Proyecto partitura
Maria Jo?o Pires cumpli¨® con su ¨²ltima cita con el ciclo Iberc¨¤mera, y ya son 23, realizando una interpretaci¨®n memorable
Maria Jo?o Pires cumpli¨® los setenta en julio, pronto se cumplir¨¢n treinta a?os de su primera actuaci¨®n para el ciclo de conciertos Iberc¨¢mera en donde ha ofrecido veintitr¨¦s 23 actuaciones.
A juzgar por su estado de forma, la c¨¦lebre pianista lisboeta podr¨ªa seguir ofreciendo conciertos para sus amigos de Barcelona durante a?os repitiendo m¨¢s o menos la f¨®rmula habitual del virtuoso en recital en solitario, sin embargo la artista, que siempre ha tenido fama de inquieta, se ha inventado, con la colaboraci¨®n de la Chapelle Musicale Reine Elisabeth de B¨¦lgica en donde es profesora, el Proyecto Partitura, una iniciativa que propicia la escucha rec¨ªproca entre m¨²sicos de diferentes generaciones delante del p¨²blico. No se trata de una clase magistral sino de construir un artista, de avalar un joven int¨¦rprete y compartir con ¨¦l escenario, obras, p¨²blico, nervios y fama. La idea, m¨¢s o menos seria: ¡°no vendr¨ªan a escucharte a ti, pero vendr¨¢n a escucharme a m¨ª y yo les obligar¨¦ a escucharte a ti¡±.
De los ocho pianistas que participan en el Proyecto Partitura, el agraciado en esta ocasi¨®n fue el pianista Julien Libeer (1987) que ya ha actuado con Pires con diferentes programas.
En su actuaci¨®n en el Palau Pires y Libeer interpretaron juntos en primer lugar el Allegro en La menor para piano a cuatro manos D.947, Lebensst¨¹rme (Tempestades de la vida) de Schubert, una pieza complicada, un Schubert raro, violento, verdaderamente ¡°tempestuoso¡±, con resonancias orquestales y aliento ¨¦pico. A continuaci¨®n Libeer en solitario, con Pires en el escenario observando como tocaba y disfrutando del concierto, se enfrent¨® a un Ravel dif¨ªcil, los seis n¨²meros de Le Tombeau de Couperin M.68 que resolvi¨® muy bien y que le acreditaron como un pianista brillante y de t¨¦cnica complet¨ªsima.
En la segunda parte Pires, en solitario, se las vio con una pieza mayor del repertorio, una pieza terrible, no por su dificultad, que es enorme, sino porque parece estar siempre al borde mismo del desquiciamiento, la Sonata n¨²m. 21 D.960, la ¨²ltima sonata de Schubert, una obra que solo se puede abordar en plena madurez. Pires est¨¢ en esta situaci¨®n y la bord¨®. Una interpretaci¨®n memorable, una m¨¢s.
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