Hacienda no sab¨ªa en 2013 donde se ingresaban las ¡®microtasas¡¯ del Iradier

Si Hacienda no tiene controlado un solo euro de los ingresos o gastos de una administraci¨®n es que, o bien hay un problema de descontrol, o sus responsables miran para otro lado.? A finales de 2013, despu¨¦s de un ejercicio te¨®ricamente contabilizado y dos presupuestos diferentes, los de 2012 y de 2013 ¡ªeste en plena ejecuci¨®n¡ª, ni el concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Vitoria, Manuel Uriarte, ni el responsable de la gesti¨®n tributaria de ese departamento, Mois¨¦s Guridi, aseguraron no tener claro ni d¨®nde se hab¨ªan ingresado las facturas cobradas a los promotores que se beneficiaron por las tasas bonificadas ilegales del Iradier Arena, ni si finalmente ese dinero se hab¨ªa regularizado en la cuenta general.

?Por qu¨¦? Porque tal y como explicaron ambos en sus declaraciones ante el fiscal jefe de Vitoria, Josu Izaguirre, Hacienda no emiti¨® ning¨²n recibo para liquidar las tasas.

El PSE denunci¨® los hechos a mediados de 2013, y cuando en octubre de ese mismo a?o, el fiscal jefe de Vitoria, Josu Izaguirre, les interrog¨® a ambos en calidad de testigos, los dos se quitaron el asunto de encima aventurando que quiz¨¢s, los ingresos correspondientes a las tasas de uso del centro multiusos, bonificadas con hasta el 99%, podr¨ªan haber acabado en cuentas de Cultura, si bien ninguno de los dos dijo ser consciente de si finalmente se hab¨ªan regularizado, precisamente porque ¡°no hab¨ªa recibos de Hacienda¡±. Unos recibos que eran preceptivos.

El caso Iradier Arena es el de la b¨²squeda de soluciones a un conflicto entre legalidad y objetivos pol¨ªticos, que ganaron los segundos. La corporaci¨®n de Javier Maroto se encontr¨® con el cors¨¦ legal de una tasa que les obligaba a cobrar 17.000 euros diarios ¡ªmuy por encima del mercado¡ª por el uso de ese centro. Sin embargo, en vez de cambiar la tasa, al menos el departamento de Cultura se dedic¨® a obviarla y a programar actos subvencion¨¢ndola y as¨ª dar satisfacci¨®n al impulso pol¨ªtico de la corporaci¨®n, que buscaba justificar su inversi¨®n en el centro con actividad.

Hay un correo electr¨®nico en marzo de 2013 que dirige Mois¨¦s Guridi a Enrique Ruiz de Gordoa ¡ªel t¨¦cnico responsable del centro¡ª cuando este le pregunta si no podr¨ªa bonificarle las tasas al circo Wonderland. El responsable de Gesti¨®n Tributaria le responde que no: ¡°S¨¦ que alguno de ellos renunciar¨ªa si no hay exenciones por lo que creo que es mejor desanimarlos desde el principio en lugar de marearles¡±, le dice Guridi. El circo Wonderland se instal¨® en Vitoria con una tasa bonificada. Pag¨® 2.644,50 en vez de los 264.451,51 legales.

Lo que tendr¨¢ que resolver el juez, cuando abra el juicio oral, es si todos en aquella corporaci¨®n hicieron la vista gorda, y permitieron esa pr¨¢ctica ilegal, o si Encina Serrano y el t¨¦cnico Enrique Ruiz de Gordoa lo hicieron a solas y a escondidas.

La pregunta que no hizo el fiscal en la fase previa, ni a Uriarte ni a Guridi es qu¨¦ cantidades contabilizaron en el cierre del ejercicio de 2012 de las cuentas te¨®ricas de Cultura en las que ingresaron las microtasas aquel a?o. Tampoco si no se extra?aron al ver cantidades extremadamente peque?as, para los conciertos y eventos que se hab¨ªan celebrado, y en consecuencia, no elevaron ninguna pregunta a Cultura para que explicara la baja recaudaci¨®n por tasas de uso del Iradier Arena. Uriarte podr¨ªa desconocer en el momento de la declaraci¨®n ante el fiscal los ingresos de 2013, pero no los de 2012.

Hacienda controla, al menos una vez al a?o las cuentas de Cultura y coteja los conceptos de ingresos y gastos para hacer el arqueo y liquidar el presupuesto.