La belleza vikinga m¨¢s esquiva

La primera canci¨®n ya dio la pauta del concierto. Una canci¨®n nueva, perteneciente al disco reci¨¦n editado que presentaba, inici¨® la noche. Un mismo acorde y una misma l¨ªnea mel¨®dica en bucle, repiti¨¦ndose a lo largo del tema como si se tratase de un mantra, de un viejo blues rural o de una canci¨®n popular. El mismo paisaje movi¨¦ndose s¨®lo de forma inapreciable mientras el ojo lo intenta capturar en todo su dinamismo. Afterglow era la pieza. M¨¢s tarde, casi cerrando el concierto, Walking lightly propon¨ªa el mismo juego y a¨²n manten¨ªa al p¨²blico que hab¨ªa llenado el Auditori en una suerte de trance del que no quer¨ªa despertar. La extra?a magia de un noruego de origen argentino abriendo el ciclo Viking music.

S¨ª, los vikingos ya no son lo que eran. Jos¨¦ Gonz¨¢lez, uno de sus bardos m¨¢s reputados, apela a una suerte de folk que sobre una misma idea va introduciendo cambios en la canci¨®n, artefacto de aparente sencillez que funciona como una cerilla en la oscuridad: imposible mirar a otro lugar. Si adem¨¢s Gonz¨¢lez se deja acompa?ar, como acaeci¨® en el Auditori, por una banda que dobla su guitarra y pone al acento r¨ªtmico con dos percusionistas, la riqueza del matiz, a¨²n con todo minimalista, ayuda a¨²n m¨¢s a marchar del lugar y volar imaginativamente a cualquier otro espacio sugerido por la letan¨ªa de Gonz¨¢lez.

Con tres discos en solitario, el repertorio los visit¨® todos e incluso hubo espacio para temas de su grupo en paralelo, Tulip y versiones de Arthur Rusell y Kylie Minogue. Pero no hab¨ªa disrupciones en el repertorio, marcado por un alma ac¨²stica donde lo importante son la voz y la guitarra. Hermoso concierto sin altibajos, pausado como la subida de la marea y definitivamente hipn¨®tico. S¨®lo hay dos forma de escuchar a Gonz¨¢lez, con el desd¨¦n de quien lo liquida por reiterativo y con la pasi¨®n de quien cree que los cambios m¨¢s imperceptibles encierran la belleza m¨¢s esquiva.