Sant Feliu de Gu¨ªxols, base de la Real F¨¢brica de Nav¨ªos en el XVIII
Una exposici¨®n muestra la importancia de la localidad en el reinado de Felipe V
Una carta escrita en 1780 por un marinero de Begur (Baix Empord¨¤) a su familia desde el sitio de C¨¢diz, en la que les detalla todos los barcos que le rodean, uno de los ca?ones navales m¨¢s grandes de la armada espa?ola del siglo XVIII o la reproducci¨®n del mascar¨®n de proa de otro nav¨ªo destacan entre las 150 piezas que re¨²ne Fustes i canons. Una aventura del segle XVIII. La muestra recrea un momento hist¨®rico trascendente para Sant Feliu de Gu¨ªxols, cuya bah¨ªa se erigi¨® en astillero real para la construcci¨®n de grandes barcos de guerra. La exposici¨®n quiere ¡°mostrar c¨®mo se viv¨ªa en la localidad durante aquel siglo¡±, explicaba el comisario de la muestra, Antonio de P¨¤dua Homs.
Sant Feliu de Gu¨ªxols ha tenido a lo largo de la historia una importante presencia en las haza?as navales y una singularidad propia en la construcci¨®n de los barcos. En sus astilleros se construyeron embarcaciones de todo tipo, desde humildes botes pesqueros a grandes nav¨ªos y tambi¨¦n buques de acero. La culminaci¨®n de esa etapa lleg¨® de la mano del Marqu¨¦s de Bergeick, Antonio Gazta?eta y del Cardenal Alberoni, al crearse la Real F¨¢brica de Nav¨ªos durante el reinado de Felipe V.
De los astilleros
El Real San Felipe, el San Bartolom¨¦, conocido tambi¨¦n como Camb¨ª, y Nuestra se?ora de Montserrat, apodado El Cathal¨¢n, con 80, 66 y 70 ca?ones, respectivamente, se construyeron en estos astilleros. La exposici¨®n destaca la importancia comercial y de negocio de esta localidad costera, puntera en venta de aguardientes, redes y tapones de corcho. Y tambi¨¦n la estrat¨¦gica situaci¨®n geogr¨¢fica, como refugio natural a mitad de camino entre Francia y la capital catalana. Dos circunstancias que determinaron la decisi¨®n de instalar all¨ª la construcci¨®n de nav¨ªos, en un momento en que tras la Guerra de Sucesi¨®n, Barcelona estaba destruida y no era un lugar estable.
Las tres embarcaciones construidas con robles centenarios en Sant Feliu, de unos 50 metros de eslora, 15 de altura y 14'5 de manga, fueron los mayores barcos de guerra del siglo XVIII en la Espa?a peninsular y fueron los prototipos y modelos experimentales de los famosos Gazta?eta de 60 ca?ones. Un hecho tan trascendente produjo un importante impacto en la localidad y en sus 2.219 habitantes de aquella ¨¦poca. Sant Feliu alcanz¨® unas dimensiones de ciudad de tama?o medio en el Mediterr¨¢neo.
La muestra revive las condiciones de vida del siglo XVIII, las de los marineros a bordo de los barcos, con tripulaciones de m¨¢s de 600 hombres, los peligros, la seguridad, la disciplina y el orden y la sanidad.
El puerto era un
Entre las piezas expuestas, procedentes de una veintena de museos, archivos y colecciones privadas de Espa?a e incluso del Museo Nacional Mar¨ªtim de Greenwich de Londres, est¨¢ el Tratado de las enfermedades ven¨¦reas (Madrid, 1791), que era utilizado por la Armada. La carta manuscrita del marinero de Begur, Antoni Furment, destaca seg¨²n el comisario de la exposici¨®n, porque ¡°es muy extra?o poder encontrar este documento en aquella ¨¦poca porque era de alguien que conoc¨ªa la lengua, sab¨ªa escribir, ten¨ªa tinta y lo m¨¢s importante, tiempo para poder escribir¡±.
Fustes i canons. Una aventura del segle XVIII, que tambi¨¦n expone pistolas, sables, balas de ca?¨®n, maquetas de gran tama?o procedentes del Museo Naval de Madrid o del Mar¨ªtimo de Barcelona, exvotos y abundante documentaci¨®n de la ¨¦poca, ser¨¢ la primera exposici¨®n temporal que ocupar¨¢ el espacio Thyssen. De los 44.000 euros de presupuesto, el 70% ha sido sufragado con diferentes subvenciones.
Al final de recorrido, los visitantes podr¨¢n probar algo muy parecido a las galletas que alimentaban a los marineros embarcados en estos nav¨ªos. Confeccionadas con harina integral sin levadura, muy amasadas y cocidas dos veces, eran tan extremadamente duras que muchas veces deb¨ªan mojarlas en agua de mar para poderlas comer. La muestra se podr¨¢ visitar en las salas del Palau de l'Abat del Monasterio de Sant Feliu hasta el 31 de mayo.
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