No m¨¢s fracaso escolar
La escuela naci¨® como una instituci¨®n uniformadora y contin¨²a si¨¦ndolo; su indiferencia real traduce la diversidad en desigualdad
Entendido como la proporci¨®n de alumnos que no consiguen concluir los estudios obligatorios, el fracaso escolar supera en Espa?a el 20% y en Euskadi el 10%.
Hay excelentes y detallados estudios que pretenden analizar las causas, las cuales est¨¢n en cuatro grandes grupos: socioculturales, familiares, institucionales e individuales. Como puede verse, lo suficientemente diversas y complejas como para buscar soluciones que vayan m¨¢s all¨¢ de los intereses pol¨ªticos del momento.
Analicemos un poco el modelo escolar, que trata de homogeneizar y no de desarrollar al alumno, desde su incorporaci¨®n por edades: los nacidos en diciembre tienen el triple de posibilidades de repetir curso con respecto a los de enero, as¨ª como un mayor fracaso escolar.
Hay toda una ret¨®rica que gira en torno al reconocimiento a la diversidad (no hay dos personas iguales en el mundo, ni dos d¨ªas iguales); lo mismo se dec¨ªa y dice en torno a la igualdad. Lo cierto es que la escuela naci¨® como una instituci¨®n uniformadora y contin¨²a si¨¦ndolo; su indiferencia real traduce la desigualdad social en desigualdad escolar y la diversidad, en desigualdad.
La ense?anza no camina en paralelo con las necesidades actuales
Es una escuela basada en asignaturas, con una hoja de ruta predeterminada, que no deja medios ni espacio al profesor para que los 24 alumnos por clase expresen sus capacidades naturales a lo largo de su estancia en el aula. A los cinco a?os, el 98% de los ni?os son genios, y diez a?os m¨¢s tarde, lo son el 15%, y as¨ª contin¨²a la tendencia. El maestro se convierte de esta manera en un administrador del propio sistema. Al final, estos ni?os, ya j¨®venes, acaban volando como gallinas, en un mundo de gallinas, cuando pod¨ªan ser ¨¢guilas.
Tenemos una escuela basada en la memoria, en el pasa o no pasa conforme a unos ex¨¢menes, todos iguales para personas todas diferentes. Pero esa diferencia, muchas veces peque?a, y subjetiva en la mayor¨ªa de los casos, pues depende de un profesor y sus circunstancias, se transforma luego en una divisi¨®n radical: pasar o no pasar, el ¨¦xito o el fracaso. Y sus consecuencias para ulteriores oportunidades de vida del alumno: continuar estudios o salir al mercado del trabajo, seguir la v¨ªa acad¨¦mica o la profesional, poder llegar o no llegar a la universidad. A trav¨¦s de la selecci¨®n escolar, seg¨²n reza el gui¨®n, la sociedad logra escoger a las personas m¨¢s capacitadas y motivadas para desempe?ar los cometidos m¨¢s complejos e importantes.
La evoluci¨®n de la ense?anza no camina en paralelo con las necesidades actuales y es el alumno el que se adapta a los objetivos, m¨¦todos y ritmos que impone el modelo, es decir, el sistema imperante. La escuela nace en el siglo XVIII con el objetivo de atender las necesidades de las guerras y prosigue a continuaci¨®n con el de dar respuesta a la potente industria creada en torno al ferrocarril, que conform¨® la primera Revoluci¨®n Industrial. Para la segunda, con el taylorismo, vienen la organizaci¨®n del trabajo y unas mayores exigencias en diferentes saberes. Ahora estamos en una sociedad que se llama del conocimiento, pero que necesita ser mucho m¨¢s. Se ha convertido en una sociedad sin valores y, por tanto, desorientada.
Necesitamos personas que sean colaborativas y no solo competitivas, personas con criterio social. Ya no sirven aquellos profesores que dominaban la lectoescritura como objetivo para el alumnado. Nos encontramos en un mundo global y donde Internet supone un antes y un despu¨¦s. Caminamos hacia unas necesidades relacionales y de conocimiento a las que el sistema escolar actual no puede dar respuesta sin cambios radicales. Cada curso que pasa afecta a miles de personas que continuar¨¢n por la vida dando sus diferentes saltitos, dentro del gallinero, cuando el mundo se mover¨¢ por las nubes entre ¨¢guilas imperiales.
Estamos viendo como en las econom¨ªas en desarrollo la desigualdad econ¨®mica y, por tanto, social aumentan a?o tras a?o. Los menos preparados ¡ªya son millones en el Estado espa?ol¡ª tienen serios problemas de adaptaci¨®n al mercado de trabajo. Cada pr¨®xima d¨¦cada desaparecer¨¢n multitud de oficios que han perdurado varias generaciones. Las nuevas tecnolog¨ªas, muy bien, traer¨¢n m¨¢s competitividad y requerir¨¢n personas, no solo con m¨¢s preparaci¨®n t¨¦cnica, con m¨¢s habilidades y conocimiento, insisto, sino y tambi¨¦n preparaci¨®n relacional, con un gran sentido de apoyo a la sociedad y un alto grado de talante democr¨¢tico.
Hay que dar una atenci¨®n diferente: no hay dos personas iguales
Para todo esto hay que cambiar el modelo de ense?anza. Ya en la ¨¦poca de Plat¨®n los centros educativos eran lugares de encuentro para la reflexi¨®n y la comprensi¨®n.
Ahora tomemos ejemplo de Francia, que hace meses anunci¨® que eliminar¨¢ las notas como medio ¨²nico para evaluar a los alumnos. El Ministro Hamon ha apostado por incorporar en 2015 "otras formas de medir el aprendizaje de los alumnos, m¨¢s all¨¢ de las notas". No preconiza "una evaluaci¨®n a la carta, sino una evaluaci¨®n al servicio del aprendizaje". "Nuestro sistema de evaluaci¨®n por notas es malo y selectivo. Hace falta poner en valor lo que saben hacer los estudiantes para evitar un sistema de sanciones permanentes".
Est¨¢ claro que el sistema actual no da respuesta a la sociedad, ni en t¨¦rminos de igualdad ni de eficiencia. Hoy nadie en el mundo pone en duda que invertir en educaci¨®n es la mejor inversi¨®n posible: la ¨¦tica social lo impone y no hay mejor retorno.
Empecemos ya desde las primeras edades. Tenemos miles de j¨®venes licenciados en paro. Debemos elegir a los mejores, retribuirlos adecuadamente, para que sea su alternativa de futuro, y prepararlos durante un a?o en las materias adecuadas, sobre todo, experimentando en los centros avanzados ya existentes aqu¨ª y en los pa¨ªses n¨®rdicos.
No debemos buscar si las causas son familiares, socioculturales o individuales: ya sabemos que lo son. Luego nos queda la v¨ªa institucional para decidir y poner los medios de manera que ning¨²n centro escolar, ning¨²n profesor m¨¢s permitan que nuevas generaciones queden de por vida descalificadas y estigmatizadas porque alguien no quiso asumir "que no hay dos personas iguales en el mundo" y que, por tanto, requieren una atenci¨®n diferente, una educaci¨®n personalizada, un entorno humano que los proteja e ilusione.
Koldo Saratxaga. Promotor e impulsor de Ner Group
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