Las huellas dactilares conducen al profesor Ol¨®riz
El cient¨ªfico, de cuya muerte se cumplen cien a?os, ide¨® el sistema de identificaci¨®n con el que ha trabajado la polic¨ªa espa?ola hasta 1982
Hay cuatro partes del cuerpo que no se repiten en ning¨²n otro ser humano: el ADN, el iris, la oreja y la huella dactilar.
?Pero c¨®mo se distingue una huella dactilar entre miles? El sistema de identificaci¨®n dactilar lo introdujo en Espa?a el granadino Federico Ol¨®riz Aguilera en 1909, que residi¨® la mayor parte de su vida entre las c¨¦ntricas calles madrile?as de Amor de Dios y Atocha. La Polic¨ªa cient¨ªfica ha mantenido intactos sus criterios de identificaci¨®n durante d¨¦cadas.
A este reconocido catedr¨¢tico de Anatom¨ªa Patol¨®gica e impulsor de la Antropolog¨ªa se le considera uno de los principales cient¨ªficos de la ¨¦poca. Su colecci¨®n de m¨¢s de 2.200 cr¨¢neos, su trabajo sobre la medida del ¨ªndice cef¨¢lico o su arduo estudio sobre la talla humana lo evidencian. Una vida apasionada por medir y caracterizada por la meticulosidad, el rigor y la organizaci¨®n del tiempo.
La huella dactilar es el dibujo capilar de los dedos de la mano. Est¨¢ formado por crestas capilares, que son las zonas de alto relieve de la piel. Tienen una funci¨®n adherente, sirven para agarrar y para que los objetos no se resbalen, y desde principios del siglo XX una utilidad identificativa porque su dibujo es ¨²nico en cada persona y en cada uno de los dedos.
La amistad con Cajal
El azar quiso que Federico Ol¨®riz y Ram¨®n y Cajal se conocieran en 1880 en Madrid, en una oposici¨®n para cubrir una c¨¢tedra de Anatom¨ªa Humana de Granada. Los dos la suspendieron. Sus discursos y su conversaci¨®n a la salida no tienen desperdicio, seg¨²n refrenda la serie televisiva Ram¨®n y Cajal, de RTVE. Cajal lo recordar¨¢ a?os m¨¢s tarde: "S¨®lo hab¨ªa un contrincante que contrarrestaba y soslayaba habilidosamente mis asaltos, por la superioridad de su formaci¨®n anat¨®mica (...) La desgracia en el resultado de aquella noble contienda inspir¨® la rec¨ªproca simpat¨ªa que habr¨ªa de convertirse pronto en amistad sincera". Cuando se convocaron de nuevo plazas a esta c¨¢tedra en 1883, una para Madrid y otra para Valencia, Cajal no se present¨® a la madrile?a porque pens¨® que Ol¨®riz era mejor que ¨¦l en Anatom¨ªa. Poco m¨¢s tarde, el Nobel de Medicina aprobar¨ªa la de Valencia y luego se ir¨ªa a Barcelona, para regresar otra vez a Madrid y opositar a la c¨¢tedra de Histolog¨ªa. Es en esta ¨²ltima oposici¨®n cuando el destino les une de nuevo: Ol¨®riz forma parte del tribunal y, por supuesto, le vota. Despu¨¦s veranear¨¢n en viviendas contiguas en Miraflores de la Sierra y las familias de ambos ser¨ªan como una sola, seg¨²n refleja Cajal en sus memorias.
Ol¨®riz (1855-1912) obtuvo en 1883 la c¨¢tedra de Anatom¨ªa en la Universidad Central de Madrid y se instal¨® con su familia en la calle del Amor de Dios, 13-15 (ahora 13-13), para luego residir finalmente en la calle Atocha, 96. Su vida y legado cient¨ªfico se est¨¢n dando a conocer en los actos de conmemoraci¨®n del centenario de su muerte, organizado por la Universidad de Granada a instancias del Instituto de Neurociencias Federico Ol¨®riz. Uno de ellos se celebr¨® en El Ateneo de Madrid, al que acud¨ªa frecuentemente.
¡°Como antrop¨®logo y antrop¨®metra, Ol¨®riz iba a las c¨¢rceles madrile?as para medir a los presos. All¨ª nace su inter¨¦s por la identificaci¨®n. Pronto se le encomienda el Laboratorio de Antropometr¨ªa de la c¨¢rcel Modelo, donde aplicaba el m¨¦todo Bertillon para fichar a los delincuentes y que se basaba solo en la fisonom¨ªa del malhechor y unas medidas f¨ªsicas. Cuando fue nombrado jefe del Servicio de Identificaci¨®n judicial busca un sistema mejor y se afana en las huellas dactilares¡±, explica Miguel Guirao Pi?eyro, presidente de la Comisi¨®n del A?o Ol¨®riz y profesor titular de Anatom¨ªa y Embriolog¨ªa de la Facultad de Medicina de Granada.
Impulsor de esta iniciativa, forma parte de la tercera generaci¨®n de la familia de anatomistas que ha promovido la divulgaci¨®n de Ol¨®riz.
El antrop¨®logo granadino hab¨ªa estudiado 3.000 dactilogramas cuando descubri¨® que el investigador argentino Juan Vucetich ya hab¨ªa desarrollado un m¨¦todo. Lo examin¨®, analiz¨® otras 100.000 huellas dactilares con este m¨¦todo y lo redefini¨® de forma m¨¢s sencilla. Estableci¨® as¨ª el llamado Sistema de Identificaci¨®n Dactilosc¨®pico espa?ol, o sistema Vucetich-Ol¨®riz, que se basa en la forma, el n¨²mero y la disposici¨®n de un dibujo en la huella dactilar. Aunque el m¨¦todo Ol¨®riz ya no se utiliza, se sigue ense?ando en las escuelas porque es la mejor forma de aprender el dibujo capilar.
¡°Con el sistema de clasificaci¨®n de Ol¨®riz se ha trabajado en Espa?a desde 1911 a 1982, cuando se introduce el Sistema Autom¨¢tico de Identificaci¨®n Dactilosc¨®pico (SAID), un sistema complejo, matem¨¢tico e informatizado que no identifica sino que automatiza la introducci¨®n de im¨¢genes en el sistema [las huellas] y la oferta de candidatos¡±, se?ala Fernando Corrales, inspector jefe y profesor de la Polic¨ªa cient¨ªfica de la Escuela Nacional de Polic¨ªa de ?vila.
El siguiente paso para reconocer la huella digital es la identificaci¨®n dactilar. Corrales explica: ¡°El especialista de la Polic¨ªa cient¨ªfica comprueba candidato a candidato si hay identidad; es decir, si la huella corresponde a esa persona, y compara el dibujo de sus huellas con el que ya tiene el sistema. Para realizar esta labor, se basa en los puntos caracter¨ªsticos, formas espec¨ªficas que aparecen en las crestas del dibujo capilar, como pueden ser bifurcaciones. Y tambi¨¦n los defini¨® Ol¨®riz¡±.
Este anatomista goz¨® de gran prestigio como docente y cient¨ªfico. Entre sus alumnos se encontraban Gregorio Mara?¨®n, Te¨®filo Hernando y Jos¨¦ S¨¢nchez Covisa. Entre sus amigos ¨ªntimos, Jos¨¦ Ribera, impulsor de la cirug¨ªa ortop¨¦dica, y Ram¨®n y Cajal, Nobel de Medicina, al que conoci¨® en la oposici¨®n de una c¨¢tedra en Madrid.
Public¨® el Manual de T¨¦cnica Anat¨®mica, una gran aportaci¨®n sobre la disecci¨®n. Colabor¨® en la segunda edici¨®n de El Nuevo Compendio de Anatom¨ªa Descriptiva, de Juli¨¢n Calleja. Obtuvo el premio Pedro Mar¨ªa Rubio de la Real Academia Nacional de Medicina, entidad en la que ingres¨® en 1896 con el discurso La talla humana en Espa?a, en el que concluy¨® que la altura media de los espa?oles era de 1,64 cent¨ªmetros. ?l era muy bien parecido, pero estaba por debajo de la media (1,60).
¡°Cre¨® el Laboratorio de Antropolog¨ªa de la Facultad de Medicina en 1885. All¨ª reuni¨® una de las mejores colecciones de cr¨¢neos de Europa tanto por el n¨²mero, 2.250, como por la calidad de la informaci¨®n recopilada. Recog¨ªa los datos en una ficha antropol¨®gica y se?alaba los cr¨¢neos con tinta. Gracias a eso, hoy se mantienen datos fundamentales como el sexo, la edad o el lugar de procedencia¡±, apunta Enrique Dorado, especialista del Laboratorio de Antropolog¨ªa Forense del Instituto Anat¨®mico Forense, de Madrid.
Las abuelas de Miraflores
A pesar del tiempo transcurrido y del traslado de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense desde el centro de Madrid a su ubicaci¨®n actual, hoy se conservan all¨ª, en el Departamento de Anatom¨ªa y Embriolog¨ªa Humana, 1.200 cr¨¢neos que siguen siendo investigados. Hay otra peque?a parte en la Escuela de Medicina Legal.
Algunos expertos consideran a Federico Ol¨®riz precursor de la Antropolog¨ªa Social como una ciencia, por la riqueza de datos que aporta en sus investigaciones. As¨ª, para determinar las diferencias antropol¨®gicas entre la poblaci¨®n espa?ola (en esa ¨¦poca hab¨ªa un gran inter¨¦s por la raza y la diferencia entre los distintos pueblos), Ol¨®riz calcula el ¨ªndice cef¨¢lico, una medida que relaciona la longitud craneal con la anchura.
Fue un trabajo ingente, en el que midi¨® casi 8.400 cr¨¢neos de varones, por el que fue galardonado con el Premio Golart de la Academia de Medicina de Paris.
La informaci¨®n recogida en su c¨¦lebre Expedici¨®n a La Alpujarra, as¨ª como la de Estad¨ªstica de fecundidad de Miraflores de la Sierra, in¨¦dita hasta ahora, corrobora esta faceta del anatomista.
Est¨¢ previsto que la conmemoraci¨®n del centenario del fallecimiento de Ol¨®riz se clausure el d¨ªa 22 de septiembre en Miraflores de la Sierra, donde precisamente se presentar¨¢ un libro con los datos de la Estad¨ªstica de fecundidad, en la que recoge una informaci¨®n pormenorizada de m¨¢s de 400 mujeres de la ¨¦poca; esto es, la mayor¨ªa de las abuelas y bisabuelas de los lugare?os de hoy.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.