El a?o en que ardi¨® Madrid
Un jefe de bomberos de la Comunidad analiza los incendios de los ¨²ltimos 40 a?os en un libro autobiogr¨¢fico
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Los peores recuerdos de Carmelo Vega Terce?o, exbombero con m¨¢s de 40 a?os de servicio en Madrid, tienen que ver con siniestros que a pesar de saldarse con una sola v¨ªctima son inveros¨ªmiles, sobre todo cuando afectan a ni?os. ¡°Nunca olvidar¨¦ a los cuatro peque?os que jugaban a indios y vaqueros y decidieron quemar al rostro p¨¢lido: dos de ellos murieron abrasados. O al chaval que falleci¨® al encender una placa el¨¦ctrica en la que su madre hab¨ªa dejado un momento un espray de limpieza, que estall¨®¡±.
Vega, que hace dos a?os se prejubil¨® como jefe del parque de bomberos de Torrej¨®n de Ardoz, puesto que compagin¨® durante una d¨¦cada con el de supervisor del cuerpo en la Comunidad de Madrid, recoge estas y otras vivencias personales en su novela autobiogr¨¢fica Grietas.
En su libro ocupan un lugar destacado los siniestros que ocurrieron en el a?o 1983. ¡°Fue un a?o tenebroso para Madrid. En tan solo 20 d¨ªas se concentraron las tres tragedias m¨¢s graves de los ¨²ltimos 50 a?os¡±, recuerda. El 27 de noviembre, el vuelo 11 de Avianca se estrell¨® cerca de Mejorada del Campo; murieron 181 personas y solo sobrevivieron 11. Hab¨ªa transcurrido poco m¨¢s de una semana cuando, el 7 de diciembre, colisionaron el vuelo 350 de Iberia y el 134 de Aviaco en una pista del aeropuerto de Barajas: fallecieron 93 personas y sobrevivieron 43. Diez d¨ªas despu¨¦s, el drama volvi¨® a azotar a la regi¨®n: la madrugada del 17 de diciembre un pavoroso incendio en la discoteca Alcal¨¢ 20 seg¨® la vida de 82 j¨®venes.
¡°Lo m¨¢s escalofriante en el accidente de Avianca fue que no se sab¨ªa bien d¨®nde se hab¨ªa estrellado el avi¨®n: nos tuvimos que guiar por el resplandor de las explosiones. Las operaciones duraron tres d¨ªas. Sin tiempo para reponernos, se produjo el segundo aviso de tragedia a¨¦rea. Llegamos a Barajas en 10 minutos. La niebla era tan densa que casi chocamos los servicios de emergencia. Era una escena infernal. Los restos de las aeronaves estaban esparcidos en dos epicentros, por lo que hubo que multiplicar las acciones. Nos encontramos con una verdadera laguna de combustible que pod¨ªa inflamarse y tuvimos que neutralizarla y al mismo tiempo atender a las v¨ªctimas¡±.
Como ejemplo de operaci¨®n bien coordinada, Vega recuerda el atentado del 30 de diciembre de 2006, en el que ETA coloc¨® una bomba que mat¨® a dos personas y destruy¨® el aparcamiento D de la terminal T-4, y que no aparece en el libro. Vega fue uno de los primeros mandos que llegaron, por la cercan¨ªa del parque de bomberos de Torrej¨®n, en el que entonces trabajaba. ¡°Aquello desbordaba lo que te pod¨ªas imaginar, era dantesco, una tarta del tama?o de un estadio de f¨²tbol de cuatro pisos que se hab¨ªa reducido a uno. La fuerza del explosivo hab¨ªa debilitado la parte que sustentaba el edificio y hab¨ªa coches convertidos en una l¨¢mina¡±, recuerda. La intervenci¨®n llev¨® siete d¨ªas y siete noches.
Fueron activados a la vez los bomberos de Barajas, Madrid y Comunidad de Madrid, a los que se incorporaron medios sanitarios y fuerzas policiales. El operativo estaba bajo las ¨®rdenes del oficial Joaqu¨ªn S¨¢enz Murcia. ¡°Nos distribuimos distintas zonas, porque ignor¨¢bamos cu¨¢ntas v¨ªctimas podr¨ªa haber y d¨®nde pod¨ªan estar. Fue vital la utilizaci¨®n de perros de rastreo¡±. Los bomberos tuvieron que cortar la propagaci¨®n de m¨²ltiples focos de fuego en las plantas 0 y 1, adem¨¢s de asegurar los puntos de ataque teniendo en cuenta la seguridad estructural del edificio. Pasaron las horas y los datos de c¨¢maras empezaron a esclarecer el n¨²mero de personas afectadas que pod¨ªa haber. El desescombro hasta llegar a los dos fallecidos fue muy lento, porque ignor¨¢bamos el punto exacto en el que se encontraban. ¡°Y estaba el factor riesgo, por derrumbamientos y por la posibilidad de que hubiera otros artefactos sin explotar¡±, explica Vega.
El exbombero asegura que siempre existe un antes y un despu¨¦s de las cat¨¢strofes: ¡°Son lecciones amargu¨ªsimas, pero se aprende. La Administraci¨®n toma nota de necesidades de las que antes no era consciente¡±.
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