Haciendo de Estado
Mientras en la UE se tiende a cooperar en pol¨ªtica exterior, el Gobierno catal¨¢n se empe?a en abrir nuevas delegaciones
La vicepresidenta Soraya S¨¢enz de Santamar¨ªa confirm¨® el 6 de febrero que el Ejecutivo recurrir¨¢ ante el Tribunal Constitucional (TC) ¡ªo ante el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a¡ª la apertura de las delegaciones de la Generalitat en Roma y Viena, anunciada por el Gobierno catal¨¢n. A la espera de conocer el alcance del recurso, por el momento cabe recordar lo que la propia vicepresidenta reconoc¨ªa: que el TC ampara la acci¨®n exterior de las comunidades aut¨®nomas siempre que esta no sea contraria a la pol¨ªtica exterior del Estado.
El Alto Tribunal recuerda en la sentencia 165/1994, sobre la apertura de la oficina del Gobierno vasco en Bruselas que el Estado tiene competencia exclusiva en materia de ¡°relaciones internacionales¡±, en virtud del art¨ªculo 149.1.3 de la Constituci¨®n. Sin embargo, el TC hace una interpretaci¨®n estricta del concepto de relaciones internacionales, entendiendo que este se refiere al n¨²cleo duro de la materia que comprende la capacidad de establecer relaciones diplom¨¢ticas, la celebraci¨®n de tratados, la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior y la supervisi¨®n del cumplimiento de las obligaciones internacionales.
As¨ª pues, la competencia en relaciones internacionales que la Constituci¨®n atribuye en exclusiva al Estado no agota todas las posibilidades de la acci¨®n exterior. De ah¨ª que, seg¨²n el TC, la sola presencia de una delegaci¨®n auton¨®mica en el exterior ¡°no prejuzga su tipo de actividad, ni determina que haya de incidir forzosamente en el ejercicio de la competencia estatal sobre relaciones internacionales¡±. Su existencia ser¨¢ constitucional siempre que se ajuste al marco competencial de las comunidades aut¨®nomas y ¡°no condicione o perjudique la direcci¨®n de la pol¨ªtica exterior¡±.
A tal respecto, resulta sintom¨¢tico el hecho de que la Generalitat haya pasado por alto su obligaci¨®n legal de informar con car¨¢cter previo al Gobierno de la apertura de las dos nuevas oficinas y de esperar a que los ministerios de Asuntos Exteriores y de Hacienda emitan sendos informes sobre su adecuaci¨®n, tanto al orden competencial como al principio de eficiencia en la gesti¨®n de los recursos p¨²blicos que debe presidir la acci¨®n exterior del Estado. No en vano la Generalitat reconoce en la nota de prensa que informa de la apertura de las nuevas delegaciones que uno de sus objetivos es ¡°establecer un canal de comunicaci¨®n directa y sin intermediarios en relaci¨®n con el proceso pol¨ªtico catal¨¢n con los Gobiernos italiano y austr¨ªaco¡±.
M¨¢s all¨¢ de la controversia jur¨ªdica, la apertura de nuevas oficinas auton¨®micas resulta cuando menos discutible
No hay duda de que se trata de un objetivo coherente con el prop¨®sito declarado por el presidente Mas y otros miembros de su Gobierno de ¡°internacionalizar el proceso soberanista¡±. Sin embargo, tal objetivo aparece claramente diluido en los decretos de 23 de diciembre de 2014 de creaci¨®n de ambas delegaciones, que prev¨¦ que estas sirvan para facilitar las ¡°relaciones bilaterales¡± con los Gobiernos italiano y austr¨ªaco ¡°en el ¨¢mbito de las competencias de la Generalitat¡±, sin mencionar para nada ¡°el proceso pol¨ªtico catal¨¢n¡±.
Probablemente estemos ante otro ejemplo de lo que el presidente Mas denomina ¡°astucia¡±, que consiste b¨¢sicamente en no dejar rastro escrito en decretos y leyes de las intenciones que, no obstante, se manifiestan con meridiana claridad en declaraciones p¨²blicas e incluso en notas de prensa y art¨ªculos period¨ªsticos. El propio Jordi Turull, presidente del grupo de CiU en la C¨¢mara catalana, reconoc¨ªa el pasado jueves en Els Matins de TV-3: ¡°Si hace falta ya pondremos toda la astucia necesaria para que esto [de las embajadas] siga funcionando¡±.
Pero m¨¢s all¨¢ de la controversia jur¨ªdica, e incluso dejando a un lado el objetivo declarado por el Gobierno catal¨¢n de internacionalizar el mensaje secesionista, la apertura de nuevas oficinas auton¨®micas resulta cuando menos discutible por varias razones. Para empezar, porque esa l¨®gica expansiva que preside la acci¨®n de la Generalitat est¨¢ en las ant¨ªpodas de la l¨®gica contractiva que caracteriza la diplomacia del siglo XXI, sobre todo en la Uni¨®n Europea. Hoy en d¨ªa la prioridad de los pa¨ªses de la UE es la integraci¨®n de los servicios exteriores, la reducci¨®n de estructuras administrativas y la mancomunaci¨®n de recursos e infraestructuras. As¨ª, Francia representa a Espa?a en materia de extensi¨®n de visados en pa¨ªses como Bangladesh o Bielorrusia, mientras que Espa?a representa en Guinea Ecuatorial a B¨¦lgica, Alemania o Italia. Asimismo, Espa?a ha cerrado su embajada en pa¨ªses como Yemen, delegando en la UE su representaci¨®n.
De acuerdo con esa l¨®gica contractiva, la Ley de Acci¨®n Exterior y del Servicio Exterior del Estado prev¨¦ la integraci¨®n en las embajadas espa?olas de las oficinas auton¨®micas en el exterior, con el objetivo, no s¨®lo de reducir costes, sino de fomentar la cooperaci¨®n interadministrativa en la captaci¨®n de inversiones extranjeras y en la promoci¨®n de destinos y productos espa?oles. Mientras los Estados miembros de la UE buscan f¨®rmulas para optimizar su eficiencia mediante sinergias intra e interestatales y econom¨ªas de escala, el Gobierno de Artur Mas sigue en sus trece, empe?ado en hacer de Estado y en seguir yendo contra el signo de los tiempos.
Nacho Mart¨ªn Blanco es periodista y polit¨®logo
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