La Suecia negra de verdad
¡°Nuestra gran preocupaci¨®n es la fractura social¡±, apunta en la BCNegra el crimin¨®logo sueco Christoffer Carlsson, creador del conflictivo polic¨ªa Leo Junker
?¡°Suecia debe morir¡±, ley¨® r¨¢pido en un muro del tren en el que viajaba y lo ¨²nico que se le ocurri¨® a Christoffer Carlsson fue pensar: ¡°?A buen barrio me he mudado!¡±. Era a principios de 2012, y con la pintada que vio en el suburbio de Hags?tra, Carlsson (Halmstad, 1986), crimin¨®logo de profesi¨®n, pr¨¢cticamente arranca El hombre invisible de Salem (Alianza), que fue elegida como la mejor obra policiaca del a?o por la Academia Sueca de Escritores de Novela Negra en 2013, convirti¨¦ndole en el ganador m¨¢s joven de la historia del premio.
El conflictivo polic¨ªa Leo Junker (lento, il¨®gico, irracional, v¨ªctima de bullying y ¨¦l mismo acosador de un tercero, de familia desestructurada por el alcoholismo del padre, vicio que parece haber heredado...) es uno de los ganchos de la novela, pero que juega su gran baza en el retrato social de la Suecia negra de verdad, la que se mueve entre los suburbios pobres de ciudades como la id¨ªlica Estocolmo, de donde es oriundo el protagonista.
'El hombre invisible de Salem' (Alianza) juega su gran baza en las pinceladas de los suburbios pobres de la id¨ªlica Estocolmo
¡°Hay algo en los codos afilados en el metro¡¡±, reflexiona Leo entre las brumas de los barbit¨²ricos y la absenta para olvidar la muerte de su hijo peque?o y el consecuente divorcio y tras matar a un compa?ero polic¨ªa en una operaci¨®n en la que se intuyen los enemigos en casa. Refleja ¨¦l mismo un malestar social latente en la mod¨¦lica Suecia: ¡°En mi pa¨ªs uno puede ser lo que quiera, hasta ir con zapatos rosas, pero esto funciona si eres de clase media, trabajas en determinadas ¨¢reas como los medios de comunicaci¨®n, los grandes bufetes de abogados y de economistas o algunas corporaciones y, por descontado, si eres blanco; si no, no es tan f¨¢cil¡±, plantea Carlsson, de visita en la capital catalana por el festival de novela policiaca BCNegra. Admite que tuvo problemas de encaje ¨¦l mismo, procedente del campo sueco, para integrarse en la capital: ¡°Cuesta sentirse en casa en los suburbios, cargados de minor¨ªas ¨¦tnicas y de un malestar de fondo clar¨ªsimo; Estocolmo es una ciudad muy dividida, donde la renta media es de 350.000 coronas (unos 33.000 euros), pero en los suburbios baja hasta las 200.000 y las tasas de ocupaci¨®n pasan del 70% de la media a un 50%¡±, cifra.
Transita con cierto cuidado el polic¨ªa Leo por callejones que en Suecia invitan, dice, a pensar que no saldr¨¢s nunca de ellos, en lo que uno ya intuye que no parece una licencia literaria. ¡°Hay que saber que el m¨ªtico estado del bienestar de Suecia que trajo Olof Palme, esa sensaci¨®n de justicia social y de poder llevar seguro una vida decente sin importar de d¨®nde vienes o qui¨¦n fuiste, se ha venido abajo: farmacias y hospitales, por ejemplo, est¨¢n hoy en manos privadas, algo impensable hace apenas 30 a?os¡±.
"En la polic¨ªa sueca es m¨¢s importante proteger el cuerpo que hacer justicia"
Recoge Carlsson un poco el esp¨ªritu del g¨¦nero negro policiaco de corte cr¨ªtico y de denuncia social que representaron las obras del matrimonio formado por sus compatriotas Sj?wall-Wahl??, de quien se declara seguidor. ¡°Reflejaron la Suecia de entre 1965 y 1975, con un Estocolmo y un estado del bienestar que iban al alza pero en el que detectaron la entrada de drogas y empezaron a preguntarse qu¨¦ pasaba; mis libros ya exploran las consecuencias oscuras de aquello, lo que no aparece en la superficie: drogas, racismo, marginalidad, paro¡ La Suecia de casitas de techo rojo y chicas rubias despampanantes ya no es as¨ª¡±.
Con un aire a lo joven Sherlock de la serie televisiva (cara de ni?o, un punto taimado, abrigo oscuro, afable pero con la sensaci¨®n de falso ausente o quiz¨¢ de falso ensimismado, par¨¢ndose a media frase pero, eso s¨ª, rubio de pelo liso) se remueve Carlsson en el sof¨¢ para sacar el m¨®vil y desplazar el dedo por un sinf¨ªn de im¨¢genes: coches ardiendo, cargas policiales, j¨®venes encapuchados lanzando c¨®cteles molotov¡ Nada nuevo. ?De alguna banlieue de Francia? ¡°No, es de hace poco m¨¢s de un a?o, de una zona de Estocolmo llamada Husby, en 2013, unos conflictos violent¨ªsimos: a la cuarta noche ya se hab¨ªan propagado a una decena de barrios, gracias en parte a que un polic¨ªa mat¨® a una persona, porque suele ser la polic¨ªa la que ayuda a propagar brotes de este tipo con sus actuaciones¡. En fin, la pregunta sobre lo de ¡®Suecia debe morir¡¯ que le¨ª en 2012 no era tanto por qu¨¦ sino cu¨¢ndo iba a suceder¡±.
"La fractura social es por donde Suecia puede polarizarse m¨¢s y estallar".
Castigado por un pasado del que parece no poder redimirse, Leo Junker se enfrenta en su estreno a un asesinato en el que la v¨ªctima, una prostituta a la vez camello, lleva un colgante con sus huellas. Las pesquisas policiales y la misma imagen del cuerpo no quedan muy bien paradas en la novela. ¡°Muchas de las descripciones son resultado de mi labor como crimin¨®logo con experiencias no muy positivas de los ciudadanos; la distancia que hay entre los habitantes de los suburbios suecos y las fuerzas de seguridad p¨²blica es notable y clara; por otro lado, la corrupci¨®n es consubstancial a toda burocracia compleja y la polic¨ªa sueca lo es: eso lo explican bien Max Weber o Zygmunt Bauman: se trata de protegerse a s¨ª mismos y de expandirse, por eso siempre est¨¢n pidiendo: ¡®Queremos m¨¢s medios para defenderos¡¯¡ En la polic¨ªa sueca, cuando hay abusos de poder o excesos de violencia se deja de hablar r¨¢pido de ello y se cubren: es m¨¢s importante proteger el cuerpo policial que hacer justicia¡±.
Si la gran preocupaci¨®n de los crimin¨®logos en Espa?a y en parte de Europa es hoy el creciente abrazo entre las mafias y el poder pol¨ªtico, no parece ser ¨¦sta la moda que les preocupe. ¡°El crimen en Suecia no es tan corporativo, la mafia no est¨¢ tan bien organizada ni jerarquizada como en el sur de Europa; las redes serbias, rusas o chilenas son m¨¢s fr¨¢giles, por lo que deteniendo a la c¨²pula les cuesta rearmarse; pero tambi¨¦n es cierto que eso les permite adaptarse y moverse con m¨¢s facilidad¡±, dice con aplomo profesional. Tras una de sus minipausas, prosigue: ¡°El crimen de robo o de sangre ha bajado en toda Europa y los crimin¨®logos no sabemos por qu¨¦, aunque deber¨ªamos¡; quiz¨¢ eso explique el auge del de cuello blanco, el fraude, que sube y sube¡±. ?Cu¨¢l es entonces la preocupaci¨®n n¨²mero uno de los crimin¨®logos suecos? ¡°Sin duda, la divisi¨®n social, es la fractura de ese tejido lo que provoca estos brotes de violencia y por donde la sociedad sueca puede polarizarse m¨¢s y estallar¡±.
La ca¨ªda del detective (ya contratada por Alianza) es el t¨ªtulo de la segunda entrega sobre Leo, esa v¨ªctima que no deja de ser en parte tambi¨¦n verdugo: ¡°La tremenda tensi¨®n psicol¨®gica de quien sabe de un mal porque lo ha sufrido pero que a la vez se vigoriza con ¨¦l cuando se hace acosador me interesa mucho¡±, admite Carlsson, ya puro crimin¨®logo. ?Es Leo Junker, en definitiva, el retrato de una Suecia que no conocemos? ¡°S¨ª, pero no lo dude: esa Suecia est¨¢ ah¨ª¡±.
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