado cometiendo en los ¨²ltimos a?os. Una vez separados algunos elementos de radicalidad y de populismo, la victoria de Syriza sirve para dejar claro que existe un l¨ªmite a la capacidad de aceptaci¨®n popular de ciertos niveles de austeridad, y que aunque Grecia, por diversos motivos, puede ser un caso extremo, no es ni mucho menos un caso aislado.
2.Dos fallos de dise?o. Son muy claros y est¨¢n en la base de las dificultades. El primero es de tipo econ¨®mico: el intento de funcionar con un mercado ¨²nico y una moneda ¨²nica, pero sin unificar la fiscalidad ni construir un Tesoro, sin mutualizar en buena parte la deuda p¨²blica, y sin disponer de un importante presupuesto europeo que permita transferencias territoriales, ha fracasado. Fue funcionando mientras hab¨ªa un crecimiento importante, aunque en realidad se basaba m¨¢s en incrementos del precio de los activos, que en aumentos de productividad. Pero no resisti¨® el primer envite. Supongo que part¨ªa de un modelo econ¨®mico que se ha demostrado equivocado. Pol¨ªticos y economistas han de aceptar esta realidad y volver a dise?ar algunos elementos.
El segundo tiene naturaleza democr¨¢tica. Hay un desajuste claro entre los organismos europeos donde reside el poder real y la capacidad de los ciudadanos para influir en sus decisiones. Ello hace mucho m¨¢s dif¨ªcil la aceptaci¨®n popular de pol¨ªticas inc¨®modas, al no entender exactamente su origen, al escuchar su justificaci¨®n a trav¨¦s de personas interpuestas, y al no poder ver los resultados prometidos, pero s¨ª sufrir directamente las consecuencias.
Hay que aceptar que estos redise?os nos conducir¨¢n a una creciente unidad pol¨ªtica, seguramente de tipo federal. O esto, o fracasar¨¢ la Uni¨®n.
3.Dos errores en las pol¨ªticas. Tambi¨¦n son dos, y tambi¨¦n van ligados. El primero consisti¨® en intentar salir de la crisis contra Keynes, dando prioridad al equilibrio fiscal por delante del crecimiento. Hab¨ªa que resolver un dilema dif¨ªcil: reducir el endeudamiento y a la vez recuperar el dinamismo econ¨®mico. Se sacrific¨® durante varios a?os este segundo para conseguir el primero. Y se deprimi¨® tanto el consumo que ahora va a costar mucho tiempo crear demanda sostenible y puestos de trabajo de calidad. Y durante este tiempo, aunque haya un peque?o crecimiento, seguiremos instalados en la crisis, es decir, salarios bajos y desempleo.
Pero adem¨¢s se cometi¨® otro error: anteponer la expiaci¨®n de responsabilidades a la solidaridad entre socios. Hac¨ªa falta solidaridad en las responsabilidades, aceptando que unos gastaron m¨¢s de la cuenta, pero que tambi¨¦n otros financiaron imprudentemente este gasto, para beneficiarse del mismo. El resultado de estas pol¨ªticas no ha sido una gran reducci¨®n de la deuda, sino sobre todo un cambio de manos de la misma desde el sector privado a los Gobiernos, lo que ha mejorado mucho la salud de los bancos, pero ha agravado la de los Estados, especialmente de aquellos que han sido obligados a medidas de austeridad, que al provocar reducci¨®n de la demanda ha reducido mucho sus ingresos fiscales. El an¨¢lisis de lo que ha ocurrido en Grecia lo deja muy claro y, aunque no sea igual, es parecido a lo de otros pa¨ªses. Sus consecuencias se han manifestado peligrosamente estos ¨²ltimos d¨ªas.
4.El teatro de Bruselas. El acto ocurrido en Fr¨¢ncfort merece un aplauso para Draghi (en parte se ha hecho gracias a la independencia del BCE). El acto ocurrido en Atenas debe suscitar preocupaci¨®n, pero mezclada con esperanza. Apostemos para que en los pr¨®ximos d¨ªas tengamos tambi¨¦n cambio de escenario en la UE, ya que estos fallos y errores que he mencionado s¨®lo se pueden subsanar desde el Consejo Europeo y el Parlamento. He dicho antes que nadie tiene ganas de marchar, pero tampoco hay que permitir que se queden aquellos que piensen poner, desde dentro, obst¨¢culos a estos cambios. Y no miro al Sur¡
Joan Maj¨®, ingeniero y exministro
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.